El mundo se ha convertido en una sociedad sobrehumana y alrededor del 80% de la población del mundo tiene ahora una especie de rasgo especial.
En este mundo con remolinos de caos, la profesión una vez soñada y admirada entró en el centro de atención...
No estaba preparada para lo que iba a suceder, lo que estaba apunto de estallar en mis narices. ¿Qué sería aquello que le costaba tanto decirme?
-No es nada, ¡Fea! Es solo que...- pude ver como se ruborizaba un poco al lado de su ojo rojo. - ¿Ocurre algo?- por una vez me mostré interesada a lo que quería decirme, un poco amable. Sin embargo lo puse aún más nervioso. Agacha la cabeza escondiendo su rostro.
- ¿¡Porqué me salvaste hoy en la práctica de la clase?!- pregunta casi gritando en mis narices. Y entonces lo vi todo claro, pude esbozar una pequeña sonrisa mientras cruzaba mis brazos, asintiendo. - No tenías ninguna razón para hacer lo que hiciste, y aún así... Te metiste en medio, ¡Idiota! ¡Fea y Estúpida Aiko!-
Ignoré los insultos, su tono de voz apagado más de lo normal indicaba que no estaba hablando en serio. Seguí en silencio, dejando que se explicara sin interrumpirle. Aún no sabía cómo había conseguido llegar hasta mi casa, me extrañé al instante de que pasara esa idea por mi cabeza.
- ¡Qué clase de estrategia de mierda fue esa! Podías haberte ido con el "mitad imbécil ese", y dejar que le metiera una tunda al "Nerd". ¡Todos los Nerds sois unos idiotas! - no pude contenerme más, rompí en una carcajada. Pude ver como se quedaba sin palabras, mis acciones son impredecibles.
- Oye ¡¿Y ahora de que coño te ríes!?- puse la mano sobre mi boca. - "Mitad imbécil"- dije entre risas, había sido el mote más extravagante que había escuchado. Aún encima refiriéndose a Shouto. Bakugō tiene su manera de dar las gracias, aunque sea bastante ofensiva el acto cuenta mucho para ser él. Después de unos segundos, le sonrío cálidamente. Solo por el hecho de haberlo salvado todo había cambiado entre nosotros. ¿Qué clase de relación tendríamos ahora? Supongo que dependerá de mí, Katsuki Bakugō no es tan mal tipo en el fondo. Tiene algo de honor y nobleza escondida por arrogancia súbita. El primer día nos deseábamos la muerte, y ahora me da las gracias. Irónico...
- ¡Oye! ¡Aún no me contestaste!!!- se acercó un poco hacia mí de forma agresiva. - Bueno, Katsuki-kun... Yo tengo mi manera de pensar, mis principios y mi ética. En ese momento pensé instintivamente e hice caso a lo que dictaba mi corazón. "Lo siento".- las últimas palabras las digo en tono irónico, cabreé un tanto más al rubio. - ¿"Katsuki-kun"? ¿"Lo siento"?- no se esperaba la informalidad y la arrogancia de mis palabras. En el momento que iba a gritarme de nuevo, lo interrumpí: - Y en cuanto a Shouto-kun, me da igual lo que pensara en ese momento, o el hecho de que me deje llevar por mis emociones. En todo caso... De nada- mi petulancia lo enfureció aún más.
- ¡Cómo si fuera a darte las gracias por salvarme la vida!!!- pensé en lo imbécil y orgulloso que era, pero lo entendía aún así. ¿Cómo? No lo sé, creo que es más el sentimiento que otra cosa. "¿Quién eres y qué has hecho con Aiko?" Me preguntaría en su tiempo, pero ahora es diferente. Y me gusta.
De repente alguien nuevo entra en escena.
- ¡¡¡Iros a un hotel!!!- el vecino estaba totalmente en cólera por el escándalo que montaba Bakugō a tales horas de la noche. Pude ver como el rubio se ponía rojo hasta las orejas. ¿Vergüenza? Justo cuando se disponía a estallar, me acerco a él y le tapo la boca suavemente, al mismo tiempo que rozaba su pecho. Sus labios estaban cálidos era una sensación que me gustaba. En un fragmento de segundo, sentía los latidos acelerados de su corazón, lo que me sorprendió. ¿Qué rayos?
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