Me gustas... Stiles [Sterek]

Eres tú.

Stiles

Hoy me he levantado temprano para poder ir a la casa de Derek a recogerlo he irnos al instituto.
Logré despertarme sólo porque Lydia estuvo llamándome y mandándome mensajes, sí Lydia no hubiera hecho eso, me hubiera despertado tarde y el plan se hubiera arruinado.

Aparco al lado del auto de Derek, me bajo y voy hacia la puerta para poder llamar a la puerta.
Presiono el timbre pero nadie sale, espero unos minutos y vuelvo a presionar el timbre, pero otra vez nadie sale. Levantó la mano para volver a presionar, pero la puerta de abre dejando ver a Derek, quien aún está con su ropa de dormir, el cabello lo tiene revuelto, tiene el entrecejo ligeramente fruncido y los ojos entrecerrados por la claridad. Ese aspecto le queda muy bien, se ve malditamente tierno.

—¿Qué haces aquí?—pregunta tallándose el ojo derecho con el dorso de la mano.

—Vine para irnos al instituto juntos... ¿Es muy temprano?

—Me temo que si—sonríe ligeramente y abre un poco más la puerta para que pueda pasar.

Cierra la puerta en cuanto entro y comienza a caminar hacia las escaleras, lo sigo en silencio hasta llegar a su habitación, al entrar, Derek se dirige a su cama y se vuelve a acostar.

—¿Te vas a volver a dormir?—cuestiono mirándole mientras se cubre con los edredones.

—Sólo me voy a acostar, no me voy a dormir.—aclara cerrando los ojos y acomodándose mejor.

Veo cómo trata de fundirse con su cama, pues está haciendo mucho frío y sinceramente, viéndolo de ese modo, me dan ganas de ir a meterme en su cama y envolvernos en un cálido abrazo, pero no creo que sea lo correcto.

—¿Qué estás mirando?—inquiere aún sin abrir los ojos.— Antes de que puedas negarlo, siento tu mirada en mi magnífica persona.

—Sólo te observaba mientras tenias los ojos cerrados. No es la primera vez que lo hago.

—Me iré a bañar—anuncia levantándose de la cama.—, si quieres te puedes acostar en la cama. Sé que quieres hacerlo.

—Y no te equivocas, pero quería acostarme ahí contigo.

—Hoy no se pudo—sonríe y se adentra en el baño.

Me acerco a su cama y me siento en ésta, recargó mi espalda en la cabecera y abrazo una almohada.
Mientras escucho el agua caer, en mi mente se presentan imágenes indecorosas sobre Derek en la ducha con las gotas de agua recorriendo su cuerpo y...

Concéntrate Stilinski, concéntrate.

Estaba divagando en mis pensamientos que no me di cuenta de cuantos minutos habían pasado, hasta que escuché la puerta del baño abrirse. Volteo pero me cae una toalla en la cabeza impidiéndome ver a Derek salir de la ducha y eso es lamentable, porque déjenme decirles que se ve realmente bien cuando sale de la ducha.

—No me veas.

—No hay nada que no te haya visto ya.—digo y no hay necesidad de mirar para saber que Derek se ha sonrojado y sinceramente yo también lo estaría si él me hubiera dicho lo mismo.

—No te la quites.—ordena.

—Tranquilo, si quisiera verte así ahora, hubiera entrado a la ducha contigo.—como respuesta me cae un zapato en la cabeza. Derek ríe y es un verdadero deleite escucharlo, hace mucho que no escuchaba  su melodiosa risa.—¿Ya acabaste?

—Ya casi.

En lo que se acaba de vestir, comienzo a tararear una canción aún con la toalla en mi cabeza y moviendo un poco los pies de un lado a otro.

—Te puedes quitar la toalla.

Me la quito y veo que Derek está dándome la espalda, está buscando algo que tal vez yo le quité.

—¿Acaso buscas esto?—alzo la mano con una cadena colgando de ésta.—¿Te la dio esa chica de la clase economía?

—Tal vez...

—No me gusta.

—Lastima, porque a mí si me gusta—se acerca y trata de arrebatármela, pero corro la mano.

—No me gusta cómo te mira.

—Somos amigos—se cruza de brazos.

—Nosotros también y hacemos cosas que los amigos normales no hacen.

Derek bufa y camina hacia una silla y toma una chamarra para después colocársela, seguido de su mochila.

—¿Estás celoso?—su voz tiene un deje de burla y la pregunta hace que me sonroje un poco, porque es verdad.

—No... bueno, tal vez un poco.

Derek sonríe y comienza a caminar hacia la puerta, camino detrás de él y bajamos las escaleras en silencio.

—¿Y Cora?—preguntó abriendo la puerta del Jeep, para después subirme.

—Se fue con una tía a New York, al igual que mi madre.—se sube al asiento del copiloto.

—Entonces estás solo.

—Exacto.

—Interesante...

—Realmente no. No me gusta estar solo.—añade después de unos segundos en los que estuvimos en silencio.

—Lydia me dijo que últimamente no dormías bien... ¿Es por eso, por qué estás solo?

—No... bueno, en parte—mira por la ventanilla.— han sido días difíciles.

—¿Cuándo llegan?—preguntó sin quitar la mirada del camino.

—Un par de semanas... está muy enferma, mi tía, quiero decir.—gira su cabeza hacia mí.— Oye... este no es el camino hacia el instituto.

—Lo sé, he decidido que te secuestraré por hoy. Aunque claro, no es secuestro si no te opones.

—Aunque te diga que no, tú no me harás caso—cierra los ojos y echa su cabeza hacia atrás acomodándose mejor para dormir, supongo.—, así que... conduce a donde sea que quieras.

[...]

—Derek...—lo volteo a ver.—¿en serio te haz dormido?—lo muevo un poco más hasta que comienza a emitir sonidos raros.— Vamos, despierta.

—Deja de moverme—recrimina apartando mis manos de su persona.— ¿Dónde estamos?

—En tu lugar secreto.

—Mi segundo lugar favorito—hace un sonido de gusto y abre la puerta del Jeep y sale.

Salgo del Jeep y me colocó a su lado.—¿Cuál es el primero?

Él vacila un poco y me mira de reojo antes de contestar.—Entraré.—aparta la cortina de hojas y se adentra a su lugar, al igual que yo lo hago.

—¿Te cuento algo que me ha estado perturbando por no decírtelo?—lo observó y él asiente.

—¿Recuerdas la vez que te dormiste en la bañera?—él desvía la mirada y con eso queda claro que lo recuerda, así que prosigo.— Cuando terminé de vestirte... no me resistí y te besé—confieso tapando mi rostro con mis manos.— sé que te dije que cuando me besaste aquella vez en la cabaña, había deseado hacerlo hace mucho y me di a entender que esa había sido la primera vez que tus labios hicieron contacto con los míos y...—dejo las palabras en el aire y recargo mi cabeza en su hombro.— perdón por lo que te hice.

—Cambias muy drásticamente de tema ¿Lo sabías?—comenta con un poco de burla.

—¿Sabes por qué te traje aquí?—él niega con la cabeza y acaricio su mano.— Tú me dijiste que trajera a la persona correcta y esa persona eres tú. Siempre haz sido tú.

Él pasa un brazo por mis hombros, apretándome un poco más a su cuerpo y besa mi coronilla