Capitulo 10

296 17 0
                                    

Todos en el autobús me quedaban mirando extraño por la sangre en mi cara y en los nudillos. Cuando estuvimos en la última parada, bajé del autobús y me dispuse a caminar, faltando una calle para llegar, alguien me tomó del brazo, no me di cuenta de quién era, estaba dispersa en mis pensamientos recordando lo sucedido hace un rato. Busqué  quien era el descarado que se había atrevido a tocarme, estaba lista para atacar pero me di cuenta que unos ojos verdes me miraban con preocupación y con el ceño fruncido. Eran esos ojos con los que he estado soñando estos días, mi corazón dio un vuelco y comenzó a palpitar rápido.

— ¿Quién eres, y porque demonios estas tocándome? —dije con furia y soltándome de su agarre y él frunció el ceño aún más, no iba a permitir que un imbécil que no conozco me ande tocando, eso sería lo último que permitiría en mi vida.

—Soy Matthew, pero tu llámame Matt. —dijo sonriendo y un hoyuelo apareció en su mejilla.

—No será necesario llamarte de ninguna manera, porque estoy segura de que jamás volveré a hablar contigo, así que mejor aléjate si no quieres salir de aquí peor que yo. —dije fría la rabia que sentía, no ha salido completa y si él no me dejaba en paz me la quitaría con él. Matthew se acercó a mí e intento limpiar algo de sangre de mi ceja, pero ya estaba seca.

— ¿Dónde vives? —preguntó como si fuera lo más normal del mundo andar por ahí preguntando donde viven personas desconocidas. Al diablo si cree que le diré, joder no lo conozco y mira con las que sale.

—Eso no es de tu incumbencia, ahora aléjate de mí. —dije caminando hacia la casa de campo, aún falta una calle, de repente sentí una fuerte presión en el pecho, y mis piernas temblaron, casi no podía mantenerme en pie. Él se dio cuenta porque me sujeto por la cintura. Yo reaccioné enseguida y lo aparté de mí con toda la fuerza que pude reunir. Él solo rio. De qué demonios se ríe, Joder.

—Ahora si me dirás dónde vives, yo te llevaré ya que al parecer y para mi buena fortuna no te puedes mantener en pie. —dijo sonriendo.

—Al demonio, suéltame joder, yo puedo caminar —dije soltándome, pero aun sentía aquella presión en el pecho, y mis piernas parecían gelatina. Joder necesitaba que él me llevara pero mi orgullo no me dejaba, y si soy una persona demasiado orgullosa, pero decidí dejarlo a un lado ya que no podía quedarme tirada en la calle todo el día hasta que Andrew se diera cuenta de que no estaba en casa.

—En la casa de campo Morris. — le dije y él sonrió, así se llamaba, era bastante tonto e infantil pero Andrew y yo quisimos llamarla así cuando éramos pequeños, y como era la más grande del lugar, era la más conocida, no había nadie en este lugar que no conociera la casa de campo.

—Bueno vamos —dijo tomándome de la cintura y acercándome a él. Con el pulgar hizo círculos invisibles en mi cintura. Esto es incómodo para mí, jamás había estado tan cerca de algún chico que no fuera Andrew y hoy Nicholas. Después de unos minutos llegamos a la casa. Me acerqué y puse el código de seguridad.

—Ya puedes irte, gracias por ayudarme, —le dije y abrí la puerta.

— ¿De verdad no me invitaras a pasar? —dijo sonriendo.

—Entendiste bien la indirecta, No te conozco, no veo razón para dejarte entrar —dije con una ceja en alto.

—Pues yo quiero conocerte. —dijo y se auto invitó a pasar.

—Yo nunca te dije que podías entrar. —dije estupefacta.

—Ya lo sé. ¿Dónde está tu botiquín? —preguntó sin más, Dios, la arrogancia de este tipo sobrepasa los límites.

—Es mejor que te vayas. —dije. Él ignoró  lo que dije y subió por las escaleras, yo intenté detenerlo pero mi esfuerzo fue en vano, no podía moverme el dolor en el pecho se hizo más fuerte, y mis piernas flaquearon y caí al suelo. Sentí unos fuertes pasos bajar la escalera, no me di cuenta de cuando ni cómo pero yo estaba recostada en el sofá y él tenía el botiquín en su regazo.

Nightmares #SugarAwardsWhere stories live. Discover now