秋 Aki

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Me gusta la lluvia, porqué es el momento en el que mis lágrimas parecen pequeñas. No entiendo las personas que les gusta llorar, o que les apacigua, es molesto como cae el agua por tus mejillas, se te hinchan los ojos y empiezas a moquear como si miles de gérmenes nidaran en tu nariz.

No es agradable. Sí, te desahoga pero no es remedio imbatible.
¿Qué me esperaba tan lejos de mi hogar?¿Volvería a ver a mis padres? Os puedo asegurar que la segunda pregunta es "No", pero no significa que mi sueño no pueda cumplirse.
Al principio de mi vida allí, se desarrolló sin precedentes, las complicaciones comenzaron al año siguiente con mi edad de 8 años. La estancia estaba bien, tenía comida, una cama y todo el tiempo del mundo para ir a la escuela y desarrollarme como un niña "normal". Pero no podía, me sentía sola. Aunque tuviese a Paku a mi lado, aunque visitase al viejo de la estación cada semana, la soledad inundaba a la jovial Aiko.

Comencé a desconfiar de la gente, de mis compañeros y las personas que nos cuidaban como si fuéramos pacientes de una enfermedad irremediable, el abandono. Solo unos pocos podían salvarse de aquella cárcel sin barrotes.
Un día de aquellos, los síntomas empezaron a manifestarse con más reiteración. Fuera a la hora de comer, recuerdo porqué tocaba pizza, una de las cosas que me encantaban de este mundo. Como habitualmente, me senté en la esquina sur de la estancia decadente, lejos de miradas y el destacar por encima de los demás. A gusto con Paku en mis piernas, observando como niños con poderes crecían a mi alrededor, conmigo.

Pero algo perturbó mi comida, a pocos metros de mí, un chico de unos doce años se disponía a arremeter una paliza sobre otro pobre infeliz como yo. Me hervía la sangre.

-¡¿Cómo te atreves a quitarme mi sitio, idiota!?- vociferaba mientras lo sujetaba por la camiseta, los adultos hacían caso omiso a los gritos de socorro.
- Y-Yo, no sabía que este era tu asiento, Rin-kun- siseaba el decadente.
-Bueno, lo que sí sabrás es lo que te va a doler el puño de hierro en la cara- en efecto, el matón poseía el Kosei del Acero, capaz de endurecer la piel como el material en cuestión.
Mientras...

-Aiko-chan, ni se te ocurra inmiscuirte- advierte Paku con su mirada de fuego- No puedes enfrentarte a un tipo sin poder alguno con el cuál competir.-

No escuchaba sus palabras, en lo único que pensé fue en callar la boca de aquel necio que me amargaba mi pepperoni en mano. No me di cuenta de que aún no manifestaba Kosei, y que ese sería el año decisivo para poder cumplir mi objetivo.

Una sola reflexión que sobrevoló mi pequeña mente antes de pasar a la acción, fue que las ventanas de aquel comedor se encontraban de par en par, un brisa agradable inundaba el espacio. Inexplicablemente me dió fuerzas.
Segundos tardé en atravesar de una punta a otra para llegar a la tertulia de aquellos dos sujetos. Los dos me miran con ojos como platos, interfiriendo en la trayectoria del puño. Si ya el comedor estaba con los ojos puestos en el matón, ahora era yo el centro de atención.

Me quedé paralizada justo delante de ellos, esperando una respuesta a mi mirada degolladora. En lugar de ello comenzó a reírse, aquel llamado Rin.
Soy realista, no era capaz de llegar y arrebatarle la cara a ese tarugo de un puñetazo. Sobretodo porqué tenía ocho años, y él doce, se siente igual que ser un ratón delante de un león.

- Con que aquí ha llegado nuestra salvadora, la niña siniestra de la estación, ja ja... No sales viva de esta- El miedo atraviesa mi cuerpo, pero a la vez un sentimiento de justicia, ¿qué estaba pasando?

-¿Te crees una heroína por estar aquí intentando hacer algo? ¡No somos nada! Nadie te va a aceptar fuera sin una familia, serás más débil que una pulga. Las pulgas no consiguen ser héroes...-

Qué molesto... Seguro que estaba pensando en desmoralizarme o algo por el estilo, mejor que esperara sentado. Podía ser insensata, una persona triste y desagradable, ( y más con aquellos años) Pero nadie me gana a testaruda.
Suspiro para su sorpresa, no le entraba en la cabeza mi tranquilidad. El golpeado aprovecha la confusión del otro para escapar. Ahora la batalla era nuestra.

風 Kaze || BNHA x OC || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora