Stark vs Rogers (II)

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Tony SIM podía ser todo menos estúpido. Algo había sospechado cuando Edward prácticamente le besó los pies para ir a revisar los embalajes en los transportes de los productos a vender cuando eso lo hacía cada milenio si era que tenía humor para perder tiempo. Que el esponjoso hermano suyo le hubiera dado un postre antes de irse lo hizo sospechar, por las dudas se lo dio a uno de los empleados al llegar, así se aseguraría de que no lo envenenaría o pondría a dormir. También prestó atención a cualquier señal de peligro, que solamente ubicó en la camioneta que se llevó, aunque dejó un gramo de duda para que luego 616 no estuviera diciéndole paranoico. Cuando se descompuso al intentar volver, ni siquiera se molestó, al contrario. Ya sabía del próximo arribo de Natasha con su azucarado esposo y familiares adjuntos, no tenía que pensar mucho para que esos extraños accidentes le sucedieran.

Por eso tenía su plan de reserva, una pequeña avioneta que previamente había solicitado para regresar a tiempo y encontrarse con el insolente de Edward a quien iba a encerrar por gracioso. Casi estrelló la avioneta en el campo donde aterrizó, poco importaba. Tomó un caballo de los empleados y fue directo hacia el hogar Stark. Lo primero que escuchó fueron unas carcajadas juveniles, una de las voces pertenecía al tonto de AVAC, el otro lo desconoció. Atravesó el granero para cortar camino, además de cubrir su llegada cuando pateó un bulto que se removió entre la paja. Una mano sujetó su tobillo y en acto reflejo natural pateó en la dirección hacia donde se unía ese brazo con el resto del cuerpo que fue saliendo. Dio con una barbilla y envió al insolente de vuelta a su escondite, sacando una daga que buscó el cuello del bastardo atrevido.

-¿Qué haces en mi propiedad? -rugió.

-¿Tú quién te crees para atacarme? -fue la respuesta.

Otro Steve le miró con furia y soberbia. No tenía la mirada de cachorro apaleado que tenía el esposo de Toni, así que supuso que era otro de esos hermanos de Brooklyn. Incluso le dio la sensación de que sus ojos no eran tan azules. SIM se percató de un aguijonazo en su estómago. Una daga también le apuntaba peligrosamente sobre su hígado, órgano vital de recibir el ataque como su cuchillo sobre la yugular de aquel singular Rogers. Se miraron en silencio, como dos rivales midiendo las fuerzas del contrario y esperando por el siguiente movimiento para tener la ventaja, que por supuesto, estaba con Tony. Engañó a su agresor al alejarse como si le diera la victoria, únicamente para poder tirar de las cadenas debajo de la paja que el otro no sabía se ocultaban, haciéndolo rodar. Le cayó encima cuando tuvo su espalda a su alcance.

Rodaron por el suelo, forcejeando entre maldiciones que recorrieron algunas de los principales idiomas en el mundo. Si aquel Steve creía que no era políglota le iba a dar unas cuantas sorpresas como sus golpes en su torso y rostro lindo. Aquel rubio conocía algunas palabrotas propias de la jerga usada en las mafias, sobre todo la rusa y eso le llamó la atención, al tiempo que ambos terminaron en un candado mutuo con sus cuchillos buscando sus carnes. Los dos se quedaron inmóviles cuando escucharon un grito de sorpresa, proveniente del pequeño Stark quien estaba acompañado por otro Rogers jovenzuelo como inocentón a los ojos de SIM, quien rugió al verlos. Su pequeño hermano les señaló antes de volverse sobre sus pasos, seguido por ese otro cachorro citadino como si aquel gesto fuese un mal hereditario en los Rogers.

-¡Jódete! -escupió Hydra.

-Aunque es muy placentero hacerlo, no lo hago cuando me lo ordenan.

-Imbécil.

-No más que tú. ¿Qué jodidos haces en mi granero?

-¿TU granero?

-La idiotez Rogers es mal de familia.

Volvieron a pelear, rodando cual pelotas por el suelo hasta que les cayó encima un balde de agua fría que estaba en el nivel superior del granero y que ambos hicieron caer cuando chocaron contra un pilar, sacudiendo la estructura sobre ellos. El bote no terminó lejos de ellos, rompiéndose, por cierto, Tony aventó a Stevil, sacudiéndose sus manos.

Siete Stark para Siete RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora