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Pienso que la soledad es reconfortante, puedes estar en sintonía contigo misma, sin la necesidad de indagar en nada fuera de lo común.
El simple sonido de tu respiración y pensamientos.
Algunas veces de tu música, y cuando mucho las ideas relativas del libro que lees en ese momento.

Pero, la soledad también es destructiva, puede encantarte permanecer sola, pero, ¿cómo actuar cuándo estas complemente aislada?, por ejemplo me encuentro aislada en esta casa y es frustrante, al menos cuando vivía con mis padres, sabía que ellos estaban detrás de las 4 paredes que conformaban mi habitación, hoy, estoy completamente sola.

Ruidos comienzan a escucharse en la planta baja, no puede ser.

Camino hacia la puerta de mi habitación y tratando de no hacer ningún ruido la abro, asomo mi cabeza por el pequeño espacio, y me aseguro de que nadie se encuentre en el pasillo

Okey, no puede ser esto tan malo, ¿o sí?.

Bajo despacio por las escalares cuando escucho la voz de un chico.

-Está bajando por la escaleras- me paralizo al eschucarlo hablar, ¿cómo sabe eso?-.

Me asusto y trato de regresar a la habitación pero soy detenida por una manó, ejerce poca fuerza sobre mi muñeca, pero la suficiente para lograr detenerme y girar, encontrándome con unos ojos color marrón a pocos centímetros de distancia de mi rostro.

-Tranquila chica, tu corazón late como loco, no vamos a hacerte daño- ¿acaba de decir vamos?, mi mirada de dirige a otro chico rubio que esta al costado derecho del castaño que me sostiene.

-¿Quienes son ustedes?- Mi voz se escucha más temblorosa de lo que pude imaginar, patetica.

-Eso- habla el rubio- Lo comprenderás en unos momentos, pero tienes que acompañarnos- da una sonrisa de lado.

-No, no iré con ustedes a ningún lado, váyanse de mi casa porfavor- Mantengo mi vista en el rubio tratando de mostrarme fuerte ante los dos.

-No estas en derecho de exigir nada- Una voz gruesa resona en la estancia, y me fijo por primera vez en el chico de ojos negros que esta sentado en mi sofá.

Comienzo a temer, tengo pánico, mi respiración empieza a volverse irregular, mis ojos arden y me hace parpadear mucho, mi cuerpo tiembla, y no puedo dejar de sentirme así, una angustia se instala en mi, tengo deseo de huir, ganas de gritar, pero no puedo moverme, de nuevo, regreso la vista al chico de ojos negros.

Tengo miedo, terror, como si el mundo colapsara ahí mismo, como si alguien en algun lado proclamará mi presencia, pero a pesar de tener temor, siento una conexión con esos tres chicos, y eso me lleva al borde de la inestabilidad.

-Esta inestable, hay que llevárnosla ahora- la voz de el chico de ojos oscuros, es lo último que puedo escuchar, para luego perder el conocimiento completamente

Alas de dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora