Capítulo 9

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Se supone que una habitación así esté o toda sucia y abandonada o limpia y ordenada. Pero jamás pensé que estaría habitada.

El ático estaba pintado de rosa. Había millones de juguetes para niñas y una cama rosa en una de las paredes. En el medio de ésta está una niña sentada en una pequeña mesa desayunando. La niña cuando subí levantó la vista y ahora me miraba fijamente. Pero, pero no era la niña que esperaba. No era la que vi desde la vereda. Ésta niña es un poco más grande, me mira sorprendida y parece bien viva. Me parece conocida.

"Tiene 7, esa es la foto más actual que tenemos" Bruno. Bruno me había mostrado una foto de su hermana hace unos días.

—¿Gala?—pregunto dubitativa.

—¿Me conoces?—pregunta la niña sorprendida. Me acuerdo que Bruno dijo que la habían secuestrado. ¿Por qué no intenta huir?

—Conozco a tu hermano—contesto. Ésta conversación es tan bizarra— ¿Qué, cómo estás aquí? ¿Qué pasó? ¿Por qué no estás intentando huir?

—El señor Morales me trajo aquí, ellos quieren que imite a su hija, no me dejan salir, si salgo lastimaran a mi familia—dice comenzando a llorar.

—Tranquila, te sacaré de aquí, avisaré a la policía, si están arrestados no podrán hacer nada—le digo. Mi celular (que había recuperado) suena. Lo agarro y lo prendo.

Erin: Sal de allí. No puedo entretenerla más. Está comenzando a sospechar me parece.

—Debo irme pero te juro que te ayudaré a salir—le prometo y ella asiente.

—Gracias—escucho cuando estoy bajando. Cierro la puerta con llave a mi pesar. Dejo la llave donde estaba y voy corriendo a las escaleras.

Ya abajo hago como que todo está bien e insto a que nos vayamos rápido. A lo cual Erin asiente y tratando la situación para que Carla no sospeche nada nos despide.

Ya lejos de su casa y en camino a la nuestra nos relajamos.

—¿Crees que sospecha algo?—le pregunto.

—No, por suerte llegaste a tiempo como para que lo haga, además Carla es despistada, se olvidará de cualquier pensamiento de sospecha en unos minutos—le resta importancia— ahora dime que fue lo que pasó—me incita.

—Ahora no, en casa—le digo y ella se cruza de brazos molesta mientras yo me encojo de hombros. Cuando llegamos a casa veo a Bruno sentado en el pasto con un amigo— ya vuelvo—le digo a Erin.

—¿Qué vas a hacer?—me pregunta.

—Ya te diré, espérame un poco—le digo, ella asiente resignada al ver que no diré nada y yo voy hacia Bruno y su amigo— hola—saludo al amigo y me giro hacia Bruno— ¿puedo hacerte una pregunta extraña?

—Seguro—contesta.

—En la fiesta de Halloween, ¿Carla y su marido estaban invitados?—le pregunto.

—Sí, me parece que sí, ¿por?—pregunta confundido.

—Es que vengo de su casa y ella mencionó algo sobre ello, nada importante—contesto y me voy.

...

—¿Y?—me pregunta Erin cuando llego a nuestro cuarto— ¿estás alucinando o si hay un fantasma?—pregunta impaciente.

—Peor—digo dirigiéndome a mi cama y sentándome en ella. Erin deja de estar parada y se sienta a mi lado.

—¿Cuánto de peor?

—Mucho—contesto— fue algo que no me esperaba, que no sé cómo manejar.

—Oh, por favor, dime ya—insiste. ¿Es buena idea decirle?

—Se trata de Gala—finalmente me doy por vencida. Erin frunce el ceño.

—¿Qué tiene que ver la hermana de Bruno...—comienza a decir Erin pero no termina la pregunta— no—comienza a negar con la cabeza— imposible—se vuelve hacia mí— ¿Viste a la hermana de Bruno en el ático?—por fin se atreve a preguntar.

—Sí—confirmo— ¿Qué debo hacer?—le pregunto. Sé que debo llamar a la policía pero... ¿No sería sospechoso que haya encontrado ya un cadáver y ahora haya encontrado una niña secuestrada? Además había entrado al ático sin el conocimiento de Carla.

—Llamar a la policía, obvio—dice y yo le paso mis preocupaciones— podemos hacerlo anónimamente—sugiere.

—Esa es una buena idea pero ¿si nos rastrean la llamada?—Erin sigue pensando.

—Hay una cabina de teléfono a unas calles de aquí, podemos llamar desde allí—dice.

—¿Ves muchas películas por casualidad?—pregunto con una ceja alzada y ella solo se encoge de hombros.

—Tal vez—se hace la misteriosa y reímos.

...

—¿Estás segura que no tenemos que decirles a nuestros padres?—pregunto por décima vez mientras nos escabullimos a la tarde para llamar por la cabina de teléfono.

—¿Quieres ir a un loquero?—pregunta y yo ruedo los ojos en derrota— exacto. Ellos no creerían lo que yo creo que eres, pensarían que hay algo malo en ti, igual que como pensabas por la mañana antes de decírmelo.

—¿Y si todo es una coincidencia y de verdad estoy loca?—pregunto.

—Oh vamos, jamás en tu vida viste a la hija de Carla y me la describiste bien, además está eso de "Ayúdala" que dice que debemos ayudar a una chica, obviamente, pero Carla no está en ningún problema, ella es el problema, el espíritu de su hija debe querer arreglar lo que está pasando—explica.

—No soy una médium—afirmo.

—Puede que no, pero eres algo más que una simple chica que despertó de un coma—dice y me interrumpe de hablar cuando llegamos a la cabina. Saca cambio y llama. Decidimos que ella hablaría. Yo me quedo afuera esperando a que termine cuando lo veo de nuevo. El lobo. Sus ojos amarillo brillante tras un arbusto. Ladea la cabeza en forma de pregunta y eso me toma por sorpresa, las 2 veces anteriores que lo vi apenas se había movido. Le doy una sonrisa, él me trae un buen sentimiento ésta vez— todo listo—sale Erin de la cabina y sacando mi concentración del lobo. Cuando vuelvo a mirarlo no está más.

—¿Qué dijiste?—digo olvidándome del lobo.

—No dije la palabra secuestro, no me creerían sin pruebas—explicó— en cambio, dije que vi al señor Morales con un arma, algo como si fueran explosivos y planos yendo hasta el ático de su casa sin querer y que estaba muy asustada—se encoge de hombros.

—Ok, entonces volvamos a casa antes de que se den cuenta de que no estamos—digo. No sé si la policía se lo tragará pero... supongo que solo hay que esperar.

...

Al otro día por fin se vieron los frutos de nuestra acción. Mi padre contó en el desayuno que habían encontrado finalmente a Gala y que no podía creer que los Morales hayan hecho algo así. Bruno parecía extasiado de felicidad cuando lo vi por la ventana regresar a su casa con su hermana en brazos y en ese momento sonreí. Había hecho algo bueno. Había reunido a una niña con su familia. Tal vez lo que me pasaba era algo bueno después de todo.

Voces en mi cabeza. #CameliaAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora