Cuando el pasado es el presenté

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Paso una semana, siete días, ciento sesenta y ocho horas, diez mil ochenta minutos, en ese tiempo fuí feliz, como nunca antes lo había sido.

No volviste a ver a Bruce, ni siquiera volteabas a ver a Roy Harper por los pasillos, era como si yo fuera el centro de tu universo, y me encantó cómo se sentía.

A veces, sin esperarlo tomabas mi mano y entrelazabas nuestros dedos, era cálido, todo en ti lo era, tu cuerpo, tus besos, tus caricias. Jamás me cansaría de ellas, era como si me enamorará por primera vez todos los días.

Todo parecía perfecto, hasta que lo vi enfrenté del colegio apoyado en su coche con una mirada que no podía describir. ¿Por qué estaba ahí? ¿Por qué ahora? ¿Qué necesitaba ese sujeto para dejarte vivir tu vida?

-Wally- Me llamaste mientras te colgabas de mi brazo como solías hacerlo.- ¿No quieres comer pizza? Megan festejará su...- cuando tu vista se fijó al frente te tensaste, y tu agarre se aflojo un poco.- Mierda.

En cuanto Bruce te vio, su mirada cambió a una autoritaria. Como si te ordenará ir con él.

-Tengo que hablar con él. - Me dijiste soltando mi brazo.

-Dick...

-Todo está bien.-me sonreiste.- Sólo debo despedirme claramente, adelantate con Megan, yo te alcanzaré.

No me agradó la idea, pero tampoco podía prohibirte nada, al final de cuentas, seguíamos siendo amigos, sólo eso.

Caminamos, hasta la salida y tú te detuviste donde él.

-Te veré con Megan.- Te recordé mientras miraba a ese tipo con rencor, él ni siquiera se inmutó sólo te veía fijamente.

Sin esperar tu respuesta seguí caminando.
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En cuánto la puerta se cerró, lo único que pasó fue el choque de mi boca contra la tuya, mientras te acerque a mi cuerpo nuestras lenguas jugaban explorándose. Quería que fueras mío, que ese tipo supiera que ya no lo necesitas, que yo estoy aquí y nunca más volverías a buscarlo.

Nos separamos por falta de aire y pusiste tus manos sobre mi pecho.

-Hoy, estas extraño.- dijiste entre exhalaciones.

-Hazlo conmigo.- Te pedí mientras recargaba mi cabeza sobre tu hombro. Y sin poder evitarlo las lágrimas comenzaron a salir.- Por favor, no lo necesitas. - mi voz se entrecorto.- Yo haré todo lo que él hacía, todo y más... Por favor...dejame quererte.

-No tienes que ser él. - Me dijiste, frotando tu mano en mi espalda. -Si estoy aquí, es por algo ¿No lo creés? - Pude sentir tu mano colarse por debajo de mi playera.- Si estoy contigo, en tu cuarto ¿No es obvio lo que escogí?- Te estreche fuertemente contra mi, llorando desconsoladamente. - Todo está bien Wally, estoy aquí.

¿Y por cuanto tiempo sería así?

Entré Sábanas BlancasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora