EXTRA NO. 1

5K 271 32
                                    

Si tuviera que describir como me siento ahora, en definitiva la única palabra que podría usar es... nerviosa.
Sasuke me había propuesto matrimonio hacia una semana, pero me tomó tres días salir del hospital, así que hasta ahora podía empezar a encargarme de ciertos asuntos relacionados con MI boda.

- Nooo, sobre mi sexy cadáver usarás ese kimono. - Se queja Deidara cruzandose de brazos mientras niega eufóricamente y hace suspirar a los presentes de forma fastidiada.

Les explicó, mi madre y yo decidimos que hoy era un buen día para comprar el Kimono que usaré en la boda, Deidara montó un drama de casi una hora para explicar el porqué él debía acompañarme y ya fuera que decididos a no dejarlo molestarme, como Karin, ansiosos por burlarse, como Kizame u obligados a venir, como Sasori, tenía a tres de mis Akatsuki sentados mirándome y opinando. Ahora llevamos casi ocho horas en una de las boutiques más caras y finas de la aldea y no podíamos irnos porque ninguno de los Kimonos que me he probado les ha gustado y por "les ha gustado" hablo específicamente de Deidara. Llegué con mamá, pero se desespero tanto que ha bajado al lobby para esperarnos.

- Deidara, ¿no te parece que estás siendo algo radical? Quiero decir, dudo que aún queden modelos disponibles en la tienda.

- Ay discúlpame por preocuparme por cómo luces. - Se queja molesto y totalmente ofendido, genial lo que me faltaba.
》Me refiero a que, he sido el único que desde que estabas embarazada se preocupo por tu apariencia. ¡Gracias a MI! No eres una chica de veinte años obesa o flácida por haber tenido un hijo.

- Eso no es verdad. - Reclaman los otros tres Akatsuki y Karin ganándose una mala mirada por parte del rubio.

- ¿Ah no? Entonces díganme, ¿quien propuso las rutinas de ejercicio? O, ¿quien organizó los días? Porque yo no recuerdo a ninguno de ustedes haciéndolo. - Todos, yo incluida, rodamos los ojos fastidiados y resignados a que tenía razón y que nunca dejaría de recordarnoslo.
》 Pero bien, si tanto te agobio me iré por unos minutos para que "puedas pensar". ¿Dónde está el engendro? - Suspiro resignada a que siempre llamará así a Sarada y aunque sé que es con mucho cariño, no logro acostumbrarme y si yo no lo consigo, ya se podrán imaginar a Sasuke.

-Está abajo, con Ino y mi madre.

- ¡Oh no! No torturaran al engendro también, no pasamos por tanto para que ahora estas idiotas la vayan a lastimar. Vamos cuatro ojos. - Toma la mano de Karin sorprendiéndola y llevándola a rastras escaleras abajo. Otra de las cosas con las que Deidara insistía, era que sólo Karin lo comprendía ya que ellos habían sido quienes recibieron a mi querida princesa y por ello se habían auto proclamado "sus padrinos"

- Suficiente, yo me voy antes de que regrese.- Bufa Sasori poniéndose de pie y saliendo sin decir más.

- Quedamos solo tú y yo Kisame, ¿tú qué opinas de los kimonos? - Le pregunto pues ha sido de cierta forma el más callado, oh si, incluso Sasori opinó más que él

- Creo que estoy de acuerdo con Barbie, todos son horribles a su manera.- Responde sin meditarlo mucho haciéndome bajar la cabeza derrotada.

Estaba por recriminarle la falta de apoyo y gritar desesperada sobre qué haría si no encontraba el kimono perfecto, pero entonces el grito de Ino y mi madre nos ponen a ambos alerta, aferrándome a la bata que cubre mi cuerpo bajo corriendo con Kisame pisándome los talones.

- Te lo advertí idiota. - Bufa Karin mirando molesta a Deidara quien ahora se encuentra en el suelo sobando su cabeza y quejándose adolorido. 

- La verdad me asusta preguntar qué pasó aquí, pero creo que debo hacerlo.

- Deidara fue un idiota como siempre, nada que yo no pueda controlar pelo de chicle, ahora sube a vestirte, ya van a cerrar.- Karin habla de forma rápida, me sonríe de forma confortante y camina hacia Ino para luego tomar a mi hija en sus brazos sin pedirle autorización, lo cual no le agrada a la rubia de ninguna forma.

Our SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora