Capítulo 2: Día real.

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Mi cara se descompuso mientras me giraba para confirmar quien era el misterioso "invitado" de mis padres.

-¿¡T-t-u-ú!?–. Grité señalando al muchacho que se encontraba paralizado con cara de total confusión.

–Yo también me alegro de verte, pero creo que deberías hacerle caso a tu madre...–. Nos quedamos unos segundos mirándonos. Mi estornudo rompió el silencio y se me fue bajando la toalla. Me la agarré con fuerza al cuerpo y salí cagando leches a mi cuarto.

Cerré la habitación de un portazo y me quité la toalla, tirándola al suelo, me vestí lo más rápido que pude para ir a hablar con mi madre. "¿Cómo que mi primo se iba a quedar?"

–¿Mamá?–. Pregunté antes de entrar a su habitación.

–¿Qué quieres?–. Cerré la puerta tras de mí y me senté en el filo de la cama, mirando a mi madre con seriedad.

–¿Por que no me dijiste que Álex iba a quedarse?

–Siento si te ha pillado muy repentinamente cariño, es que sus padres se acaban de divorciar y tu madrina me pidió que nos ocuparamos de él este verano por lo menos hasta que las cosas se resuelvan...–. La voz de mi madre se fue apagando.

–Oh... entonces no hay problema, supongo, ¿tengo que hacer algo en especial de ahora en adelante con él?

–Si pudieras enseñarle la ciudad, jugar con el a esos juegos que tanto os gustan... en resumen, que le entretengas para que no piense en el problema de sus padres, además... así podréis estar como cuando erais solo unos niños, fuisteis muy amigos–. No sé por qué pero a mi madre se le endulzó la mirada, la cual tenía fija a sus manos entrelazadas. Yo le puse mi mano encima para que me mirara.

–Vale, mañana de todas formas tenía pensado salir con amigos y dar una vuelta, ¿pero estás segura de que querrá venir conmigo y eso...?–. Que yo recordara Álex no era un chico al que le gustaba salir mucho de casa... "a no seeeeeer" que hubiese cambiado, si, supongo que podría haberlo echo.

–Ya hemos hablado con el de camino a casa y ha aceptado que si tiene que salir, saldrá.

–Entonces de acuerdo, yo también me comprometo–. Ella me sonrió cálidamente y cuando fui a devolversela, un bostezo salió de mi boca.

–Ve a dormir anda, seguro que Álex ya se fue hace minutos.

–Si, buenas noches mamá–. Me levanté pesadamente de la cama algo vaga.

–Buenas noches cariño, que descanses–. Dejé la puerta abierta por si mi padre decidía entrar a acostarse. En mitad del pasillo entre el cuarto de baño, mi habitación y la de, ahora, mi primo. Me lo encontré posado en la pared, como si me estuviera esperando.

–¿Qué te pasa?–. Le pregunté cruzando mis brazos.

–Nada, sólo quería darte las buenas noches... ¿no puedo?–. Me extrañe, pues el antes no era así.

–Emm, claro... buenas noches –. Me dirigí de nuevo a mi habitación y justo cuando iba a cerrar la puerta, creí haber escuchado la voz de Álex susurrándome: "no has cambiado nada, incluso eres más hermosa..." pero no le di mucha importancia. Lo único que me importaba ahora era dormir, ya mañana podría preocuparme por él.

Caí rendida sobre la fría cama y metiendo las manos bajo la almohada, me quedé al instante dormida profundamente.

*RIIIIIIIIG* *RIIIIIIIIIG* *RIIIIIIIING*

–¿Quién coño será a las...?–. Miré la hora en el móvil.– A las siete de la mañana–. Me levanté corriendo, intentando no chocarme con nada, abrí la puerta.

The Legend of Zelda: O N L I N E [CANCELADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora