Diario de un sad boy

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-Día 10-

Me levante de mi cama, por ultima vez y cogí una bolsa de mano gris, abrí la maleta y me puse el portátil, la cámara, cogí los cargadores de el portátil y mi teléfono y también los metí y por ultimo cogí mis auriculares, no me vestí ya que me dormí con lo mismo de ayer, me levante de la cama y cogí mi móvil de la mesita de noche, lo tuve cargando toda la noche con un cargador de más que tenía, me metí el móvil en el bolsillo trasero de mis jeans y me baje a la cocina con la maleta y la mochila.

-Buenos días Zach- Me saludó Luchas mientras hacíamos un saludo.

-Hola, Luchas puedo hacerte una pregunta- Dije con voz ronca- ¿Tu cuantos años tienes?-

-Yo tengo treintaiquatro años aún que no lo parezca- Dijo mientras el agarraba una manzana y le daba un mordisco.

-Pareces más joven- Murmuré.

-¿Porque te quieres ir?- Me pregunto suave.

-Porque esta ciudad es una maldita mierda; niñeras locas que te llevan al cementerio cada viernes, padres suicidas, hermanos que hacen bullying, padrastros locos, gays acosadores, primos mujeriegos y más mierdas- Dije con la voz agitada, me estaba costando respirar hasta que me maree y caí al suelo.

Cuando me levante del sofá, donde seguramente me había llevado Luchas, vi el rostro de mi madre ¿era dolor lo que se reflejaba en su rostro? ¿o era miedo? Miedo a que ellos me hubieran convertido en lo que soy, un estorbo que la vida había creado.

-Madre ya me voy- Dije levantándole del pequeño sofá negro.