UNO

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Era otro día, tirado sobre mi cama observando el techo y tareando esa vaga melodía que no podía sacarme de la cabeza, desde el incidente mi vida se había reducido a la monotonía de mi habitación junto a salidas esporádicas con mis amigos.

No estaba deprimido, no sentía tristeza ni felicidad si no que nada en absoluto, como un vacío en mi pecho por mi corazón repentinamente desaparecido. Quería pasar tiempo a solas, anhelaba analizar todo lo que mi memoria tenía almacenado sobre mis diecisiete años de vida porque deseaba, con cada centímetro físico y cada parte psicológica de mi, encontrarle un sentido hasta al más mínimo detalle. Aunque en el fondo de mi sabía que era imposible, que no a todo puede encontrarse una lógica, una vez más ignoré aquella voz realista que residía en lo más profundo de mi mente.

Mi reflexión combinada con un toque de autocompasión, fue interrumpida por el sonido de mi teléfono indicándome una llamada entrante de Brian que no dudé en contestar.

-Hey -dije al teléfono, no hubo respuesta alguna- ¿Hola? -interrogé creyendo que había algún problema con la línea telefónica.

-Shawn -habló con voz débil-, estoy en el hospital.

-¿¡Estás bien!? -pregunté preocupado.

-Umm... si -contestó con algo de dificultad, creo que estaba un poco aturdido en ese momento-, es decir, no estoy aquí por mi, es por Skylar.

-¿Tu prima pequeña? -pregunté.

La mencioné como "pequeña" porque así la conocí y así la recordaba, en mi mente seguía la imagen de la niña pelirroja que saltaba de un lado a otro cual canguro, pero ella se mudó junto a su familia y durante los años que pasé sin verla esa niña desapareció.

-Ya casi cumple diecisiete -respondió, hubo silencio por unos segundos-. Dios mío -murmuró-, solo tiene dieciséis años -habló con voz entrecortada, supe que estaba conteniendose para no llorar.

-¿Que le ocurre a Skylar? -pregunté a mi amigo.

-Ella... dicen... -suspiró, intentando calmarse- Le diagnosticaron cáncer -explico al fin.

Quedé en blanco, inútil, sin saber que contestar o como ayudar a mi mejor amigo. No podía bromear para subir su ánimo, no quería caer en una frase casi por reacción como «va a mejorar", no podía darle una palmada en la espalda o un abrazo en ese momento.

-Voy para allá -dije decido- ¿En que hospital está?

-No vengas, el ambiente es deprimente aquí y es lo ultimo que necesitas -se adelantó a decir.

En otro momento lo hubiera contradicho diciendo que yo no estaba deprimido, no lo hice porque ocurría algo de mil veces más relevante que yo.

-Dime o estaré buscando en cada hospital de la ciudad -amenacé.

Regañó un poco pero terminó dándome la dirección y unos minutos más tarde yo estaba recorriendo el hospital hasta el área de pediatría.

Cuando encontré a mi amigo estaba sentando mirando sus pies, se notaba de lejos que estaba bien.

-Hey -dije en voz baja para captar su atención.

Hasta el momento no había notado que yo estaba allí, levantó su cabeza y pude ver su rostro triste.

-Hey, Shawn -saludo sin ánimo.

No le pedí que me explicara lo que sucedía con ella, sentí que solo lo haría sentir mal, pero él comenzó a contarme lo sucedido con calma.

Me explicó que su prima estaba teniendo teniendo dolores de cabeza desde hace días, todos pensaron que era estrés debido a la escuela y problemas que tuvo allí, pero la noche anterior la molestia se había vuelto insoportable. Skylar lloró desesperada por el dolor hasta que finalmente se desmayó y su padre salió junto ella al hospital, había pasado casi todo un día entre exámenes y finalmente dieron positivo para cáncer, un tumor en su cabeza estaba comenzando a arrebatarle la vida lentamente a la pelirroja de dieciséis años.

-¡Es tan injusto! -exclamó y su voz terminó por quebrarse- Skylar es la chica con más vida que conozco, no merece esto y su mamá tampoco lo merecía.

-Se que no la he visto desde los diez pero estoy seguro de que tienes razón, nadie lo merece -contesté sintiéndome un imbécil y completo inútil.

Continuó murmurando que no lo merecía por unos instantes, se veía enfado por su impotencia y esa siempre fue la manera en que Brian ocultaba su tristeza.

Pasaron unos minutos hasta que llegó el padre de Skylar, sus ojos irritados estaban acompañados de unas enormes ojeras, era evidente que estaba devastado, pero nos sonrió y saludó de la mejor forma posible.

-¿Podrías ir con Camille a tu casa? -pidió a Brian- La pequeña necesita descansar, no ha dormido nada y el ambiente de hospital nunca le ha hecho bien.

Se notaba que Brian no quería irse, pero aceptó la petición de su tío de llevar a la hermanita de Skylar a descansar.

Antes de que nos fueramos junto a Camille, él se dirigió hacia a la habitación donde estaba Skylar, iba a esperarlo afuera pero el mismo me invitó a pasar.

Y allí estaba ella acostada en la camilla, conectada a máquinas, llena de agujas en sus brazos, con los ojos cerrados, sumida en un sueño profundo mientras que en sus labios rosas estaba dibujada una leve sonrisa y sus rizos rojizos cubrían parte de su pálido rostro. La escena parecía sacada de la bella durmiente, pero todo estaba a años luz de ser un cuento de hadas con un final feliz.

-Deja de mirarla así, Mendes -dijo con una leve sonrisa-. No te emociones aún, o cuando despierte te vas a enamorar de mi prima.

Me reí un poco avergonzado. Ninguno era capaz de anticipar que pronto las palabras en broma de mi amigo se volverían tan reales como la existencia del aire. Sin duda alguna, supe que era la chica más hermosa que había visto, sin embargo yo no sabía que aún no conocía ni una pequeña porción de la verdadera belleza que poseía aquella chica.

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SHE'LL BE THE ONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora