epílogo

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¿Que sí estaba mal? Lo sabía perfectamente, su mente se lo repetía mil y un veces en caso de olvido. Sus pensamientos últimamente consumían las lunas de su ventana y cuando creía que con eso no era suficiente, él mismo se torturaba reconociendo la clase de mierda que era. Es decir: quien no lo pensaría? Estaba enamorado de una mujer que le pertenecía a otro hombre y como si fuera poco, ese hombre se trataba de nada más y nada menos que de Bastian: su mejor amigo, su confidente, su compañero de la infancia, su hermano.

Sentia asco y repulsión por tener tales pensamientos impuros por la chica, pero solo el que haya tenido la desgracia de ver su cuerpo entenderia su condena ;Tan perfectamente mercado, lo suficiente para lograr desconfiar de su inocencia. Lograba sacarle suspiros, cohibir a sus ojos y tentar a sus pensamientos de tal manera que agradecia que sólo él pudiera ser dueño de escucharlos -de lo único que era dueño, desgraciadamente-. Su aroma, similar al de las rosas, No! mejor que éstas. Su castaño cabello lacio, tan suave como la seda. Sus ojos, de un esmeralda acuoso, portadores del brillo más cautivador, tan penetrantes que lo intimidaban, lo estremecian, lo incitaban a pecar, a creer vilmente que si no apartaba la mirada segundos después, desnudaría todo su ser y descubriría la crudeza de ésa alma tan sucia. Tenia miedo .

el miedo de un lobo que se siente descubierto.

el miedo de la locura delatada.

la dulce resignacion de la carne muerta.

La quería, si que lo hacía. 

Que lo ahorquen si es que cada parte de su ser no la añoraba.

 Aún así se había resignado, renuncio a ella en cuerpo y alma; En nombre de su mejor amigo y en consentimiento del aprecio por su amistad, aquella que lo hacía tan feliz y a la vez tan desgraciado.

Y así se acostumbró mas que resignarse a solo verla de cerca y desearla de lejos.

 Se acostumbro a esos latentes sentimientos y a la impotencia de ignorarla por fuera y amarla por dentro.

esa adolescencia suya Tenía todo controlado, o eso era lo que quería pensar. La verdad era que había repetido tanto esa simple rutina gastando toda su voluntad, a tal punto de creérselo.

Oh! Pobre e ignorante iluso..


Si desean que la siga, boten y comenten.
  

                                   pd: kevin

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