FINAL. - REALIDAD

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Ahí estaba el, estábamos caminado por aquel parque cerca de mi casa. Algunas veces de manera burlona el desordena mi cabello, mientras a la par yo le quito sus redondos anteojos y corro poniéndomelos, para terminar, tropezando en el pasto de un parque cuyo nombre se me hace desconocido, resultando en un molesto mareo. El me quita los lentes con cierta dificultad, para tumbarse en el pasto y ver el espectáculo del atardecer en aquel cielo nuboso. Me le abrazo con fuerza y me termino recostando en su cálido pecho sintiendo su mano acariciar mi cabeza hasta quedar atrapado por el cansancio y la tranquilidad. Sentía aquello que se suele llamar "cariño" con cierto sonrojo y una gran sonrisa de felicidad hasta quedar dormido, con el cobijo de aquel paisaje y el susurro del cálido viento del poniente.

Por desgracia todo aquello termino en un suspirar, abrí los ojos de manera repentina. Mirando a mi alrededor con cierta dificultad, en manos no tenía más que una vieja sabana y tras de mi un frio piso de madera, mi cara estaba húmeda, con mi rostro mostrando la misma cara de amargura y tristeza de los últimos días. Pues todo aquello había sido una cálida fantasía, una fantasía imposible de un hombre que solo conocía su soledad.

Pues, ¿Qué tan necesaria es aquella burda tortura que hace al hombre perecer en la obsesión del ridículo? De la esperanza de aquello que llamamos amor, de aquello que termina siendo un mero capricho quizás.

Pasaron las horas, mi rostro siguió mojado hasta el amanecer, me vestí rápidamente y fui nuevamente a aquel viejo restaurante olvidando por completo el trabajo, pidiendo una orden de papas fritas, que dejé a medias en aquella mesa de cristal. Las horas a velocidad de crucero, hasta que simplemente me levante y abandone aquel lugar, para no volver nunca. 

FIN

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La obsesión y el desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora