ACTO ÚNICO

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Rose, Rose, Rose.

Últimamente esa era la primera palabra que el Doctor susurraba al inicio del día, y con la que se acurrucaba al caer la noche.

Rose, Rose, Rose.

Al principio, el hecho de pensar tanto en ella no lo alarmó. En primer lugar, porque era su acompañante en sus aventuras por todo el Universo. Y en segundo, porque era una buena amiga y se preocupaba por su bienestar.

Rose, Rose, Rose.

Pero ahora, el eco emitido por su nombre no dejaba su cabeza, y no podía evitar notar unas cuantas cosas de las que antes no se había percatado.

—¡Esto es precioso! —exclamó Rose, con una gran sonrisa cuando abrió la puerta de la TARDIS—. Tantos globos amarillos... ¿Estamos en el cielo?

Como que había algo en su mirada, algo que finalmente reparó cuando la luz de los dos soles sobre ellos iluminó sus ojos.

El Doctor rió y negó con la cabeza.

Rose, Rose, Rose.

—Esto es literalmente un jardín de globos. ¡Fantástico! ¿No es cierto?

Rose no pudo contener un brinco lleno de emoción.

—¿Un jardín de globos? Jamás creí ver algo así en mi vida. ¿Podemos...?—preguntó, señalando hacia adelante.

Aquello en sus ojos le recordó dos veces que seguía vivo, y también que ella era tan fuerte y tan valiente.

El Doctor sonrió como parte de su respuesta.

—Claro que si, pero intenta no reventar ninguno. Si este fuese mi jardín no me gustaría que alguien interviniera en mi decoración—Rose soltó una risa—. Ya en serio, pero tengamos cuidado.

Su peor miedo, en ese preciso momento se percató de ello, era que lo rescataran de ella. Fue algo extraño como se dieron las cosas, pero Rose Tyler era tan importante ahora...

Rose, Rose, Rose.

—Siempre tan precavido, Doctor—Rose murmuró antes de tomarlo por la mano y empezar a caminar lejos de la TARDIS.

Los pensamientos acerca de Rose también lo ponían un poco nervioso, porque tenía una sospecha de lo que desencadenarían, y aquellas situaciones eran algo que debía evitar. Él era un Señor del Tiempo, llevaba tanto tiempo viviendo y además, moriría mucho, mucho después que ella. El amor no era un lujo que podría permitirse, no después de perder tanto.

—Oh, Rose Tyler—dijo sonriendo—. ¿Cómo es que contigo siento que me enseñas cosas que nunca he visto? Cosas infinitamente interesantes.

Ella le devolvió la sonrisa.

Rose, Rose, Rose... Rose tenía una sonrisa tan sincera y encantadora. Sus dos corazones latían con velocidad al presenciarla.

—Vemos al mundo con diferentes perspectivas—intentó explicar ella mientras caminaban por cuidado entre los globos. En el suelo también había una clase de criaturas diminutas que los mantenían en el suelo; les habló respecto a ellas. El Doctor la ayudaba a no pisarlas, guiándola y sin soltarle la mano—. Tú casi siempre eres el que me enseñas algo nuevo, pero supongo que a veces mi opinión es un poco más impresionante porque es muy contrastante de la tuya.

El Doctor volvió a reír. 

Rose continuó hablando, podía ver sus labios moverse, pero era algo más como en cámara lenta, como si estuviese cantando. 

—Mi peor temor es que me rescaten de ti—escuchó de pronto, volviendo a la realidad. La selección de las palabras de Rose lo sorprendió, como si hubiese sido capaz de leer su mente, adivinar sus sentimientos...—. Es algo extraño como se dieron las cosas, pero eres muy importante para mi ahora—apretó su mano y lo miró a los ojos. Su mirada sonreía al igual que sus labios—. ¿Me enseñará algo nuevo, Doctor? Aunque bueno, tú siempre lo haces.

Entonces el Doctor tuvo un deseo muy extraño en cuanto siguieron caminando. A pesar de que su perspectiva sobre Rose era muy diferente a cuanto la conoció —más intensa, más certera—, tenía la idea de que ella seguía considerándolo como sólo un amigo muy especial. Sobre todo, teniendo en cuenta el aspecto actual de su regeneración. Se veía un tanto mayor a su lado...

Y mientras Rose encontraba un lugar indicado para recostarse a descansar entre los globos, al mismo tiempo que el eco de su nombre se repetía aún constantemente en su cabeza, el Doctor deseó que su próxima regeneración —la cual esperaba que no se diera pronto—, tuviese una edad más apropiada para Rose Tyler.

***

Ay, me encantó escribir esto, de verdaddd. Yo amaba la relación de Rose y el Doctor (desde el noveno, no sólo el décimo) y su química, e intenté hacerle justicia a lo que yo creo que eran los sentimientos de noveno hacia ella. 

Espero les guste tanto como a mi. ¡Un abrazo!

Echo; Noveno DoctorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora