Capítulo 2. Part 1

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-Hay demasiado sol, debí traer una sombrilla más grande, ¿cierto? -Dice Katherine.

-El sol, el día y todo está perfecto mientras estés conmigo -Dije yo.

-Sí, supongo que lo necesitábamos. Un descanso de todo -Dice ella.

-Está bien, estoy contigo en esto y lo sabes -Dije.

-Pero para estar conmigo debo estar a tu lado. Despierta -Susurra ella a mi oído.

Abro los ojos poco a poco al escuchar los crujidos de la casa a mis espaldas.
-Tengo que levantarme o los escombros me caerán encima -Digo mientras me levanto con esfuerzo del césped.

Veo a mi alrededor en busca de alguien que se haya dado cuenta de lo ocurrido.

-Supongo que algunos de mis vecinos debieron escuchar el estruendo y llamar a la policía. Tengo que irme antes de que lleguen -Digo un tanto exaltado. Si llega la policía me arriesgo a que él lastime a Katherine.

Corro con pasos cortos y cojeando hasta la cochera (o lo que queda de ella). Tomo las llaves del auto que siempre tengo de repuesto al lado de los neumáticos y entro al auto.

Enciendo y entro en marcha rápido y en reversa, cuando estoy saliendo logro escuchar a la distancia las sirenas de la policía. Debo darme prisa.

Llego a un estacionamiento de centro comercial (sé que no es el mejor lugar para estar, pero no tengo muchas opciones), me detengo unos minutos a recapitular lo ocurrido.

-Vale, la casa está en ruinas, la policía tal vez me esté buscando y no me ha llegado mensaje de él (me parece curioso que no me haya dicho su nombre en todo este tiempo) -Digo mientras busco el teléfono en mi bolsillo izquierdo.

-Tengo éste otro fragmento de fotografía, ¿qué será?. Parece un número o una serie de números, tal vez sea una dirección. Tendré que averiguarlo -Digo mientras ya tomado el teléfono, me propongo a buscar algún tipo de suministro en el auto.

-Supongo que no limpiar éste sitio en un tiempo, sirvió de algo -Digo como pequeña broma para mi mismo. Aunque una broma en este momento solo sería un tanto patética.

Encuentro una mochila con cosas de la playa y unos dulces de una semana cuando mínimo. Como la barra de dulce y me propongo a encontrar un lugar donde quedarme, cabe destacar que mis opciones son pocas.

Conduzco por la autopista hasta casi salir del estado, encuentro un pequeño Motel donde me puedo quedar sólo esta noche.
Me estaciono y casi choco con un poste de teléfono. La empleado de recepción se da cuenta y sale a ver lo ocurrido.

-Buenas tardes, ¿en qué puedo servirle?, además de como saco de boxeo para autos. -Dijo al principio amable y luego con sarcasmo una mujer un tanto obesa, cabello corto y de color rojo brillante.
Tiene un cigarrillo en la boca y cada vez que habla el cigarrillo se mueve con las palabras. Es un tanto perturbador de ver.

-Hola, disculpe, es que ando un tanto agotado y no visualice el poste. -Dije apenado y en tono calmado. -¿Tendrá una habitación para ésta noche?, me iré en la mañana a primera hora -Dije mientras salía del auto para hablar mejor con ella.

-Sí, claro. Pase adentro y llenemos los tramites, ¿tarjeta o efectivo? -Preguntó mientras pisaba el cigarrillo en la entrada del Motel.

-Tarjeta, gracias. -Dije mientras buscaba mi cartera. Lo poco que pude traer y porque lo tenía ayer en la noche cuando me dormí.

-¿Y que te trae por aquí?, maltratador de postes -Dijo aquella señora en tono de broma.

-Una búsqueda, estoy buscando algo y debo salir de la ciudad un tiempo -Digo sin saber que responder exactamente.

-Pues tome, y suerte en su búsqueda. El café de al lado abre a primera hora, si gustas puedes pasar por allí y platicaremos con un trozo de tarta especial y un café -Dijo ella de forma amable y desinteresada.

-Porque tengo mucho tiempo en éste negocio y hombres como tu van y vienen con historias que no creerías .-Dijo Gladys, según el gafete en su delantal.

-Ésta bien, espero tener tiempo. Hasta mañana -Digo un tanto sorprendido, pero más es el cansancio.

Gladys me despide con un gesto de manos y una sonrisa. Es una mujer amable y le cálculo unos 57 años, cabe destacar que siempre he sido malo para las edades en mujeres.

Entro a la habitación número 18 que queda en el segundo piso del edificio. La fachada del lugar es antigua y rustica, tiene aire campestre y las escaleras necesitan una capa de pintura nueva. Supongo que para una noche está bien.

La habitación por dentro es como pensaba, vieja, sabanas gruesas en la cama y un televisor antiguo, con una lampara de mesa. Me recuesto en la cama y empiezo a pensar sobre todo, busco el teléfono y no tengo mensajes aun, me pregunto que le estará haciendo o si estará bien.

Saco las cosas de la mochila. Tengo una gafas de sol que no me sirven de nada, una navaja Suiza, una camiseta que nunca me puse (me la pondré ahora), labiales de Katherine y un Kit de playa (Kate siempre tuvo una obsesión con estás cosas), dentro hay alcohol para heridas, bloqueador solar, banditas y algunas vendas con gazas.

-Gracias al cielo por la paranoia de Katherine -Exclamo.

Tomo las gazas y el alcohol para limpiar un poco las heridas, pero primero debo darme una ducha.

El baño está limpio, como mínimo debía estarlo, también hay unas cosas como adornos de campo y otros artilugios inútiles, entro a la regadera mientras me quito la ropa y recuerdo la vez que me caí en la ducha con Kate mientras no duchábamos, estábamos jugando con el Shampoo y resbalé, fue cómico ya que ella cayó conmigo. Recuerdos como ese son los que me hacen seguir.

Terminé de darme un baño y me sequé con una toalla que me dieron al registrarme en la entrada.

Guardo en un pequeño portafolio el fragmento y también veo las fotografías de la playa, tomamos muchas polaroids ese día.

-¿Sabes?, el doctor dijo que podíamos seguir intentando, somos jóvenes aún, ésto fue solo una mala experiencia, pero todo estará bien si estamos juntos. -Dije a Kate mientras la veía de perfil.

-Lo sé, pero era mi bebé, era todo. Ya teníamos la habitación, los juguetes, la ropa. Pero ahora no sirve de nada, porque no sirvo como mujer -Dijo ella.

-No mi amor, eres Kate the Warrior y puedes con todo. Eres fuerte y hermosa y soy el hombre más feliz del mundo por estar junto a ti -Dije yo.

-Llevaba años sin escuchar a alguien que me llamará así. Nunca me dejes, ¿sí?, si me dejas no sé que haría. -Dijo ella.

-Nunca lo haré. Lo prometo -Dije mientras me inclinaba para darle un beso en la frente. -Lo prometo.-

-Fueron buenas horas juntos, con algunos minutos malos, en una vida perfecta. -Dije antes de cerrar los ojos y caer rendido a el cansancio.


~Carlos Álvarez~


Éste capítulo va dedicado a mi inspiración, la persona que me ayuda y me apoya en todo, mi compañero. Aunque la distancia sea mucha, el sentimiento es grande. David Gallego~

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