Tu ángel guardián

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La tarde era maravillosa. A lo lejos se escuchaba el sonido del mar, las gaviotas y uno que otro improperio de los marineros que estaban en el puerto cercano.

Jacob y yo estábamos en Evey's que era el pequeño restaurante donde trabajaba Rose, bebíamos un rico vino blanco que escogió el mismo y comíamos un pequeño trozo de un pastel de vainilla con un delicioso glaseado.

El era casi perfecto. Su mirada, sus gestos y esa manera que tenia para llamarme "Hermosa", me tenían babeando. Pero como todo lo bueno se acaba pronto, a eso de las 7 de la noche se tuvo que ir y me dio un beso en la mejilla que les aseguro me puso más roja que cereza.

¿Ya nos vamos? — le pregunté a Rose que estaba en la barra del lugar.

—Lo siento Mery pero te tocara irte sola...Bob me pidió que lo ayudara con los inventarios y eso. — me respondió y luego me hizo ese tierno puchero típico de ella, lo que me hizo sonreír.

—Ok, hablamos mañana entonces. — Rose se puso de puntillas desde el otro lado de la barra para darme un abrazo, el cual respondí.

Salí del pequeño restaurante y me dirigí a los estacionamientos que estaban casi al final de la calle porque no encontré uno cerca para estacionarme y en los cuales no se divisaba vida humana.

Cuando estaba ya al lado de mi auto:

—Oh muñeca, hasta que decides aparecer— sentí que dijo alguien a mi costado.

Luego frente a mi se posiciono un hombre grande y fuerte con cara de pocos amigos y una banda blanca sobre su nariz.

—Con permiso— dije tratando de esquivarlo para pasar al otro lado.

— ¡Eres linda! con razon Trey te fue a defender, pero gracias a ti zorrita, tengo el tabique de la nariz rota. Creo que me debes una disculpa.

— Y yo creo que me estas confundiendo— dije al borde de un ataque de pánico.

— No lo creo, no olvido a las personas que he asaltado y menos a una tan linda como tu.

Sus palabras fueron como un cubo de agua fria para mi y los nervios se apoderaron de mi cuerpo. Lo primero que hice fue dar la vuelta para huir pero el me tomó del hombro volviéndome a poner frente a el.

—Tendré que cobrarme lo que me hizo el estúpido de trey por ti- así sentí mi cabeza aterrizar sobre uno de los retrovisores de mi auto, una y otra vez...

Traté de soltarme de su agarre pero era imposible, tenía una fuerza descomunal.

—Por favor, duele mucho. — dije mientras pataleaba y movía los brazos de un lado a otro tratando de escapar pero el me manejaba como a una muñeca de trapo.

Decidí gritar a todo pulmón rogándole a Dios que alguien de los alrededores me escuchara pero lo único que logre fue enfadarlo más.

Me levanto por el cuello y me estrello en el frio pavimento. Sentí un fuerte pitido en mis oídos y el sabor de la sangre se hizo presente en mi boca.

— ¡Mark! — una voz a la cual no pude distinguir por lo forzado que trabajaba mi cerebro, paro en seco a mi adversario.

¿Viniste a defender tu novia de nuevo? —dijo dándole una mirada amenazadora. Luego pateo mi estomago haciendo que yo tosiera sangre.

—Solo déjala o si no te rompere lo que te queda de nariz. — le respondió en tono amenazador.

El grandulón dijo unas maldiciones y se fue sin más.

Aquel hombre que aun no había identificado se agacho rápidamente en el suelo y me cargo como a un bebe.

—No te preocupes llegaremos rápido al hospital —me dijo mientras caminaba hacia un auto

¿Quien eres? —pregunte en un susurro mientras sentía su fuerte agarre alrededor de mi cuerpo

—De ahora en adelante creo que deberías llamarme ángel guardián...


"No quiero una típica historia"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora