Celos?

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Sentí mi nariz picar unos pequeños instantes antes de estornudar por quinta vez.
"Hace frío"
Susurre al tiempo que ocultaba mi nariz y mi boca bajo la bufanda buscando resguardarme de la pequeña ventisca fría que soplaba.
"Es obvio, lo sientes aún más porque te enfermaste, idiota"
Te encontrabas de pie junto a mi, tomando mi mano con nuestros dedos entrelazados. Después de la gran tormenta que nos había azotado no lograba entender cómo yo era el único que se había enfermado, en cambio tú parecías completamente normal.
"Bueno, escuche por ahí que los idiotas no se enferman y tú eres el rey de ellos"
Dije burlón, una sonrisa divertida se dibujó en mi rostro mientras veía como tú fruncías el ceño y me abrazabas con fuerza mientras colocabas una de tus manos sobre mi cabeza ejerciendo un poco de presión pero sin lastimarme.
"Que acabas de decir? El único idiota aquí eres tú!"
Se te veía algo molesto pero no pude evitar reír, me sentía feliz de tenerte a mi lado, eso bastaba para mi. Al ver mi reacción te calmaste y sonreíste mientras dejabas un pequeño beso entre mis cabellos.
Caminamos el resto del trayecto abrazados, nuestro andar era torpe y las personas nos miraban pero aún así no quisimos separarnos pues el calor del otro era lo que más anhelábamos.
Llegamos a un parque y nos sentamos en un banco, tú te sentaste primero y yo a tu lado para después subir mis piernas a las tuyas.
"Que estás haciendo idiota? No soy mueble para que te recargues"
Apartaste mis piernas pero enseguida las regrese encima de las tuyas iniciando contigo una pequeña discusión en la que tú parecías enojarte y yo me reía de tus expresiones.
El ambiente entre tú y yo podía llegar a parecer de una pareja recién casada.
Reí un poco ante mis pensamientos y envolví con cariño mis brazos a tu cuello acercando lentamente mi rostro al tuyo para juntar nuestros labios, tú seguiste mi ritmo y sentí como una de tus manos me abrazaba fuerte por la cintura mientras que la otra se envolvía en mi cabello. Nos separamos por falta de aire y nos miramos a los ojos. Tú sonreíste levemente y en cambio yo mostré una sonrisa aún más amplia.
"Eso quiere decir que gane la discusión, Bakeyama?"
Tú pareciste un poco inconforme pero terminaste cediendo. Nos quedamos un rato en silencio pero no uno incomodo sino uno donde podíamos disfrutar plenamente de la presencia del otro.
Entonces vimos a lo lejos a un señor que se encontraba vendiendo algodón de azúcar y mis ojos brillaron, tú pareciste notarlo pues apartaste con gentileza mis piernas poniéndote de pie, me preguntaste si en realidad yo quería uno, a lo simplemente sonreí y asentí rápidamente con la cabeza.
Vi como comenzabas a alejarte mientras miraba tu silueta. Un calor me invadió por completo haciéndome sonreír, estaba feliz. Así que eso era como se sentía ser amado.
Entonces vi como una chica se acercaba a mi preguntándome dónde quedaba una dirección, amablemente conteste y le dije donde quedaba.
Ella se retiró agradeciéndome volviendo a quedarme solo hasta que te vi de pie frente a mi y me diste el dulce con algo de brusquedad.
"Vámonos"
Tenías el ceño fruncido lo cual me desconcertó pero no quise cuestionarte así que me levante y asentí.
Te seguí dirigiéndonos a tu casa mientras abría lentamente el plástico que envolvía el algodón de azúcar y comenzaba a comerlo. Era un silencio un tanto extraño, el ambiente era un poco pesado pero aún así tú no dijiste nada.
Me acerqué a ti con precaución y te mire la cara, tenias el ceño fruncido y una clara expresión de molestia, te mire con curiosidad para después ponerme frente a ti y caminar de espaldas encarándote.
"Sucedió algo malo que hizo que te enojaras? Hice algo mal?"
Tu te detuviste a mirarme y yo te imite deteniéndome a unos cuantos pasos, me miraste por unos instantes pero después evitaste mi mirada queriendo continuar tu camino como si nada pasando a un lado de mi. Eso me irrito así que te tome del brazo con fuerza.
"Contéstame!"
Grite casi en una suplica. Tú rostro parecía aún más enfadado pero eso no me hizo flaquear por ningún instante, más bien aferre más mi agarre en espera de tu respuesta.
"Que esperas que te diga imbecil?! Estabas coqueteando con aquella chica mientras yo compraba esa mierda que querías!"
Me sorprendí ante tu respuesta pero enseguida solté un suspiro con alivio mientras soltaba mi agarre.
"Así que era eso"
Susurre más para mi que para ti pero aún así lograste escucharlo.
"Así que era eso? Es todo lo que tienes que decir, imbecil?!"
Trataste de alejarte de mi agarre con brusquedad pero no lo permití. Fue entonces que sentí mi cuerpo moverse por sí solo, me acerqué todavía más a ti y envolví tu cuerpo con mis brazos al tiempo que apoyaba mi cabeza contra tu pecho. En esos momentos era cuando me sentía tan pequeño pero tan invencible a la vez. Podía escuchar el latido acelerado de tu corazón aunque no sabía si era gracias al enojo o a mi actuar.
"Dime Kageyama, te enojaste por qué estabas celoso?"
Me atreví a levantar la mirada y poder apreciar todas tus expresiones al tiempo que tú desviabas la mirada con un pequeño sonrojo.
"Y que si así fuera? Eres mío, me enoja que cualquiera se te acerque y busque hablarte pero también me enoja que a ti no te moleste y hables de manera tan natural"
Sentí tus brazos envolverme lentamente con delicadeza y después sonreí, envolví mis brazos en tu cuello para después jalarte con un poco de fuerza y lograr unir nuestros labios en un pequeño roce. Parecías sorprendido y eso me hizo sonreír.
"Eres un tarado, esa chica me pidió ayuda para encontrar un lugar y yo solo la ayude amablemente, no soy tu para tratar mal a las personas, Bakeyama"
Dije algo burlón. El color carmín de tus mejillas se intensificó y solté una leve risa.
"Tú de verdad debes amarme demasiado"
Apenas esas palabras salieron de mi boca, sentí como me tomabas de las mejillas y unías nuestros labios en un gran beso mordiendo levemente mi labio inferior, cuando nos separamos me miraste con fiereza mientras apoyabas tu frente en la mía.
"Y nunca dudes eso en cada maldito segundo de tu vida"

Amor de idiotas (KageHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora