↳ ι η q υ ι є т σ |❃

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Llevo alrededor de dos años conociendo con aquel chico de orbes esmeralda y mechones celestes que en ocasiones suelo escuchar su irritante voz a pesar de no tenerlo cerca. Es definitivamente una de las personas con las cuales no me gustaría nunca tener una amistad especialmente porque desconoce la palabra «quietud». Actualmente sigo viéndolo en la pizzería una que otra vez, pero no soporto que me hable, ni que me mire y si es posible, ni que respire cerca de mío.

—¡Maldita sea! Acabo de invocar al enano otra vez —me quejé en mis pensamientos mientras miraba cómo aquel chico corría hacía mí riéndose divertido.

—¡Katherine! Tengo que contarte esto — anunció en voz alta alzando el pecho de forma dramática—, ¿por qué la gallina cruzó la calle? —preguntó divertido sin dejar de reírse para luego quedarse callado dando saltitos esperando mi respuesta impacientemente.

—¿Por qué? —lo miré desinteresada a lo que él tomó una gran bocanada de aire dispuesto a gritar la respuesta.

—Para llegar a la casa de la ¡puta! —soltó junto con una gran carcajada. Yo sólo lo fulminé con la mirada dispuesta a irme a la cocina a seguir con mi trabajo, pero el chico me detuvo—. Aguarda un segundo, no he terminado —dijo imitando hacer un berrinche de niño pequeño—. Toc toc... Abre la puerta —ordenó mientras imitaba estar tocando la puerta con sus manos.

— ¿Qué carajo quieres ahora Travis? ¿Quién es? —solté un suspiro pesado y volví a mirar cómo trataba de no reírse y arruinar el chiste que había matado dos minutos atrás.

—¡La...Gallina! —El chico agotado de tanto reírse se apoyó en una de las sillas del comedor aprovechando que el lugar aún se encontraba cerrado.

—Deberías ir a trabajar —bufé girándome a la cocina, el chico sólo imitó mi frase sacando su lengua en forma burlesca.

—Tú deberías aprender a reírte, amargada.

—Y tú aprender a decir chistes buenos, tonto.

—No es mi culpa que no tengas sentido del humor, bebé llorona.

—Bebé llorona tu cola.

—Mi cola no llora —dijo el chico, volviéndose a reír sin dejar de verse aquel pequeño pompón celeste que simulaba una.

—No diré nada porque no quiero que te desnudes para comprobarlo —me burlé.

—¡Katherine! ¡Travis! Vienen a este lugar a trabajar no a jugar ¿entendido? —regañó Scott señalándonos con su mano derecha a lo qué el chico risueño bajó sus orejas de conejo apenado y corrió al escenario a ensayar.

—¿Y tú, no piensas hacer nada? —alzó una ceja el de anteojos verdes mirando su teléfono.

—Por ahora no, Amy ya se encargó de las pizzas.

—Katherine, que no se te olvide que mientras estén en horario de trabajo a ellos se les menciona por su nombre de personaje —advirtió.

—Oh, olvidé eso. Lo siento.

Fui hacía la puerta principal, miré el reloj dándome cuenta de que eran las diez de la mañana, tomé las llaves de mi bolsillo izquierdo y abrí la puerta dejando entrar a la gente al local.

Corrí hasta la cocina ayudando a Chica, y a Toy Chica con las pizzas. Una vez entregadas a las familias que habían llegado, la chica rubia más alta se acercó a mí y comenzó a jugar con mi cabello emocionada.

—¿A que no crees lo que pasó? — exclamó emocionada agitándome esperando mi respuesta.

—Tú y Puppet se hicieron novios ayer, ya me contó él. Está muy contento por lo que veo —sonreí fingidamente y esta soltó un grito de emoción.

—¡Es el mejor día de mi vida! —gritó dando saltitos—. Oye, por cierto ¿qué pasa entre tú y Toy Bonnie?

—Pasa que es un niño y me cagan los niños —sonreí sarcástica.

—Bueno, pero al parecer tampoco le caes bien a él. Siempre se está quejando de que eres una amargada y nunca escuchas sus chistes.

—Sus chistes son malos.

—Pero él es bueno —confesó dándome palmaditas en el hombro.

—A mí eso me vale verga.

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Esta historia la escribí durante mis clases de historia así que es mas probable que la siga constantemente. Tiene alto contenido de modismos y groserías mexicanas, y no las quitaré porqué la historia está repleta de ellas JAJAJA.

En fin, espero que les guste♥

Lxs quieroooooooooo c: