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Estoy en clases.

Me mandas un mensaje.

Quieres que salgamos.

Ahora.

Sé que la respuesta es no.

Sin embargo estoy guardando mi libreta y pluma en la mochila.

Tengo miedo, mi padre está en la ciudad. Mañana salimos de viaje.

Te encuentro en una banca de parque.

Tenemos el mismo atuendo.

Malditas coicidencias.

Tenemos hambre, vamos a comer.

Caminamos un rato en silencio.

Hasta que me quedo de una pieza.

Mi padre está en el auto, a unos metros de nosotros.

Mierda.

•••

Este es el primer lío en el que me meto por ti.

Me llama sin parar. Contesto. Insultos y una amenaza.

Pierdo el color del rostro.

Intento no llorar. Intentas animarme.

Comemos.

Me ayudas a crear una excusa.

Corro a casa.

Mi padre, un hombre amante del control y el orden, eso y el poder. Un hombre malhumorado y nada amigable.

Vaya mierda.

Llego a casa casi temblando.

Mamá me ha salvado el culo.

Salí temprano del colegio, me mandó a un encargo y te encontré en el camino, te ofreciste a acompañarme.

Todo solucionado.

Pero falta la plática seria durante el camino de mañana.

Ese fue el primer y último lío en el que me metería por ti.

Noventa días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora