Capitulo 14 -Estúpida Wendy-

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En la mañana desperté yo primero, pero no lo quise despertar, se veía tan lindo. Su celular vibró, probablemente le había llegado un mensaje. Sabía que estaba mal mirarle los mensajes, pero la curiosidad me pudo, y con todo el cuidado para no despertarlo, me levanté y revisé su celular.

Quedé en shock por dos razones, primero porque vi su bandeja de entrada con 50 mensajes recibidos del mismo número, y segundo, porque me di cuenta que el remitente era Wendy.

No podía creerlo, ¿Ellos se conocían? Austin seguía durmiendo, y yo, con lágrimas en los ojos revisé cada uno de los mensajes.

- No puede ser.. – gemí. Empecé a temblar cuando terminé de leer el primer mensaje

“Gracias por todo Austin, has sido un verdadero amigo estos días. Aunque… tu sabes que eres mucho más que eso; ¿cuándo nos podremos ver?, quiero mostrarte algo que se que te gustará”.

-Perra, perra, perra, perra, perra, perra… !!!- pensaba. Sin embargo lo que me desarmó realmente el corazón, fue la respuesta de Austin.

“Nos podemos ver cualquier día, estoy desocupado. Tú sabes que tampoco eres solo una amiga, Wendy. Nos vemos”

Qué mierda… intenté controlar los sollozos que se acoplaron en mi pecho, y leí todos los mensajes; y me di cuenta de la verdad. Austin no me quería, solo estaba jugando conmigo, yo solo era otra estúpida más que había caído ante su cara bonita y la letra de sus canciones. Ese pensamiento me rompió el alma en dos, y sentí como todo el mundo se me caía de nuevo, como la vez que intenté suicidarme. Todo se puso negro, mis ojos se volvieron opacos y la vida ya no tuvo sentido.

Sollocé inconsolablemente, hasta el punto que desperté a Austin.

- ¿Rose? – dijo, con un bostezo. Se dio cuenta de que lloraba – ¿Rose qué ocurre?

Me abrazó por detrás, yo me di vuelta bruscamente y le pegué una cachetada. Me sentía vacía, y al mirar sus ojos solo pude ver mentiras.

- Lo que pasa Austin, es que todo esto fue un error – le dije con la voz quebrada – un estúpido, y tonto error.

- Que pasa Rose¿es lo de anoche? Tu sabes que fue por amor – lo miré con odio

- Tú no sabes lo que es el amor Austin Mahone – estaba confundido, tomaba su rostro golpeado sin poder darse cuenta de la situación – No vuelvas a hablarme en tu vida.

Y le tiré el celular a sus pies. Salí del edificio con ganas de vomitar lágrimas, y apenas chequeé que no había nadie cerca, lancé un grito visceral mientras me tapaba la boca con la mano.

Lloré como nunca. Si alguna vez pensé que me sentía triste al saber que mis padres se separaban, o que Matt no me quería en realidad, o que Alice se iba… nada de eso se comparaba con el dolor de perder a Austin.

Se había ido la luz de mi vida, ahora todo estaba oscuro y yo no sabía a dónde ir. ¿Cómo había sido tan estúpida? ¿ cómo pude creer que me quería? ¿Cómo me deje engañar tanto?

Probablemente si no hubiera visto su celular, él hubiera seguido mintiéndome en la cara, y engañándome a mis espaldas con Wendy. Lo peor es que ella no tenía la culpa, bueno sí es verdad, es una maldita perra, pero siempre lo sospeché.

En cambio Austin… a Austin yo lo amaba.

Jamás me lo había preguntado, pero era más que cierto. Yo lo amaba con todas mis fuerzas, y de eso eran testigos mis lágrimas y sollozos. Amaba sus ojos claros, su risa en el teléfono, sus besos sorpresivos, su espalda fornida, sus caricias suaves, su voz, su energía de vivir, y sobre todo, amaba cómo hacía que el mundo me importara un bledo estando con él.

No salí de mi cuarto por 5 días, y el único que lo notó fue Freddie.

- No estés triste hermana – decía cada vez que me llevaba comida, la cual pocas veces probaba, para luego darme un beso en la frente e irse.

Dejé de revisar mi celular, porque tenía más de 100 llamadas perdidas de Austin, y no volví a meterme a internet luego de ver mi bandeja de entrada llena de correos de él.

Un día, me quedé sola en casa, mamá había salido con sus amigos del trabajo y le dije a Freddie que mejor fuera donde papá, a ver el partido de futbol juntos. Sentía que le empezaba a contagiar mi depresión.

Estaba tirada mirando el techo, cuando escuché un pequeño crujido del cerrojo y luego, la puerta abriéndose. Supuse que a mamá se le habían quedado las llaves, sin embargo un instinto, por no decir un mal augurio, me hizo ir a revisar si era verdad.

Mi sexto sentido no se había equivocado, ya que ahí, en la puerta de mi casa y con una botella de ron en las manos, estaba Matt.

Me quedé petrificada, debí haber salido corriendo, pero por más que quise no pude moverme. Él se acercó hasta quedar a un centímetro de mí. Yo temblaba de pies a cabeza.

- Que linda que estas Rosemary, hace tanto que no te veía… - tiró su aliento fétido a alcohol en mi cara, trayéndome recuerdos de el día que me había golpeado.

- Matt, vete… - le dije en tono suplicante. Él agarro mi mandíbula con fuerza, y me besó, o más bien me babeó la boca. Fue asqueroso, pero no tuve de otra, aún estaba pegada al piso.

- Mmm… sabes rico. Aunque la saliva te sabe a rubio, ¿por qué será? – Me preguntó irónico – muy mal mi linda Rose, hay que quitar ese sabor.

Siguió besándome, yo lloraba por dentro y de vez en vez se me escapaba una lágrima por los ojos. Pensaba en Austin, y en cuánto deseaba que él estuviera aquí y me salvara como la vez pasada; pero eso no iba a pasar, porque todo aquello había sido una farsa pues yo para él nunca fui más que un juguete.

Preferí dejar que Matt me besara, a que empezara la parte violenta de su borrachera, pero cuando me agarró el trasero con una carnalidad inquietante, no pude evitar echarme hacia atrás.

- ¿Qué pasa bebe? ¿No te gusta jugar conmigo? – sus ojos se llenaron de furia - ¿y qué tal con el rubiecito? ¿Con ese sí te gusta jugar? – Mis pies por fin cedieron, y comencé a dar pasos lentos hacia atrás – ¡CONTESTA, PERRA!

Rompió la botella en la pared, y algunos pedazos de vidrio aterrizaron en mi piel. Me vi acorralada, y no se me ocurrió otra cosa que pegarle en sus partes y alejarme. No sé cómo, pero él se recuperó rapidísimo del dolor, y se vengó de la peor forma que pudo haberlo hecho.

De su bolsillo sacó algo diminuto, y lo puso entre sus dedos con maldad. Yo no supe qué era, hasta que en un movimiento de dedos, una llama salió del encendedor.

- No… ¡NO MATT PORFAVOR NO! - grité cuando asimilé esa llama con todo el licor tirado en la alfombra.

- Adiós amorcito – se agachó, y lancé un grito desesperado. En un segundo todo estaba cubierto en llamas, la alfombra, los muebles, las cortinas, mi ropa. Vi a Matt desaparecer detrás del fuego que se interpuso entre yo y la puerta, y comencé a pedir ayuda a gritos.

La humareda aumentó hasta ocupar cada centímetro de mi casa, cada centímetro de mis pulmones. No bastó mucho tiempo para que comenzara a ahogarme, fui a mi pieza, el lugar menos contaminado y cerré la puerta.

Estaba mareada, tosía sin parar, la respiración se me cortó, caí al piso y al igual que meses atrás, la vista se me nubló. Lo último que vi fue una llama comenzando a tragarse mi puerta, y el mundo se volvió negro. Vi pasar mi vida frente a mí, pero una imagen no desapareció como las demás. Un chico rubio, de ojos color verde, tomándome la mano y susurrándome que viviera.

- Austin… - lancé un último respiro, y me di por vencida

My Hero {Austin Mahone} [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora