Algo no va bien
Omar se despertó a las once y media, no le gustaba levantarse tan pronto si no que prefería levantarse a las dos en punto, justo para comer. Al despertarse, se dio una ducha, se lavó los dientes y encendió su ordenador, con el que podía pasar horas y horas sin aburrirse. A pesar de tener trece años no le gustaba salir a la calle, sobre todo porque no tenía ningún amigo con el que salir ya que sus clases eran por la tarde y no podía relacionarse con otros niños, no sabía porqué no compartía los horarios con sus compañeros, pero no le importaba, le era mas cómodo acudir a sus clases por la tarde.
Después de unas cuantas horas en frente del ordenador,jugando a su videojuego favorito, su madre entró a la habitación de Omar.
—Ya está la comida— dijo su madre.
—Espera un momento, ahora voy— respondió Omar, esperando a que su madre saliese de la habitación para terminar lo que estaba haciendo. No tardó mas de cinco minutos en levantarse de su silla y ir al comedor a comer.
El comedor era muy pequeño, solo había espacio para una mesa, seis sillas y una pequeña vitrocerámica con la que su madre mayormente cocinaba sopa con fideos porque era de las pocas cosas que podían permitirse. Y os preguntaréis ¿Por que Omar tiene un ordenador si ni siquiera pueden permitirse una buena comida? El ordenador de Omar fue un regalo de su difunta abuela, y a parte de ser el último recuerdo de su abuela, es lo que le entretiene todos los días, por lo que su madre no quiso venderlo. Omar se sentó en su silla, metió la cuchara en su plato de sopa y comenzó a comer. En la mesa estaban sentados Omar, su hermano mayor Ricardo y su madre Olga. El padre de Omar trabajaba de camionero, por lo que pasaba muchos días fuera de casa, y su abuelo comía en la cama debido a su dificultad para ponerse de pie.
—¿Omar, que tal los estudios?—pregunto su madre con intención de romper el silencio.
—Bastante bien— Respondió. Omar era un muy buen estudiante, le gustaba aprender nuevas cosas.
Omar terminó su plato de sopa pero cuando fue a levantarse de la silla, su madre le trajo un vaso de agua y una pastilla.
—Tomate esto cariño— Dijo Olga.
—¿Que es?— Dijo Omar, sorprendido, ya que nunca tuvo que tomar pastillas para nada.
—El médico te recetó estas pastillas— Dijo Olga.
Omar se acordaba de que hace escasos días estuvo en el médico, pero no sabía que tenía que tomarse unas pastillas, de todos modos cogió la pastilla y tragó, con ayuda del agua.
Omar fue a su cuarto, pero ya no estaba tan agusto como antes se preguntaba para que eran esas pastillas y si todo iba bien, tenía miedo de que fuese algo grabe, pero el se encontraba bien.
Llegó la noche y Omar se tumbo e la parte de arriba de la litera en la que dormía. En la parte de abajo dormía su hermano mayor.
—Ricardo, ¿tu sabes para que eran esas pastillas?— Pregunto Omar, con esperanza de que el pudiese darle una respuesta.
—No lo se, mamá no habla de ello, pero no será nada, anda duérmete— Respondió su hermano, al cual no le costaba conciliar el sueño, pero a Omar le costaba mucho dormir, pensó que esas pastillas podrían ser para dormir mejor, pero descarto rápidamente la idea ya que seguía sin poder dormir.
Después de pasar un rato pensando decidió no darle mayor importancia y intentar dormir. Lo consiguió.
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Música a media noche
FantasiOmar García es un niño Español residente en un pequeño pueblo de Euskadi. Omar proviene de una familia humilde y una pequeña casa para seis personas. Un día como otro cualquiera, Omar se va a dormir a la habitación que comparte con su hermano, pero...