- Día 1 -

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"Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros"

___________ (tn)

Estaba desesperada buscando una chaqueta entre la ropa perfectamente doblada y acomodada de mi maleta.

Mi humor no ayudaba en mucho, estaba enojada especialmente por 3 cosas:

1.- Los meteorólogos jamás hacen su trabajo bien, pronosticando días calurosos cuando hay una tormenta eléctrica.
2.- Mis padres eran pésimos tomando decisiones.
3.- Me iría a vivir con la peor persona del mundo entero.

Y así era, mi compañero de apartamento tenía nombre y apellido:
Ethan Dolan

No niego que en primer año me caía bien, incluso llegue a encontrarlo atractivo, a él y claro a su hermano gemelo Grayson. Juntos se habían hecho los más populares de todo New Jersey desde que conocieron la aplicación "Vine".

Hasta que en segundo año sus padres se habían molestado tanto por sus "fans" que decidieron terminar con todo, y no había otra forma más que separarlos; así que mandaron a Grayson a Canadá y a Ethan lo cambiaron de escuela. Desde ese día su personalidad cambió completamente, ahora era un patán, egocéntrico y malhumorado. El típico popular malcriado niño de mami.

Para mí mala suerte nuestros padres se llevaban de maravilla, y juntos se dedicaron a pisotear el único objetivo que Ethan y yo teníamos en común, vivir solos.

Por más diferentes que fuéramos los dos queríamos lo mismo, al terminar los estudios Ethan se iría a vivir a Canadá con Grayson y yo viviría en Florida con mis mejores amigos Tyler y Jade.

Y así fue como surgió la grandiosa idea de nuestros padres. Cancelaron todas nuestras tarjetas y cuentas bancarias, de manera que no tuviéramos acceso en lo absoluto de nuestro dinero ahorrado, y el trato era vivir juntos en un apartamento por 3 meses, 90 tristes y largos días para después, como por arte de magia ser libres, podríamos tener nuestro dinero y formar nuestras vidas cada uno.

Brillante idea ¿no?

Por fin encontré mi chamarra y cerré mi maleta, me la puse y dí una última mirada al que había sido mi cuarto, no lo vería en mucho tiempo.

Salí cerrando cuidadosamente y caminé hacia las escaleras, donde me topé con unos enormes ojos cafés.

— ¿Necesitas ayuda? — dijo Ethan señalando la maleta.

— Ah si, claro — dije sonriendo, él solo me miró y bajó la maleta.

Oh Dios estos 3 meses serían muy largos.

Bajé con la más mínima esperanza de que mis padres dijeran que todo era un juego y que podría irme ahora a Florida, lo cual jamás pasó. En cambio mi madre me abrazó y esbozando una sonrisa me dijo.

— Todo se va a pasar rápido, en menos de lo que crees ya estarás de camino a Florida —

— Cuidas de mí pequeña Ethan — dijo mi padre.

— Claro señor — respondió Ethan casi en tono de burla.

— Es hora chicos — dijo la mamá de Ethan poniendo sus manos en la cadera — Se cuidan mucho, los veo en unas semanas —

Ethan salió por la puerta sin decir ni una sola palabra, estaba muy enojado. Salí detrás de él hacia su convertible negro, el muy caballeroso ni siquiera se digno a abrirme la puerta. Tomé asiento y puso el coche en marcha, permanecimos en silencio por unos minutos hasta que él comenzó a hablar.

— No porque vayamos a vivir juntos significa que tenemos que ser amigos, solo respetas mi espacio y yo respeto el tuyo — me miró de reojo.

— Claro — dije en un tono enojado, más enojado de que hubiera querido decir.

Y el resto del camino fue silencio absoluto.

Cuando por fin llegamos bajé lo más rápido posible, bajé mi maleta como pude y caminé hacia el lobby de los apartamentos, busqué el elevador y rápidamente se abrió, subí a él y presioné el número 8. En unos minutos estaba ahí, caminé por un pequeño pasillo y ví la puerta de mi nueva casa, toqué el bolsillo de mis Jeans y una pulsada llegó hasta mi cabeza, no tenía las llaves.

Mire hacia atrás y el elevador se abrió, Ethan salió y sin decirme nada abrió la puerta, entró y yo lo seguí.

El apartamento no estaba nada mal, era muy grande y sin duda mi mamá había elegido los muebles, estaba la sala, la cocina, otra pequeña sala con un televisor, un cuarto para lavar ropa, el baño y luego dos puertas donde serían las recámaras, me dirigí hacia la primera y la abrí, éste definitivamente no era mi cuarto.

— Creo que ese no es el tuyo — dijo Ethan mirándome con una sonrisa en su rostro.

— Pues claro que no idiota, yo no tengo tan mal gusto — cerré la puerta azotándola, rápidamente Ethan frunció el ceño.

— Tus llaves — me lanzó un llavero con 4 diferentes llaves, el cuál casi cae al piso.

Entré al cuarto y cerré la puerta, me tiré a la cama y grité en la almohada, odiaba a mis padres, enserio los odiaba.

— ¿Estás bien? — escuché a Ethan detrás de la puerta.

— ¿Acaso te importa? — creo que fui muy cortante, debes controlarte ___________ (tn).

— Mira, yo tampoco quiero esto ¿Tú crees que me gusta tenerte cerca? No, jamás me caíste bien y no me caerás bien, así que nos conviene no tener problemas y estar tranquilamente hasta que pasen estos jodidos noventa días ¿Está claro? — dijo molesto, no respondí nada, él solo bufó y volvió a su cuarto.

...El primer día de noventa...

90 Days with her Donde viven las historias. Descúbrelo ahora