40. El fin de la cuarentena

48 2 5
                                    

— Ciudad Oasis, Continente WWW —

Monmon daba toques con un lápiz en una hoja de papel sobre uno de los bancos de un parque de estilo británico, aunque con vegetación tropical. Ante ella tenía un esquema de los datos conocidos hasta ahora en su aventura, e intentaba ponerlos en orden.

— Entoncez, Iván está ziendo controlado por un Digimon malvado que tiene dentro. Este Digimon perzigue a Lucas, y zabe que puede transformarze en Apollomon, pero no conocemoz ni a Iván ni a ese Digimon, que sepamoz.

— Vamos, eso creo — Lucas se miraba los pies, sentado en el banco intentando pensar —. Ese chico no me suena de nada... y no sé qué tiene que ver Apollomon en todo esto. Apollomon es simplemente mi forma suprema cuando me transformo en un Digimon. ¿Podría tratarse de otro, Monmon?

— En teoría, zí... pero es que no tengo datoz de ninguno de loz Digimon supremos en los que os convertíz. Tampoco he oído hablar de ningún Pythomon. En verdad... Lucaz, casi todas vuestraz evoluciones son Digimon muy raros. Kiwimon y Dolphmon conozco unos cuantoz, Lynxmon un par de elloz, pero del resto... casi no hay información.

— Yo tatatambién soy raro — aportó Sketchmon —. ¡Legendariamente raro! Je, je... je.

— ¿Qué, seguís liados? — Víctor apareció junto a Eli, comiéndose un helado de naranja —. Nosotros, por más vueltas que le damos, no sabemos quién puede estar detrás de todo esto.

— Sí... — Eli se agarró un brazo —. Me temo que no tengo ni idea. Estamos en un punto muerto.

— No del todo — Monmon apuntó a una parte del esquema —. Lucas, dicez que pudizte venir al mundo digital sin usar un ordenador, ¿no?

— Así es. Entré por un televisor de una tienda.

— ¿En serio? ¡Yo también! — a Víctor se le cayó el helado de la sorpresa —. Bueno, en realidad yo vine por un proyector... pero eso es casi como una pantalla también.

— Una pantalla peculiar, pero sí, aceptatatamos proyector como pantaaaalla — Sketchmon no se resistió a hacer el chiste.

— A ezo me refiero — Monmon dibujó dos círculos representando el mundo digital y el humano —. Normalmente, los humanos podéiz conectaros a nueztro mundo usando el D-3 en un ordenador para abrir la puerta digital. Es algo que hace falta para cruzar la diztancia interdimenzional que separa los mundoz, creo yo. Pero... cuando los mundoz se acercan, la puerta digital ze vuelve más fácil de abrir. Ez como si los doz lugarez se superpuzieran el uno con el otro. Cuando ezo pasa, empiezan a abrirse portales en cualquier parte.

— ¿Como nos pasó en La Sauceda? — Eli se sentó con ellos —. Pero creía que ese portal se abrió porque el mundo digital nos necesitaba.

— Sí, puede zer, pero... yo hablo de otra cosa diztinta. Hablo de distorziones. Para que los doz mundos se acerquen tanto, hace falta una fuerza muy poderosa que pueda diztorzionar el espacio... y normalmente, siempre han sido fuerzas ozcuraz. Apocalymon, MaloMyotismon, incluzo Goupemon en zu Modo Legión lograron hacerlo, y los doz últimos lo hicieron incluzo después de que la puerta digital quedase zellada por completo.

— Tiene que ser otra cosa — soltó Eli de repente —. Lo necesitamos saber es quién puede estar ayudando a Iván.

— A ezo iba. ¿Recordáis ezo que dije de que las torres rojas que vimoz son parecidas a las torrez oscuraz? Esas torrez también diztorsionaban el espacio, y hacían que las puertas digitales se abriesen fácilmente, incluzo por accidente. Si estaz nuevaz torrez, y puede que los vectorez de antes, tienen la culpa de las distorziones, sólo puede significar una de dos cosaz. O hay muchas máz torres por ahí sueltaz... o su efecto continúa despuéz de haberlaz destruido. No zé a quién nos enfrentamos, no... pero estoy cazi segura de que ez alguien que sabe de torrez oscuras, y peor aún... laz ha mejorado.

Digimon Extend II: La amenaza de los infectadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora