Un día épico

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Alrededor de 4 horas después de aquella entrevista me encontraba muy relajada en mi sofá con mi sexy pijama de Bob esponja, comiendo macarrones con queso que han sido mi obsesión desde niña y revisando mi email.

El teléfono sonó haciendo que me sobresaltara y por poco se me cayera la laptop de las piernas... Me apresure a tomarlo sin saber que mi tímpano sufriría las consecuencias:

—¡BESTIAAAAAAA! — como les dije mi tímpano sufriría la consecuencia— Que bueno que contestas ¿dime como te fue? ¿Te dieron el trabajo? ¿Tu futuro jefe es sexy? Habla por favor porque la curiosidad me va a matar.

Les presento señoras y señores a mi mejor amiga Rose, tiende a ser un poco exagerada y se emociona fácilmente pero es todo un amor, ya verán.

— Epaaa! Tranquilízate un poquito y baja la voz que me vas a dejar sorda antes de llegar a los 30... Ahora puedes felicitarme porque seré la nueva ayudante del director creativo.

La reacción fue la que me esperaba, mi amiga se volvió como loca con la noticia... Hicimos inmediatamente los planes para juntarnos con nuestro pequeño grupo de amigos, degustar una cena preparada por ella misma y bebernos algunas copas de vino barato esa misma noche.

A la hora de prepararme para la cena estuve en un debate mental acerca de si usaba tacones o sandalias pero como estábamos de celebración termine acudiendo a mis preciosos zapatos de tacón alto de los cuales luego me arrepentiría.

El autobús paro una esquina antes de el edificio de apartamentos en el cual vivía Rose. Luego de subir las infernales escaleras hasta el piso 6 y sudar como caballo en hipódromo, llegue a la puerta. Solo unos toques bastaron para que mi amiga saliera como alma que lleva el diablo y me diera un abrazo de oso que no dejo ni señales de oxigeno en mis pulmones.

Cuando entre al apartamento la boca se me hizo agua porque el olor de la cena estaba por todo el lugar... No les había comentado pero Rose trabaja de ayudante de chef en un restaurante que esta en el muelle y es una cocinera magnifica. Luego de besos y abrazos de felicitación, brindis y los respectivos selfies me encontré a mi misma mirando alrededor y viendo que las personas mas importantes de mi vida estaban en aquella mesa: Rose [Mi mejor amiga], Josh [Mi amigo desde la infancia], Tom y Manny [Gemelos y mis amigos desde la universidad]. La noche no pudo ser más maravillosa.

***

A la hora de marcharme me puse a pensar que era hora de comprarme un auto, hacia mucho tiempo que llevaba ahorrando para uno aunque fuera económico pero nunca terminaba de decidirme. Josh insistió en llevarme a mi apartamento en el suyo pero la realidad es que estaba cansada de que me llevaran a todos lados, así que me negué lo mejor que pude y salí como loca a tomar el ultimo autobús que pasaba por ahí.

Ubicada en el asiento mas alejado de la puerta para no ver a las clase de personas que subían a esas horas al autobús, sentí como todo el estrés y las preocupaciones que había acumulado por meses se iban, me decidí en ese mismo instante a comprarme un auto con mis ahorros por pocos que fueran y a salir con ese chico lindo que había conocido esa mañana y entre todos esos pensamientos me dormí.

— Señorita esta es la ultima parada— sentí que me balanceaban y me hablaban de cerquita y me desperté sobresaltada.

— ¡Oh joder! — Me levante como loca de mi asiento y salí fuera del autobús.

Me encontraba en un lugar escalofriante. Era el barrio que le continuaba al mío y no era para nada lindo: oscuro, mal oliente y silencioso. Lo peor de todo esto es que ya a esas horas no encontraría otro autobús para llevarme a casa.

Tome el celular resuelta a llamar a alguna línea de taxis pero estaba apagado y sin batería, en esos momentos solo quería halarme el pelo por ser tan idiota y no haber enchufado el móvil antes de salir. Al verme sin opciones no me quedo más remedio que caminar hasta mi apartamento.

Luego de haber andado un buen trecho sentía que los pies se me iban a romper debido a los tacos altos y además el frio de la noche me estaba calando hasta los huesos. Aunque eso no fue lo peor, después de un rato caminando comencé a sentir que me perseguían y a pesar de que trate de acelerar el paso los tacones me lo impedían.

Al llegar a un farol encendido me pare a tomar un respiro pensando que ya estaba a salvo pero en ese momento sentí unas fuertes manos masculinas rodearme el pecho y un frio metal rozarme la piel del cuello.

—Si te portas bien, todo saldrá de maravilla— Me susurro en el oído aquel hombre — Dame todo lo que traes contigo.

Le pase mi bolso con los ojos cerrados, estaba tan aterrada que ni siquiera tenia el valor de mirarlo.

El hombre tomo mi bolso y se fue pero yo me quede frente a aquel farol con los nervios de punta. Mis pies se hicieron como cubos de cemento y no podía respirar con normalidad.

— ¿Te sucede algo? — Escuche que decía alguien cerca de mí.

Voltee la cabeza encontrándome con el hombre con los ojos mas bellos que había visto en mi vida. No le conteste porque no podía hablar, el corazón me latía fuerte y me sentía mareada, Nunca me habían asaltado en toda mi vida y no es una experiencia grata.

— ¿Que te ha pasado? — Me hablo nuevamente pero yo no era capaz de formular ni una palabra, era como si me hubieran quitado la voz.

El se acerco a mí lentamente y me puso la mano sobre el hombro pero yo me sobresalte.

— Hey, tranquila. No te hare daño, solo quiero ayudarte. — Saco un pañuelo de su bolsillo y lo coloco sobre el pequeño cortesito que me hizo el ladrón con la navaja, del que aun no me había dado cuenta.

— ¿Ahora me dirás lo que paso? —Volvió a preguntar.

— Me asaltaron— le conteste en un hilo de voz.

— Creo que eso es algo normal si andas por aquí sola y de noche... — Me miraba con sus grises ojos como si estuviera confundido del porque yo no sabia eso— Vete a tu casa y ten por si te sangra otra vez— Me puso el pañuelo sobre las manos.

Comencé a caminar mientras aquel hombre quedaba en el farol observándome. Nuevamente volví a sentir que me perseguían por eso me quite los tacones para moverme mas rápido.

Cuando vi mi pequeño edificio di gracias a Dios y subí las escaleras mas rápido que de costumbre. Mire por la ventana impulsada por un terror que me invadía y divise en la oscuridad a aquel hombre del pañuelo que me dio una última mirada y luego desapareció en la densa oscuridad de la noche.

Definitivamente ese fue un día que nunca olvidare...


"No quiero una típica historia"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora