Como no pude estar contigo la mañana del lunes, y como no voy a estar contigo hoy, quería escribirte una carta más para que tú sepas cuánto te quiero, cuánto te voy a echar de menos y cuánto cambiaste mi vida. Me gustaría haber podido decirte todo esto mientras estuviste con nosotros, pero sé que tu espíritu sigue iluminando. Esta mañana me desperté a las cinco. Hacía mucho frío, estaba lloviendo, lo cual no es una rareza en Temuco, ya que ni siquiera había un atisbo de luz. Me sentí muy triste y sola mientras me sentaba en la cama, para pensar simplemente el ¿Por qué?, y pensé en algunos momentos especiales que había tenido contigo, y de repente, tuve otro. Las nubes se empezaron a abrir y mientras salía el sol, la combinación más perfecta de rosa, azul y amarillo pintó el cielo e iluminó el frío. Paré de llorar y comencé a sonreír, sabiendo que tú me estabas cuidando a través de esta pintura en el cielo. En ese momento supe que había algún Dios guiándome a ti, con estos bellos colores plasmados en el cielo, sabía que algo me guiaba a ti.
Antes de terminar esta carta quiero darte las gracias por todo lo que has hecho por mí. Me presentaste mis grandes pasiones, las lectura, (sí, aún recuerdo cuando me hacías leerte el diario, porque tu no sabías leer) los idioma, cuando le decías a mi mamá (la niña es lengua de trapo, se le van hacer fáciles los idiomas). Fuiste tú quien me dio esa característica única, en la cual por ti y por mis padres soy una de las mejores de mi generación, soy esforzada y responsable, tengo un buen promedio, los profesores me dan trabajos aparte sin que mis compañeros sepan, y hablo tres idiomas, y además estoy aprendiendo uno nuevo.
Creo que al fin y al cabo entendí porque la pedagogía es lo mío, supongo que siempre debí saberlo, pero no me atrevía, por miedo a lo mejor quien sabe.
Me siento tan bien, cuando te escribo, es como si estuviera hablando contigo en este preciso instante. Lo cual sería extraño ya que son las 3:50 pm del martes.
Me siento tan culpable, todos los años sin falta recuerdo ese 23 de mayo donde partiste en tu viaje y nunca más regresaste. Este año fue distinto, y debo decírtelo. Tuve clases como un día normal, pero llegué a casa a terminar un par de informes para un ramo de léxico y no fue hasta la hora de once, cuando veo la fecha en el notebook, y dice 23-05-2017. Y entro en llanto, mi mamá desde su habitación me pide que no llore, porque a ella la pone muy triste, sabes que es lo peor, que no pude dejar de llorar. Que han pasado casi 12 años y sigo sin poder hablar de ti, sin que me dé pena, o entre en llanto. Mis amigos en la U cuentan de sus abuelos, que los van a visitar al campo que se yo. Pero cuando me toca contar de ti no puedo. Empiezo diciendo cuando era pequeña, te leía el diario, pintaba monitos contigo, jugábamos en el piso con janito, me pelabas fruta, recuerdo me gustaba el tomate. Y no puedo terminar, entro en llanto. No me puedo sacar de la cabeza esas imágenes de ti. Cuando era el día del abuelito (a) en el colegio y venía llegando con un regalo para ti y para el tata, pero tú estabas sufriendo con los dolores, apretabas las manos con las frazadas en silencio, mordías tu lengua, pero yo tenía 8 años, sabía que te dolía. Y después cuando ya diste el último aliento. Era un lunes de escuela muy temprano, el tío Henry me fue a buscar para que me despidiera de ti. Pero ya no eras tú, salí corriendo y llorando de la casa, el tío Henry me detuvo, me calmó y me dijo- cálmate, tienes hermanos pequeños, tienes que ser fuerte para tú mamá.
Y así fue, no te lloré hasta que nos cambiamos a San Bernardo. Janito es testigo de eso, lloraba cada noche por ti. (No puedo seguir escribiendo, estoy llorando, lo siento mucho.)
Solo abrir los ojos al despertar, he sentido un fuerte dolor que oprimía mi pecho y entendí que me estaba faltando algo más que lo necesario para cubrir mis necesidades materiales, hoy se cumplen 12 años de tu viaje antes anunciado, marchaste de este mundo y no me he podido acostumbrar a tu ausencia, debería existir un manual de instrucciones para aprender a recuperar la vida después de una dolorosa partida como lo ha sido la tuya, el tener que dejarte ir sin hacer más que desearte lo mejor aquí o en otro lugar donde estés.
El corazón no puede hablar pero se comunica con muy claro lenguaje con las lágrimas que brotan de nuestros ojos para demostrar el inmenso dolor que en él se alberga. Sin embargo en tu caso no hiciste más que atender a un llamado del cielo que no te dejaba más alternativa que obedecer en respeto a las leyes de la vida.
Fuiste y siempre serás mi primer pensamiento, mi orgullo y admiración, mi ejemplo y no creas que he pasado de tus consejos al contrario, en tu memoria trato de cada día parecerme más a ti aunque con poco éxito, porque me demostraste una valía indescriptible . Siempre te amaré mama y espero un día volverte a abrazar y contarte cosas que sucedieran en mi vida después de tu partida, porque de antes de ello poca cosa se me habría olvidado. Doce años han pasado y parece que fuera ayer cuando he tenido que afrontar esa terrible angustia que nos deja el perder a una abuelita, de seguro estarás muy bien y me alegra bastante porque eso me incita a luchar por seguir adelante imaginando que desde arriba observas todos mis pasos y deseo estés orgullosa de mi o que al menos me comprendas.
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Carta a una abuela que está en el cielo.
Short StoryEn estos cortos capítulos compartiré con ustedes, una carta que le he escrito a mi abuela que falleció hace unos 12 años. Espero algunos se sientan identificados y ls guste.