-2-

8.4K 841 187
                                    

Leyla, 17 años.


—¿Saldrás? Creí que hoy no tenías ballet —dijo Reachell bajando su libro al ver a su hermana agarrándose el cabello en una una coleta, mientras se miraba al espejo.

—He conseguido un trabajo —respondió poniéndose un broche para agarrar los cabellos sueltos que habían quedado—. Es en una cafetería.

Reachell se extrañó. Eso no era propio de Leyla.

—¿Cuándo pasó eso y por qué?

—Hace días, cuando salí con Hazel y Archie. Vi el letrero en la puerta. Pedí información, les dije que si podía trabajar, me hicieron una pequeña entrevista y dijeron que me llamarían. Ayer recibí la llamada, así que me presentaré hoy.

—¿Haces esto para no estar en casa?

Leyla sonrió gentilmente y se acercó a Reachell, sentándose a su lado, quien se encontraba recostada en la cama mirándola intrigada por su decisión. No recordaba escuchar a Leyla comentar algo sobre necesitar un trabajo.

—Nada de eso. Es sólo que la idea de tener cosas que nuestros padres me compran, no me gusta. Siento que nos compran lo mejor sólo para que los demás nos vean como "lo mejor". Mi cumpleaños pasado sólo pedí una bolsa de chicharrones, quería probarlos. ¿Crees que me lo compraron? Me dijeron que no volviera a pensar en comprarme cosas de la calle o "baratijas", porque sería vergonzoso que la familia se enterase. Así que juntaré mi dinero y lo disfrutaré a mi manera. Además, de siempre nos reprochan las cosas que nos dan, y eso me cansa.

—A ellos no les gustará que trabajes.

—Lo sé, pero no lo sabrán, ¿cierto? —Preguntó lanzándole una mirada de complicidad.

—No por mí, al menos.

—Eso es suficiente.

—Cuídate, ¿de acuerdo? —Dijo segundos después seriamente— Hoy no tengo ganas de preocuparme por nada, así que regresa temprano.

La pelirroja rio alborotando el cabello de Reachell consiguiendo una mirada de fastidio de su parte.

Cuando salió de su casa la culpa se fue con ella, un sentimiento que hasta ahora no había desaparecido.

Uno noche, no hace tanto, Leyla había cometido el error de faltar a la escuela un día de examen que después no la dejaron hacer. La razón era que sólo estaba demasiado agotada que sin darse cuenta se quedó dormida. Apenas estaba recibiendo su regaño cuando Reachell entrometió, echándose la culpa diciendo que desactivó las alarmas y que la obligó a quedarse hasta tarde. Desafortunadamente su padre siempre buscaba algún pretexto para quitarle la culpa a Leyla y, así, ella siguiera siendo la "hija perfecta". 

Golpeó a su hermana tanto que quizás nunca lo olvidaría, le dejaría una marca en su memoria, como el resto de las otras veces. Lo único que pudo hacer fue curarle las heridas que Ted le había hecho en la espalda y estómago con ese estúpido cinturón, e incluso intentó hacerla reír con algún comentario tonto. Se disculpó tantas veces que seguía sorprendida de que Reachell no le hubiese gritado que se callara, sino que sólo se limitaba a responder con un "Está bien, no te preocupes. No fue tu culpa. Vi una oportunidad de decir unas verdades y nada más, no fue para defenderte". Pero vamos, cualquiera sabría que mentía. Aun así, no fue capaz de contradecirla.

Esa misma noche no sólo curó las heridas de Reachell, sino que también, después de que pudiera conciliar el sueño, lloró. No era la primera vez que lo hacía, su hermana solía cargar casi siempre con sus errores y no importaba cuánto se esforzara en culparse a sí misma, porque la mayoría de las veces sus padres encontraban la forma de ignorar lo que decía para así irse en contra de Reachell. No entendía porqué hacían eso, por lo que, de momento, su única opción era esforzarse en ser perfecta para evitar que culparan a Reachell. 

Leyla [Precuela de Adam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora