Parte 4 23.05.2013

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Hoy hace ocho años te fuiste, nos dejaste... Te nos adelantaste, nos dejaste: Un montón de amor, amor repartido entre todos tus hijos, nietos, sobrinos, primos, ¡Toda tu familia! Esa familia, que incondicionalmente te amó en el silencio y ahora que no estas, desde el fondo de su corazón se arrepiente por no haberte dicho todos aquellos 'te amo' reprimidos, que en su momento daban vergüenza; ahora somos nosotros, los he aquí vivos, los que avergonzados de no haber profesado nuestro amor, de no haber dicho tantos 'te amo' en su momento, aquellos que hubiesen sido mucho más que una alegría para tus oídos, esos que te habrían sacado una sonrisa sincera, de las más sinceras. Esas simples palabras, cinco miserables letras, pronunciadas en el timbre de voz adecuado para tus oídos, esas palabras serían tu alegría eterna.

Ahí estuvimos, sí, pero no siempre. Estábamos en lo fácil y no siempre en lo difícil, a penas teníamos tiempo para verte: Trabajo, colegio, distancia, ahora son sólo excusas, porque te pensábamos eterna, aunque sabíamos que no eras tal cosa, así lo creíamos, porque así somos los seres humanos: evasores del sufrimiento, que pensamos que todo es para siempre, constándonos que no es así. Queríamos evitarnos el pensar que un día de nuestras manos te ibas a ir y que no estaría para darnos ese apoyo que tanto necesitábamos en los momentos difíciles; ahí estuviste siempre para nosotros y nosotros, tan ingratos, que no estábamos para ti cuando nos necesitabas. Eternos, no, no somos eternos y no todos vamos al Cielo, para reencontrarnos y tampoco vamos a quedarnos mucho tiempo en tierra.

Uno nunca dice todo lo que quiere en la tierra y mucho menos hace todo lo que quiere. Pondría mis manos al fuego ahora mismo gustosa, para apostar que querías hacer muchísimas cosas que por A o B motivos, no pudiste. También hay un montón de cosas, que de seguro, quisiste decir, cosas que solo tú podías decir porque nadie iba a decirlas por ti. Seguro querías viajar, salir de esa casa, aprender a leer, eras tan sencilla que te conformabas con un paseo en micro, no te gustaba que gastaran en ti innecesariamente.

¿Fuiste feliz en la tierra? No lo sabremos, eso solo tú lo sabías y ojala lo hayas sido, porque nada va a hacernos más felices que saber que fuiste feliz en vida si es que a esto que llamamos mundo, se le puede llamar vida. Espero que en el Cielo te sean retribuidas todas tus buenas acciones, porque es eso lo que mereces. Sólo cosas buenas para la más buena.


Carta a una abuela que está en el cielo.Where stories live. Discover now