El hueco cristal de la botella tintineo al momento de chocar con otras sobre la mesita de té repleta de recipientes u cristales igualmente vacíos y... ¿eso era azúcar?
Samuel se recostó más en la especie de cojín, su nuca tocó el peluche del cabezal que se sintió extrañamente suave contra su piel y lo obligó a cerrar los ojos por inercia. Su resistencia otorgada por miles de borracheras sólo cedía a la quinta ronda para obtener esa bruma que cegaba los ojos, dominaba su mente y hormigueaba sus miembros inutilizándolos para cualquier cosa que no fuera instintiva. Pero él recién iba por la segunda Stella Artois por lo tanto su propósito estaba lejos de concretarse.
Más allá de los cojines , el lugar estaba atestado de cuerpos eufóricos pegándose entre sí al son de la monstruosa música que retumbaba por las paredes y las hacía estremecer por fuera. El murmullo de las voces, cantando, hablando, vociferando, interrumpiéndose, forzándose a gritos afónicos para hacerse escuchar por sobre el fuerte ritmo que algunos cuerpos intentaban seguir de forma "candente".
Cualquiera completamente sobrio como para prestar atención se daría cuenta que no hacían más que el ridículo.
pero nadie estaba sobrio en ese lugar y ese era el problema.
o tal vez no..
De igual modo, Sam no deberia ser la excepción.
Esa era la regla.
La única condición.
Sólo entraban a sus fiestas con la promesa latente de obtener más alcohol que sangre en las venas. Porque sólo el diablo recordaba lo que ahí dentro sucedía, los demás obtenían lagunas mentales y una jaqueca de los mil demonios al amanecer.
Preferible y conveniente.
Debía ser el único imbécil que seguía lúcido. Bufó cuando algo se encaramó a su costado, abrió los ojos descubriendo el cuerpo adormecido de Thomas que tiro en el proceso al finalmente incorporarse, el chico ni se inmutó y sólo se acomodó más quedando recostado, utilizando sus manos como almohadón.
Sam caminaba empujando para abrirse paso entre la gente y al mismo tiempo buscando a Bastian con la mirada.
En algún momento se tropezó con una fémina que lo examinó con mirada hambrienta y al parecer pasó la prueba porque procedió a asaltar su boca, pero él seguía sin inmutarse, tampoco movió sus labios , sólo observó por sobre los hombros en busca de ayuda. Se alivió al ver a su amigo dos metros más adelante hablando con alguien cuya débil espalda parecía pertenecer a una chica.
Enseguida se separó de la usurpadora que chasqueó la lengua en protesta y se alejó a algún lugar, en busca de una nueva "víctima", supuso él.
- Amigo, esto está de puta madre! mejor que otras veces- gritó su amigo eufórico, forzando su voz por sobre la música cuando llegó a su lado. Apestaba a alcohol- De verdad que somos los mejores- Bastian inclinó la botella en su dirección al ver sus manos estaban vacías.
sonrió, contagiado por su risa y la tomó sin dudar, dándole un gran sorbo en el proceso.
- Supongo que hay más personas que otras veces.
- Está atestado, hombre- la que antes supuso ser una chica habló por primera vez, obteniendo la atención de Sam y Bastian que la había olvidado por un momento y comenzó a presentársela.
- Sammi, ella es Jeena. Una amiga - enfatizó la última palabra como el famoso código que había entre los dos. Sam lo captó al instante y procedió a estrechar la mano que ella le dio con la suya libre asintiendo en el proceso. atrás, su amigo seguía presentándolos, detallando el hecho de vivir juntos en ese lugar y ser colegas de la infancia.
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Aroma de Narcisos
Storie d'amorecuando los parpados ya no aguanten el peso,las ansias del deseo, deseo de mirar; Cuando los sentimientos se retienen tanto en el pecho, tirando por salir, rogando por convertirse en voz; escurrirse a la primera oportunidad, la primera ranura de los...