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Dos jóvenes se encontraban en la habitación del menor haciendo su mayor esfuerzo por lograr lo que deseaban

- Prometes lo harás lento- le susurro al odio

- Si- confirmo -Entonces dime por donde lo meto - Fue lo que se escuchó al otro lado de la puerta, sintió conmoción y descontrol su hijo no podía ser de aquellos ciertos

- Por el más chiquito - Respondió, quería abrir la puerta y decirles que se detuvieran que estaban haciendo mal - Pero despacito - Un pequeño sonido se escuchó, de pronto solo era la mesa de estudió - La última vez tuvimos que parar

- Cállate... esta tan apretado - puso su mano en la perilla de la puerta y quiso abrir pero no podía su hijo ya casi era un adulto sabía que era lo malo y lo bueno. Ella misma se encargó de enseñarle todo

- Ahhh Cuidado pero me gusta como lo metes - esas eran palabras que nunca habían escuchado de su hijo, sintió ganas de llorar pero no lo haría - Espera, si lo metes así...

-Tranquilo llevó mucho haciendo esto - La puerta fue abierta y los dos jóvenes con sorpresas la miraron

-Señora ¿ocurre algo? - dudoso la miro

-No nada - Respondió. Solo estaban haciendo un proyectó de la clase, preparaban una jaula para los Hámster que cuidarían por una semana. El profesor de biología estaba un poquito loco. Pero les enseñaría a tomar responsabilidades mayores. - Les traeré algo para comer - Les sonrió y toco los rubios cabellos de su hijo.

Al darse la vuelta se dirigió a la puerta y salió de la recámara solo era su loca imaginación. Cuando se había vuelto tan desconfiada su hijo fue criado con valores de la alta sociedad. Era imposible que hiciera aquello. Solo pudo sonreír y luego echarse a reír como loca.

Mal pensado.

Hijo... ¿Eres Gay?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora