Capítulo 7

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Habían pasado los días y ya había llegado el último día de mi semana de prueba. Ahora mismo estaba esperando fuera de la oficina de Rachel quien estaba hablando con Connor, lo cual me hacía sentir terriblemente nerviosa, sin saber que podría estar diciéndole de mí en este momento.

Estuve esperando media hora, sintiendo como los minutos pasaban demasiado lentos y mi corazón latiendo a mil por hora.

Me mordí las uñas de tanto esperar, rompiendo mi promesa de no volver a hacer eso después de terminar la universidad ya que, según yo, no volvería a estar en un estrés máximo como el de los parciales finales.

Cuando finalmente la puerta abrió me levante de la silla al frente de la puerta y la primera persona que salió fue Connor, quien me había visto de una manera tan extraña, pero que me hizo sentir insegura, luego salió Rachel, quien inmediatamente me invitó a pasar con su cordialidad intacta.

Entre a la pequeña oficina que ella mantenía intacta, me senté en la silla que estaba al frente de su escritorio mientras ella hacía lo mismo, solo que del otro lado.

– ¿Cómo te sientes? ¿Cómo pasaste esta semana aquí?

Reí nerviosa –Me siento demasiado nerviosa por saber que pasara conmigo de ahora en adelante –mordí mi labio inferior y trague la verdad de lo siguiente que diría –Pase la semana muy bien, una experiencia realmente acta para una chica primeriza en este aspecto.

¿Ya había dicho que no me gustaba mentir? Bueno, no me gustaba mentir.

–Me alegra que hayas pasado una semana muy buena y espero que tengas más así –él hecho de que ella no haya especificado en donde puedo pasar esas semanas que vienen me hizo poner mucho más nerviosa que antes, sentía mis manos temblar –Pero realmente me decepciona saber que tendré que tomarme mi tiempo a pensar en sí sería beneficioso contratarte con las cosas buenas y malas que me declaró el doctor Craig –la respiración que no sabía que estaba conteniendo, salió con un deje de decepción y tristeza.

Sentí las lágrimas venir a mis ojos con una rapidez impresionante, pero, afortunadamente, pude disolver el nudo que se había formado en mi estómago y hablar.

– ¿Cómo cuánto tiempo sería ese del que usted habla?

–Unas cuantas semanas, pero no te preocupes, cobraras esta semana –eso no me quito nada de lo que sentía que se había acumulado en mí.

¿Semanas? ¿Cuántas semanas podría durar sin trabajar?

Sentí de nuevo las lágrimas venir a mi rostro, pero no de tristeza o decepción de mí misma, sino de enojo, me sentí demasiado enojada de solo pensar que fue él quien le dijo cosas de mí equivocadas o cosas no aptas para trabajar allí.

Salí de allí sin siquiera despedirme, no estaba cien por ciento segura de si al lugar donde me dirigía estuviese él, pero era mi única opción así que sin titubear, salí al estacionamiento, y, para mi suerte, él estaba allí.

Fui a donde él estaba que era un lugar apartado de personas que podrían vernos y me enfrente a él.

–Quisiera saber porque me odias tanto como para decir cosas sobre mí que tal vez sean falsas.

No lo dije acelerada, ni mucho menos nerviosa, era enojo, y para no romperme a llorar aquí, tenía que manejarlo y, la única manera de manejarlo era sin demostrar nada en mi rostro y mantenerme fresca.

– ¿De qué estás hablando?

– No te hagas el que no sabe, maldita sea, sé claro y compórtate como una persona adulta, dime lo que te molesta de mí y ya, pero no me jodas mis trabajos o intentes arrebatarme lo que más amo en esta vida que me ha costado tanto obtener.

No necesitaba rodeos, ya basta de que intentara pasar por encima de mí, me bastaba que me dijera las cosas a la cara y ya, y creo que hasta este momento intente mantener la calma pero él ya rebasó el vaso.

–Yo no dije nada que fuese mentira, fui sincero, como lo he sido siempre para tener una nueva enfermera, y fui sincero al decirle todo lo que pensaba de ti en aspectos profesionales –apreté mi mandíbula, odiando que su tono saliera entre inseguro y con un deje de diversión.

Estaba a punto de gritar, gritar que ya dejara de fingir, pero me quede inmóvil cuando vi que una mujer me veía de una manera tan inapropiada, como si me odiara. Su cabello era rubio, pero se le veía descuidado, lo tenía atado en una coleta y su rostro se veía de lejos demacrado, como si estuviese deshidratada y su vestimenta estaba sucia.

De pronto, y como si no fuera poco el susto que me había llevado cuando la caché viéndome, los vellos de mis brazos se erizaron al ver que paso su mano completamente rígida en su cuello, de un lado hacía el otro.

No podía negar que me había asustado el triple cuando hizo ese gesto, sentí que me desmayaría allí mismo, y tal vez piensan que es estúpido pensar así, pero el susto que lleve no solo se centraba en su vestimenta y eso que hizo de último, lo que hizo temblar mis piernas fue cuando sacó una pistola de su cintura y me apunto.

Nadie la veía ni la detenía, me parecía que éramos solamente ella y yo, nunca había visto a esa mujer en mi vida, pero al parecer, ella sí y, por lo visto, estaba molesta, tal vez ¿Tristeza? No lo sé, pero yo era su próximo objetivo.

Sin poder titubear me agache cuando ella empuño la pistola con las dos manos, al mismo tiempo que se escuchó el disparo a lo lejos. Mi respiración se tranco y sentí venir una ola de preocupaciones. La bala se detuvo en la papelera de metal que estaba a mí lado.

–Mierda –escuche muy de lejos hablar a Connor, porque ya me había desmayado del susto.

N/A

Me gustaría saber que me extrañaron, yo sé que sí jahsjahsja.

Les traía algo mucho más largo, pero sentí que era mucho, así que lo corte y lo puse en el capítulo 8, espero que hayan disfrutado, que le den a la estrellita y que comenten.

Prometo que no me perderé tanto como lo hice esta vez y tendrán su capítulo por lo mínimo después de 3 semanas de tener publicado un capítulo.

Sin más, buenas noches y feliz viernes. 

Mi Nueva Vida ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora