Para ser lunes, el día había estado bastante relajado. Probablemente los maestros tenían flojera o algo porque nadie dejó tarea y las clases no estuvieron nada complicadas, incluso hubo una en la que la profesora decidió ponernos una película "para relfexionar". Evidentemente lo que ella quería era reflexionar sus sueños porque se quedó dormida toda la clase. Cuando sonó el timbre del final, tomé mis cosas y salí para encontrarme con Amanda y Sarah.
-Llegué a la conclusión de que me urgen vacaciones- Decía Amanda mientras se acercaba a mí caminando con fatiga.
-Sí, definitivamente no eres la única que piensa así.- Le contesté negando. -¿Y Sarah? – Busqué a mi otra amiga con la mirada.
-Ahh, se sintió mal del estómago y se fue antes.
-Quisiera ser yo la que se sintiera mal del estómago en estos momentos...- susurré pero ella me escuchó.
-No digas eso, deja de ser tan negativa. A ver dime, ¿qué es lo peor que puede pasar? Sólo es un trabajo Jessie.
-Ya lo sé. Supongo que son los nervios de equivocarme y que algo salga mal por mi culpa.
-Es entendible si te pasa, eres nueva y tu jefe lo debe entender. Además apuesto a que te darán capacitación o esas cosas que le hacen a los nuevos.- Me abrazó de lado y caminamos a la salida. –Yo te mandaré fuerzas desde mi casa mientras veo Netflix y me relajo. –La vi con ojos de molesta.
-Te odio. Si te mando mensaje de ayuda ve y finge que eres una clienta para que me des apoyo.
-Lo haré, sirve que le hecho ojo al meserito gruñón que dices - Bromeó.
-Ya te dije que su actitud mata su "linda cara". Esa es otra de las cosas que no quiero, toparme con ese.- Bufé.
-Ya, ya. A ver... muéstrame una sonrisa que diga: SOY LA PERSONA MÁS POSITIVA Y ESTOY FELIZ POR MI NUEVO TRABAJO.- Dijo dando saltitos. La vi con cara de espanto y luego hice una sonrisa fingida enseñando mis dientes.
-¿Eso es todo lo que tienes? Das pena Adkins. –Me dijo negando y cruzándose de brazos.
- Ya lo sé, soy un desastre- Hice un puchero. –Mantendré la cara en alto y haré que te sientas orgullosa. – Apreté mi puño en señal de triunfo.
-¡Esa es mi amiga! Ahora, mueve tu trasero y sube a tu lindo auto que apenas y tendrás tiempo para comer. Es tu primer día de trabajo y debes ser puntual.- caminó hacia su auto y antes de subirse me gritó- ¡Si pasa algo sólo escribe la señal de S.O.S y yo iré al rescate!
Nos despedimos y cada una subió a su auto para marcharse. En todo el camino a mi casa no dejé de pensar en qué pasaría dentro de las siguientes horas. Me sentía algo ridícula por estar nerviosa, pero es que no quería equivocarme ni recibir un regaño como el que vi aquél día. Al llegar a mi casa, le escribí un par de mensajes a mis amigos y a Erik. Me ayudó el que los tres me consolaran y me dieran ánimos, después de todo, era cierto, sólo era un trabajo y no es como que iba a tenerlo toda la vida. Era una exagerada, lo acepto.
Cuando terminé de comer, subí a cambiarme a mi habitación. Traté de ponerme lo más presentable posible y me di un retoque al maquillaje. Miré el reloj y faltaban 20 minutos para mi hora de entrada, por lo que era momento de irme. Quería ser puntual y por puntual, me refería a llegar diez minutos antes. Sí ya sé, soy una intensa.
-Ma, ya me voy. Deséame toda la suerte del mundo.- Le dije mientras la abrazaba con fuerza.
-Cielo, te irá bien. Sé que le pondrás todas las ganas.
ESTÁS LEYENDO
La ironía de lo inesperado [Editando]
Novela JuvenilLas cosas empeoran para Jessica Adkins cuando tiene que abandonarlo todo. Su casa, escuela, a sus dos mejores amigos y peor aún... al amor de su vida. Llegar a una nueva ciudad no es nada fácil y menos con la especial forma de ser que ella tiene. A...