Capítulo Tres « Loreine. »

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Todo de momento se calmó, la respiración agitada de cada persona presente (incluyéndome), resonaba en la sala de estar, tragué saliva, - ¿No van a responder? -, mi voz sonaba ronca, mis labios estaban secos, pasé mi lengua sobre ellos, comenzaba a sentirme histérico. 

- Si no fuéramos de confianza, no estaríamos arriesgando nuestro trabajo o incluso nuestras vidas enseñándole documentos con información clasificada. - me respondió uno de ellos, ¡Él estaba realmente tranquilo!, me ponía de nervios esa actitud suya tan molesta, me gustaría haber pensado lo mismo de su colega, ya que este no dejaba de temblar, se le notaban demasiado los nervios, evitaba a toda costa el mirarme.

Sin duda eso me hizo dudar, pero no le dí tanta importancia, me concentré en lo que me había respondido el otro policía, para así tomar mi decisión, sin duda tarde un rato, me quedé sentado en silencio con los ojos cerrados, pensando en si debería o no creer en ellos, abrí los ojos y levanté la mirada, miré fijamente a ambos, con suma atención.

- Respuesta... Acertada. - moví disimuladamente mis labios para dar paso a que salgan estas palabras, realmente dudo que me hayan escuchado, ya que mi tono de voz fue realmente bajo, solté un gran suspiro mientras me recargaba en la comodidad de mi sofá, el cual se sentía más suave de lo común, alejé lentamente mi mano del cojín en la que se encontraba escondida colocándola sobre mi pierna temblorosa.

Levanté mi brazo, esto puso en alerta a los guardias, sequé las gotas de sudor que se produjeron en mi frente (debido a la ansiedad y la toma de esa importante decisión), las limpié  con el interior de mi brazo, disimuladamente, escondiendo mis ojos con mi brazo, observé a las dos personas sentadas frente a mí, parecían ya más tranquilas, como si se hubieran quitado un gran peso de encima, su respiración se hizo normal, ya no parecía agitada.

Eso me disgusto levemente, aunque para ser honesto, no entendía muy bien la razón de esta sensación, me recargue nuevamente sobre mis rodillas, - Entonces... ¿Qué procede? - pregunté directamente moviendo mis ojos de un lado a otro, tratando de coincidir con la mirada de uno de los dos.

Ambos policías se miraron, retomaron una posición firme y me miraron fija y seriamente, - En primer lugar, los padres de la joven que se encontraba en la escena, solicitaron una orden de restricción y realizaron una demanda en contra suya por agresión en primer grado, y posible asesinato en segundo grado en dado caso que el joven hospitalizado muera en el hospital. - 

Al término de esto saca de su abrigo un par de fotos y las coloca en dirección mía sobre la mesa de centro una alado de la otra, - ¿La reconoce? - me preguntó señalando la primer foto (de derecha a izquierda); bajé la mirada, tomé suavemente la fotografía y la observé cerca y atentamente.

Era una linda mujer, rostro ovalado, nariz pequeña y ligeramente puntiaguda, una ondulada y rojiza cabellera a la altura de los hombros, flequillo corto y bien acomodado al ras de sus delgadas y formadas cejas, sus labios levemente gruesos cubiertos de un labial carmesí iban acompañados de una grande y bella sonrisa, sus ojos grandes verdes escarlata y pestañas oscuras hacían una perfecta combinación.

Al observar cuidadosamente, alcé las cejas en modo de sorpresa e intriga; al notar mi reacción, me preguntaron de nuevo - ¿La reconoce? -, subí la mirada con una clara sorpresa y asentí suavemente, - Ella es Loreine, mi querida y amada hermana mayor... La última vez que la vi fue cuando tenía 3 años y ella 17, realmente es ella, se volvió una mujer hermosa... - me salió una lágrima seguida de una leve sonrisa llena de felicidad al ver que mi querida hermanita se había convertido en una preciosa mujer.

Escuché un suspiro que hizo que regresará mi mente melancólica; fijé mi mirada en la persona que produjo aquel suspiro, se veía extraña, - Joven, no sabemos como tomará esto pero... Esta mujer que ve aquí , es la madre del joven que usted golpeó. - no recuerdo la expresión que tenía en ese momento, cuando escuché esa horrible y cruel verdad quedé totalmente en shock, mi mente se puso en blanco, yo dejé moribundo a mi propio sobrino, al adorado y tan amado hijo de mi bella y hermosa hermana que tanto he querido.

- Soy la peor persona de éste mundo... Leonel tiene razón... ¡Soy un monstruo! - mi voz estaba totalmente quebrada, sentí un nudo en mi garganta, me costaba respirar, apreté fuertemente la fotografía con mi puño, bajé la mirada, las lágrimas comenzaron a brotar, una tras otra, innumerables veces, apreté mis ojos, mi cuerpo temblaba por la ira, la tristeza, el enojo, diversos sentimientos mezclados estaban revolviendo mi mente y agitando mi cuerpo.

- ¡Por favor, cálmese! -regresé en mí, ese grito resonó por toda la sala, deje de temblar y de llorar, alcé la mirada, mis ojos estaban sumamente rojos, a pesar de ya estar tranquilo, me sentía impotente, no podía regresar lo que ya había hecho, - Lamentarse no servirá de nada, en cambio, lo va a perjudicar y arruinará el proceso que llevamos. - me regañó ferozmente, tenía razón, no sirve de nada, lo mejor es buscar solución.

- Bien, ya estoy tranquilo, disculpen... - mi voz temblaba pero ya no me sentía alterado, comenzamos a hablar, les conté como había pasado aquella escena e igual el porque de mis golpes a aquel asqueroso sujeto, lo que pasó con Leonel igual se los conté, ellos escucharon atentamente y sin inmutarse.

- Para serle sincero, la situación actual no es nada buena; hay varios factores, evidencia y distintos testigos que pueden testificar en su contra, sería enviado directamente a prisión si no hacemos algo pronto. - se notaba pensante y serio, «ellos no son malos, me quieren ayudar, ¿Cierto?» dudaba mentalmente, aún no podía confiar del todo.

-  Muy bien, para empezar... - el sonido de mi teléfono de casa interrumpió al policía; me pareció realmente extraño, sólo una vez recibí una llamada a casa y esa llamada era del banco; me levanté, - Disculpen, debo responder. - les dije para luego dirigirme al teléfono que se encontraba a un lado de mi sillón sobre un cajón viejo y pequeño, de aproximadamente un metro y medio.

Tragué saliva, me posé frente al pequeño cajón, el sonido del teléfono no paraba de sonar, sólo podía escuchar ese maldito e irritante tono, procedí a responder, no lo había notado pero mi mano temblaba, por la emoción y adrenalina de recibir una nueva llamada, finalmente agarré el teléfono, lo coloqué a la altura de mi oreja, - ¿Quién habla? - traté de hacer mi voz lo más normal que podía.

Se escuchaba una respiración agitada, para después escucharse una voz delicada y con un tono muy fino, era una voz de mujer, y yo la conocía, - Loreine. - mi sorpresa fue tanta que por poco y dejo caer el teléfono sobre la alfombra, - L-Loreine... - tartamudee nervioso, los policías lograron escuchar mi voz, se notaron sorpresivos y alarmados. 

Me estaba llamando mi amada hermana, a la cual le hice algo realmente cruel e imperdonable, « No, no es momento de recaer de nuevo. » me dije a mi mismo en forma de motivación; contuve mis lágrimas y sostuve una pose firme, - Ha pasado tiempo hermanito... Necesitamos hablar ¿no crees? - su tono de voz era una combinación entre amable y enojado, me sentí confundido, lo mejor que podía hacer era... 


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⏰ Última actualización: Jul 21, 2017 ⏰

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