Esto Va A Ser Un Desastre

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Me encontraba justo en frente del departamento cuando comencé a buscar las llaves, todo se veía doble, y para rematar estaba bastante mareada.

Justin se mantuvo junto a mí evitando que me fuera de lado.

-Creo que puedo desde acá, hulk.

-No me llames así.

Yo solté una leve risita, entre descalza al departamento y despidiendo con la mano a Justin cerré la puerta sin importar que tuviera o no que decirme alguna otra cosa.

Noté como Brittany bajaba las escaleras mirándome enojada.

-¿Dónde rayos estabas?

-¿Dónde ha estado _____? –Pregunté burlona.

-Ah, estás ebria.

-No, no estoy abria. 

-Ebria, ______, no abria.

Reí cual tonta y caminé con mis zapatos en mano hasta mi habitación, me acosté de inmediato en mi cama y caí en un profundo sueño, sin deshacerme de mi ropa con olor a cigarrillos y licor.

Al despertar sentí una migraña insoportable y realmente no sabía si era por la resaca o simplemente por el puto sonido de la alarma.

-¡Levántate! –Ordenó Brittany mientras caminaba de un lado a otro.

-¿Qué diablos haces a las siete despierta?

-¿Las siete? ¡Ja! Son las tres de la tarde.

-Oh…

-Levántate ahora, te daré alguna pastilla, tu cara me dice todo.

Me coloqué de pie y sintiendo el cuerpo pesado caminé hasta la ducha, la cual me ayudo a relajarme y quitarme el olor acumulado de ayer.

Al estar lista me coloqué una ropa sencilla y bajé hasta la cocina.

-¿Dónde estuviste ayer? –Me interrogó Britt.

-Pues…

-¡No! Mejor no me digas… No quiero oír. Mañana iniciamos nuestro último año escolar, así que hoy debes descansar.

Con cada palabra de Brittany me dolía aún más la cabeza, sentía que la taladraba tan solo hablándome o siquiera susurrándome algo.

Pasé el resto del día viendo antiguas y románticas películas clásicas en compañía de nada más que mis sábanas y mis almohadas.

Al caer la noche esperé mínimo hasta las doce para irme a la cama, mañana iniciaría prácticamente mi vida oficial en “Los Ángeles”

Me encontraba en la cocina desayunando en compañía de Brittany quien no paraba de parlotear sobre todo lo que tenía que hacer hoy, cuando yo básicamente me sentía inútil, floja y pesada.

-Sí, sí, entiendo que estarás ocupada.

-Oh, vamos antes de que se nos haga tarde.

-Tengo una mala corazonada –Le comenté.

-¡Bah! ¡Tonterías!

Al llegar a la escuela, estacioné el auto junto a una Jeep blanca, reluciente y aparentemente nueva, me bajé junto con Britt y juntas caminamos hasta la dirección, donde recibimos nuestros horarios.

Brittany me condujo a través de los pasillos hacia el patio trasero de la escuela, donde había mesas con especie de toldos donde se podrían hacer diversas cosas.

Nos sentamos y mientras ella observaba atenta sus uñas e iniciaba un peinado bastante simple para no mantener suelta su rubia y ondulada cabellera yo me limité a darle una ojeada al nuevo horario al que debía adaptarme.

No es mi venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora