In diversum iter | Tomarry

Finalizando una jornada.

Disclaimer: Todos los derechos de Harry Potter son de la grandiosa J.K Rowling. Lo único mío son las desvariaciones y las situaciones hipotéticas y poco factibles (tal vez).

Advertencias: Casi AU. ; Apto para todas las edades. ; Ooc.

Sin más que comentar, los invito a leer.

Finalizando una jornada.

__________________________________________________

Un pequeño pelinegro de revoltosos cabellos y brillantes ojos como esmeraldas se encontraba frunciendo el ceño fuertemente mientras caminaba a un lado de Hagrid y, al recordar su falta de conocimiento en el inicio de la conversación (y para que mentir, durante toda ésta) con el otro chico decidió preguntar.

"Hagrid, ¿qué es el quidditch?" Preguntó finalmente al mayor.

"Vaya, Harry; sigo olvidando lo poco que sabes... ¡No saber qué es el quidditch!" Pronunció el semi-gigante.

"No me hagas sentir aún peor" Respondió Harry entre murmullos.

"Oh, Harry, ¡cuanto lo siento!" Se disculpó de forma muy exagerada, pero sin parecer sentirlo realmente, para el ligero disgusto del menor. "Entonces, ¿qué es el quidditch?" Presionó nuevamente Harry, quería saberlo.

"Es nuestro deporte, deporte de magos. Es... como el fútbol en el mundo Muggle, todos lo siguen. Se juega en el aire, con escobas, y hay cuatro pelotas... Es difícil explicarte las reglas." No iba a negar que le molestó la vaga respuesta que le dio su cuidador temporal, pero era algo, y por ahora se conformaría hasta llegar a Howgarts.

Harry asintió pensativamente y continuó caminando en silencio mientras trataba de ignorar las miradas de todo el mundo hacia Hagrid, y en consecuencia, él mismo.

Compraron los libros de Harry en una tienda llamada Flourish y Blotts, en donde los estantes estaban llenos de libros hasta el techo. Había unos grandiosos forrados en piel, otros del tamaño de un sello, con tapas de seda, otros llenos de símbolos raros y unos pocos sin nada impreso en sus páginas. Hasta Dudley, que nunca leía nada, habría deseado tener alguno de aquellos libros.

Hagrid casi tuvo que arrastrar a Harry para que dejara Hechizos y Contra-hechizos, Pociones Avanzadas, Transformaciones: una guía espiritual, pero no pudo impedir que llevase consigo Las Bromas del Dr. Tollie, y El Quiddicht a través de los tiempos, entre otros sobre herbología, la historia del mundo Mágico y la de Hogwarts (al parecer habían versiones más extendidas de ellos que las de los libros pedidos por la escuela, Harry decidió llevar ambas versiones), y por supuesto, un libro titulado Legeremancia y Oclumancia: Protecciones Mentales que pasó de contrabando sin que Hagrid le viese, el título le había intrigado y sintió la necesidad imperiosa de conseguirlo.

El morocho fácilmente pudo observar lo reticente que se veía Hagrid al hecho de que gastase demasiado dinero en algo como libros y al percatarse de ello, no pudo hacer más que fruncir el ceño sintiéndose extrañamente molesto, él gastaría su dinero en lo que quisiera, gracias.

Y con mayor razón si eran libros, ¿qué clase de persona no gustaría de ellos? Especialmente si se trata de alguien tratando de aprender sobre un lugar del que no conoce nada, él siempre había odiado la mirada de todos cuando le veían tratando de alcanzar un libro, como si fuera un bicho raro.

Harry pestañeó algo extrañado y después continuó caminando junto a Hagrid sin prestar atención a su enojo.

Hagrid tampoco dejó que Harry comprara un sólido caldero de oro (en la lista decía de peltre) pero consiguieron una bonita balanza para pesar los ingredientes de las pociones y un telescopio plegable de cobre.