Fiesta de navidad.

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Otro recuerdo que llegó a sus mentes fue el de la fiesta de navidad, ese día el corazón de muchos se había visto roto de la manera más cruel posible.

La flor de nami-chū, Sasagawa Kyoko hizo oficial su relación con la persona menos esperada... ¡Una estudiante de Midori! ¡Otra chica! ¡Una amiga de Sawada Dame-Tsunayoshi!

Los chicos habían necesitado una dosis de la tierna Chrome para calmar sus rotos corazones, una lástima que la de cabello violáceo los ignorase por andar de aquí para allá con el perdedor de su compañero.

¡Ugh, maldito Tsuna!

Se intuían que ese castaño se traía algo entre manos, pero no le dieron demasiada importancia.

Con lo torpe e inútil que era el chico, bien podría sacarse un ojo antes de que las cosas le salieran bien.

Habían sido muy ingenuos.

¡Yamamoto! —las chicas sonrieron al verle entrar al salón.

La decoración del instituto había sido autorizada por el comité de disciplina y ninguno de los estudiantes había desaprovechado la oportunidad de colgar en diversos lugares una gran cantidad de muérdago.

Venga, que el prefecto demonio alucinó bastante al no poder ver el techo de tan verde que estaba el pobre.

Casi murió.

—Hola, chicas —sonrió el chico—. ¿Han visto a Gokudera o a Tsuna?

La mayoría de ellas torció el gesto en una mueca de molestia e ilusión, ¿por qué no podía preguntar sólo por Hayato? Lo descubrirían más adelante.

—Dame-Ts... Sawada-kun estaba en compañía de Dokuro-san —informó una de las chicas—. Hayato-kun aún no llega.

El azabache había mirado muy seriamente a la castaña, no parecía conforme con algo y antes de que alguno pudiera preguntar la puerta se abrió de un portazo.

Gokudera había llegado y lucía más arisco que cualquier otro día.

Las chicas aún podían recordar la brillante sonrisa que se plantó en el rostro del jugador de béisbol antes de que se acercase a él y le abrazará deseándole una feliz navidad –aunque a duras penas iniciaban diciembre–, importándole poco los malos tratos del italiano.

En aquel entonces, las chicas sentían que cuando ellos estaban juntos eran demasiado perfectos y no podrían acercarse.

Ahora sabían el por qué.

—Me estás molestando, Friki idiota —se quejó por doceava vez—. Alejate de mí, ugh, como quiero que lleguen las vacaciones.

Yamamoto se había alejado entonces de él y le miraba con picardía, en un principio había pensado que era complicidad.

—¿Lo dices porque iremos a ver a tu padre? —le picó apoyando su cadera de la mesa, Gokudera frunció el ceño—. Me pregunto qué ropa debería llevar, ¿un traje sería demasiado?

—Definitivamente —bufo subiendo los pies en la mesa—. Sobre todo porque tú no irás, seremos sólo Juudaime y yo.

El azabache frunció el ceño completamente disgustado en el momento en que Sawada ingresó en el aula en compañía de Chrome, ambos sonreían con malicia e increíblemente los más cotizados del colegio no lo notaron hasta que fue demasiado tarde... Para todos.

—¿En serio piensas decírselo tú solo? —Yamamoto había cruzado sus brazos y lucía molesto—. Hayato, él también es mi amigo.

—Lo sé, pero es sólo que...

—¿Es sólo que, qué? —bufo—. Llevamos medio año saliendo, tarde o temprano tendremos que...

—Espera, ¿qué ustedes qué? —el rostro del castaño era un poema, los otros dos palidecieron—. ¡¡Llevan seis malditos meses de pareja y no me dijeron una mierda sobre eso!!

Todos quedaron en shock, no podían creerse nada de aquello y luego de una larga cesión de gritos, llantos indignado y un drama digno de hollywood, todos se enteraron que lo que Dokuro y Sawada se traían entre manos era lograr que esos dos estuvieran juntos.

Sí, había sorprendido y dolido tanto...

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Estoy que lloro :'v un año casi desde que publiqué esto (mentira, ni me acuerdo cuándo lo hice xdzd) ¡Pero al fin YO estoy próxima a graduarme! Así que a celebrar narrando otras experiencias en esta historia xdxd

¡Felices graduados!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora