Chapter 2

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Eran las 8:30 de la noche y todavía no tenía nada para la fiesta, pues en realidad no quería salir, no me gustan mucho las reuniones o fiestas. Aparte de que me quede dormida mientras veía un video de cosas que se supone son satisfactorias para las personas. ¿A quién rayos le satisface ver como cortan un jabón o de que manera juegan con slime? ¡Me duerme eso! Bueno, en esta ocasión debía ir a la fiesta pues es una amiga la que cumple años. La fiesta empieza en una hora y se supone que voy a ir con Sam, mi mejor amiga desde 5to grado de primaria, o más bien, que ella me levantaría por las greñas pero aún no llega.

Para ahorrarme quédame calva por culpa de mi mejor amiga, decidí levantarme y alistarme. Mi rutina simplemente se basaba en que me bañara, me cepillara los dientes, desenredara mi cabello (la cual siempre es una batalla, ¡parece una jungla! A veces creo que puede haber vida en ella, y no, no hablo de benditos piojos) y me pusiera un tipo de tratamiento en este, para, según mi mamá, este brillante y bonito.

Camine a mi baúl de ropa y saque mi típico pantalón de mezclilla rotos, me lo pondría con una blusa de tirantes blanca y unos tenis blancos.

Estaba organizando un bolso con algunas cosas por si las llegara a necesitar y de repente, escucho como una voz familiar grita haciendo que se escuche por toda la casa.

— ¡Hailee Maria Del Perpetró Socorro Del Sagrado Corazón de Shawn Bebé Hermoso Espléndido Mendes! ¡Levántate antes de que agarre tu cabello y te deje calva! — Samantha aparece en el umbral de mi cuarto — ¡Ay! Ya veo que no fue necesario gritar, mi niña tan obediente.

— No lo soy tanto, pero por bien de mi cabello lo tuve que hacer.

— Bien, pensado. Por eso eres la más inteligente de las dos, bueno aparte de no dejar de estudiar, por eso lo eres. ¿Lista? — dijo, entrelazando nuestros brazos como de costumbre.

— Si, aunque no me gusta mucho la idea de salir puede ser un poco peligroso —Chicos ebrios, ningún adulto en casa, música a todo volumen, acabaría en la madrugada, muchas cosas podrían ocurrir pero a mi amiga no parece afectarle.

—¡Por favor! No va a ser nada peligroso, no hay riesgos. Siempre estás estudiando, necesitas un respiro de tantos cálculos, Pitágoras, teoremas, Dios y la luna, stalkear a tu futuro esposo, etc. ¡Nos vamos a divertir! — dice, queriéndome convencer.

—Bien — me rendí — Peeeeero, si me sales con tu domingo siete, no tienes idea de lo que te pasará, aparte de que yo nombraré al niño o niña.

— ¡Sabes que no haré nada de eso! Hailee Cochina. — hace una cara de disgusto y me dispongo a reír.

— Ya lo se, solo quería advertirte.

Jala de mi brazo y nos subimos a su auto. No me preocupe en gritar que saldría pues tenía a nadie para avisarle de que no estaría en casa ya que mi mamá está de viaje.

[...]

Al llegar a la fiesta, salude a unas amigas que estaban en la barra de bebidas, platicamos un poco hasta que llegó la festejada. "¡FELIZ CUMPLE ADRI!" Todos gritaron al unísono. Fuimos a felicitarla y a darle su presente. De ahí, bailamos unas cuantas canciones pero me canse y fui al patio a tomar aire fresco, no puedo estar entre tanta multitud y sobre todo, cuando la mayoría de los invitados eran puros adolescentes hormonales con vasos rojos llenos de alcohol. El olor es irrepugnante.

Me senté en una banca que estaba en el patio trasero, alejados de toda la multitud. Al parecer, aquí viene la gente que aún sigue con los pies en la tierra, solo platican y ríen de algún chiste, mientras los individuos dentro de la casa, se hallaban besuqueando, o más bien succionando la boca del otro, restregando sus cuerpos al compás de la música, o simplemente se embriagaban. De la nada, sentí que alguien recargaba su mano en mi hombro por lo que me asusté y gire para ver quién era. Sonreí al momento de ver una cara familiar.

— Tranquila, no soy un Mounstro — dice Ed, sentándose a mi lado.

— Pues con esa cara parecieras — le digo mientras río. Seré sincera, mi mejor amigo no es feo, tiene muy buena apariencia como para un chico de tan solo diecisiete años, simplemente le digo feo pues si le digo lo contrario su vanidad sería más grande que el Burj Khalifa.

— Esta bien, bonita — Después de eso, quede confundida. ¿Bonita? Ok...

— Lo sé, nene, lo sé. - digo lo mismo que Edna Moda mientras hago mi cabello hacia atrás, de manera en que pueda presumir lo "bonita", según el, que soy. Nos empezamos a reír.

— ¿No deberías estar en la fiesta?, sé que no te gustan pero baila un rato, no seas aburrida - dice, no sabiendo que he bailado más que nunca.

— ¿¡Me has dicho aburrida!?-digo, mientras pongo una mano en mi corazón haciéndome la ofendida.

— No como crees - dice sarcásticamente, apartando la mirada mientras toma un sorbo de su bebida.

— ¿Qué tomas, niño? - preguntó, esperando no sea alcohol. Siendo la madura en este momento, debo cuidar de que no tome ya que él conduce.

— Refresco, ¿Porqué? — pregunta y me enseña su vaso.

— ¿Enserio? Déjame ver— le quitó el vaso para revisar el contenido y deducir si me ha dicho la verdad, pero en realidad lo agarro y me tomo lo que quedaba de este. No tenía que dudar puesto que Edward no es de los que toma. Bueno si, pero poquito.

— ¡¡¡¡Heeey!!!- Me dice y quita el vaso de mis manos. — Si querías hubieras ido por el tuyo, floja.

— ¡Es que esta muy leeeeeeeeejos! — digo con flojera en mi voz.

— Apenas te paras para poder agarrar el control remoto que está en tu escritorio, ¡a un lado de tu cama!

— Si, si. No importa.

— Floja — me recuerda.

— ¿Y Sam? ¿Vi que llegaste con ella? — Pregunto Ed.

— Bueno conoces a Sam y ella es de las chicas que si le dicen fiesta nunca faltaría y se divierte mucho en realidad, puedes ver que se está divirtiendo por allá — dije señalando la dirección donde estaba Samantha bailando con Ian, su novio.

— Mientras no se pasen de esa diversión a otra cosa — me guiñó y no entendí bien lo que había querido decir. Tuve que buscar entre lo más sucio de mi mente para interpretar lo que ha dicho.

— ¡No! – dije al darme cuenta de lo que ha querido decir y le di un pequeño golpe en su hombro. A veces tardo en entender las cosas. Me dio gracia y reí al igual que el.

-No sabes que puede pasar.

— Ya le advertí, no creo que le gustaría que llamara a su hija: Anastasia Kahluasia Kendall Frijolasia Barbinasia Ramona Payasia.

— ¿Todo termina en -asia?

— Sip, y nacerá en Asia. — toda una genio, Hailee.

— Ok... ¿Quieres bailar? — me ofrece mientras se levanta y extiende su mano. Ninguno de los dos baila así que no se que planea hacer.

— Pero no aguantare estar ahí adentro — digo después de haber hecho una mueca de disgusto al ver a los demás en la casa, quienes suben el tono a cualquier acción que se encuentran haciendo. Me empieza a incomodar la música y el olor aún más — ¿Y si mejor nos vamos? ¿Noche de películas?

— Noche de películas — réplica — ¿Mi casa? — sugiere, dejando su vaso en la banca donde estábamos sentados.

— Me parece bien pero déjame advertirle de nuevo a Sam. Le recordaré el nombre de su hija.

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