Capítulo 4: Invierno, inesperado

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  "Nyaaaaaaaan lo se, la gente dira, gato feo que no actualizas, pero he estado algo ocupadin ultimamente.....oh a quien engaño, soy flojo lo se!, pero es que me gustaba y no me gustaba y me gustaba asi que al final lo termine asii, espero les guste aun asi nyan nyan"  


Nadie sabe qué puede pasar en un nuevo día, puede ser la misma rutina de siempre, puede pasar algo bueno, algo malo, es el riesgo de llegar saber que despiertas cada mañana, ese momento de consciencia en que piensas que fue lo que soñaste, en lo personal no lo recuerdo, solamente pienso en la cálida cama, las sabanas sobre mí, sentirme seguro y cómodo por el calor que siento, aunque claro, estaría más tranquilo en cuanto pudiera apagar el molesto ruido de mi celular, contra todo mi deseo comencé a estirar mi mano, un esfuerzo inútil pues la mesa de noche donde estaba se encontraba a mis espaldas, finalmente se detuvo y respire tranquilo hasta que note algo raro, para empezar ni siquiera había alcanzado la alarma, la primera sorpresa del día supongo, quise moverme pero entonces ....la segunda sorpresa, un brazo pasando sobre mí, una pierna tocando la mía y me quede completamente quieto, sentí algo apoyarse en mi espalda, escuche un suspiro junto a una respiración, como se frotaba en mi buscando acomodarse y......okey okey okey, que alguien esté en mi espalda ya es la tercera sorpresa y estoy seguro de no llevar más de 5 minutos consciente, con algo de esfuerzo abrí mis ojos, con cuidado logre darme la vuelta para poder observar a mi captor.


¿Quién más sino Sora?


Pasaron algunas cosas anoche pero estoy seguro de que no lo invite a dormir en la misma cama, me quede un tiempo meditando, recordé la discusión que tuvo con su hermana, supongo que se sintió solo y vino a la cama de su hermano sin recordar que yo estaba aquí, es decir, tampoco es como que se hubiera equivocado de cama, esto no fue un accidente...oh bueno, al menos por esa expresión había dormido bien, fuera como fuera me estaba abrazando y ya comenzaba a sentirse incómodo, sabía que debía despertarlo, pero eso quedo en el olvido cuando escuche el sonido de unos golpes en la puerta, me sentí aterrado, esto no se vería bien, seguro ella malinterpretaría todo, me mataría a golpes y seguramente me tiraría a la calle.

-E-Estoy despierto, me estoy cambiando bajo en un minuto-dije en un tono alto pero tampoco tanto para no despertar a Sora, los golpes se detuvieron y me imagine que me creyó, tras sentir que se fue el peligro con todo el cuidado me levante, fue difícil separarme de su abrazo pero al final lo había conseguido, tome mis ropas, me tuve que meter al baño y suspire sabiendo que no me podría bañar ahora, solamente me vestí y me coloque mucha colonia, me lave un poco para al menos lucir presentable, cuando creí estar bien salí del baño queriendo no hacer ruido, al parecer no importaba, Sora ya estaba despierto y sentado en la cama.

-Buenos días-esas palabras salieron apresuradas, apenas pude entenderlas y me imaginaba porque, aun así quise abrir la boca, intentar decir algo para quitar el ambiente extraño que se estaba formando pero...no pude, simplemente no pude porque me puse nervioso, desvié la mirada, no me imagine en una situación así y no sabía que decir para no hacerlo peor, lo mire de reojo, este estaba con la mirada baja y apretaba las sabanas-Lo suponía, ahora te debo parecer raro-murmuro y quise negarlo pero no sabía cómo, quizás era cierto, después de todo no éramos unos niños, se levantó de la cama, no me miro, solo se colocó sus pantuflas y se dirigió a la puerta-Lamento haberte molestado-esas últimas palabras pude sentir que tenían un tono triste, eso sí me hizo reaccionar.

-Sora-le llame cuando este estuvo a la puerta, volteo a mirarme y esta vez sí me atreví a verlo a la cara-B-Buenos días, ¿dormiste bien?-no me gusto el tono nervioso con el que me salió la pregunta, este me miro confundido y lentamente asintió-Ya veo, entonces eso es todo lo que importa-al fin pude hablar más calmado, solamente que ahora era él quien se veía nervioso, quizás apenado pues hasta sus mejillas enrojecieron un poco.

Las estaciones,  RoxasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora