Parte 4.

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Me estaciono rápidamente frente al lugar dónde Julieta dijo que nos encontráramos.
Miro por todos lados, pero no la veo.

— ¡Eli! — dice sonriente, corriendo en mi dirección con Alice detrás suyo. — Oh, lo siento Eli. Queríamos esperarte, pero no pudimos resistir entrar al museo.

Las manos de Julieta están llenas de souvenirs que mete rápidamente a su bolso.

— N-no hay problema. — digo.
— Ahora que estamos todos juntos, ¿Qué quieren hacer?
— Muero de sed. — dice Alice, su acento italiano es demasiado notable.
— Bien, caminamos y veremos algo en el camino. — propone Julieta y me muestra bolsas de diferentes tiendas. — ¿Llevas esto por mí, Eli?

[ ]

Alice y Julieta caminan, conversando alegremente en italiano. Me gustaría saber qué dicen.
Camino detrás de ellas, llevando las bolsas, en su mayoría de marcas demasiado femeninas, por lo que algunas personas me miran de reojo.

El lugar por el que caminamos me empieza a resultar familiar.
Y antes de que me de cuenta Julieta y su hermana ya están dentro del mismo Starbucks de ayer, sentadas en una mesa.

Miro a la barra, y ahí está él, mirándome. Cuándo me doy cuenta, baja la mirada rápidamente y pretende estar haciendo algo.

— Iré a pedir algo. — le digo a Julieta, pero parece no prestarme atención alguna.

Me acerco a la barra rápidamente.
— ¿Qué significa esto? — pongo la servilleta frente a él, pero guarda silencio, y simplemente me sonríe.
— Osea que sabes hablar mi idioma. — continúo.

— Sí. — dice, y su voz al hablar en español suena algo más grave que cuándo lo escuché hablar italiano.
— ¿E-entonces?
— Sólo quería dibujarte el mapa de cualquier manera.
— ¿Para qué? ¿Para no tener que decirme "Idiota americano" a la cara?

Rompe en risas, y dirijo la mirada hacia Julieta, deseando que no haya llamado su atención. Pero continúa enfrascada en su conversación.

— ¿Es tu novia? — pregunta el de vuelta.
— Sí.
— No parece que lo sea. Pareces más, su perro.

El comentario me molesta ligeramente, aunque no sienta nada por ella.

— Creo qué no es tu asunto...— miro el gafete en su delantal en busca de su nombre. — Twist.
Sonríe ampliamente.
— ¿Qué? — pregunto.
— Di mi nombre de nuevo.
— ¿Porqué?
— Porque suena bien cuándo tú lo dices.

Cuándo estoy pensando una respuesta, una voz de escucha desde la mesa a unos metros de mí.

— ¡Eli! ¿Porqué tardas tanto? — grita Julieta.
— ¡Ya voy! — digo, y me vuelvo de nuevo hacia él.
— ¿Eli? ¿Ese es tu nombre?
— Sí.
— Bueno saberlo.
— Sólo dame un maldito café, y deja de jugar a lo que sea que estés jugando.

Ríe ligeramente, pero me obedece.
Me trae lo qué pedí, y miró el café detenidamente.

"Eli." Dice, escrito con Sharpie negro sobre él.
Al mirar del otro lado del vaso de plástico, me doy cuenta de que también "+39 311 1979" también está escrito.

Cuándo me doy la vuelta para preguntarle qué significa, ya se ha ido.

alas; drabbleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora