Cuando se despertó, la chica de mirada cansada y algo brillante ya había desaparecido, y en su lugar, una nueva versión de la chica de mirada brillante se alzaba, una versión que no pensaba en rendirse, que había enfrentado adversidades y las había superado, y que anhelaba continuar.
No lo pensó dos veces y luego de desentumecer los huesos, ponerse su nuevo abrigo y guardar un poco de madera y carne para el camino se marchó.
Con una pequeña piedra afilada la chica de mirada brillante escribió su nombre en la pared de la cueva, para que constara que allí había estado ella.
El viaje no fue corto después de aquello, la nieve y el frio seguían siendo igual de letales, pero además del fuego que la acompañaba en las noches más frías, y la carne, que le daban fuerzas en los tiempos más largos, había algo más que hacia menos insoportable el viaje.
Era una sensación extraña, una que no había sentido antes con tanta intensidad como ahora. Era una voz interior que le dejaba saber que a cada paso que daba estaba más cerca de su verdad. La chica de mirada brillante había salido en busca de ella, pero nunca antes estuvo tan segura de que la encontraría como ahora.
Un buen tiempo después, luego de haber caminado una distancia más bien larga, la nieve empezó a ser menos espesa y abundante, y el viento dejaba de soplar tan frio. A cada paso que daba la chica de mirada brillante se sentía más viva, más feliz, multitud de nuevos sentimientos empezaban a brotar de ella.
Luego de un buen tiempo más, la chica de mirada brillante empezó a notar agua líquida correr por debajo de la superficie helada que pisaba, ante sus ojos empezaron a aparecer pequeños ríos de agua clara que corrían y fluían y se conectaban unos con otros haciéndose cada vez más grandes.
La chica de mirada brillante decidió seguirle el paso al agua y no tardó en encontrarse con la entrada de un tupido bosque claro. Algo en su interior le hizo recordar a aquel tupido bosque negro que tuvo que recorrer antaño, sin embargo y a pesar de aquel amargo recuerdo, la chica de mirada brillante no se permitió temer y decidió introducirse en su interior.
El camino era hermoso, los árboles se alzaban majestuosos y la nieve les daba un toque que a la chica de mirada brillante le encantaba. Caminó y caminó, siguiendo siempre la corriente del rio de agua clara, siempre sin pausas, hasta que escuchó algo... ¿una lechuza?
La chica de mirada brillante miró a todos sitios para localizar al animal que había escuchado y no tardó en localizarlo en una de las ramas de uno de los muchos árboles.
-¿Qué hace una chica de tan lejos aquí, en el tupido bosque claro? –Preguntó la lechuza.
-Busco mi verdad.- Dijo. - Estoy a punto de encontrarla. –No pudo evitar añadir.
-Muy bien.
El animal guardo silencio, y la chica de mirada brillante también, hubo un buen tiempo en silencio en el que ambos, animal y persona, se dedicaron a mirarse fijamente.
-¿Has pasado por mucho verdad? –Preguntó la lechuza. -¿Ha sido un largo viaje?
-Sí, pero aún no ha acabado. –Contestó la chica de mirada brillante.
-Tienes razón.
Nuevamente hubo silencio.
-¿No tienes alguna pregunta para mí? Mi nombre es conocimiento, estoy aquí para responder tus preguntas.
-No estoy segura. –Respondió la chica de mirada brillante.
-Piensa.
La chica de mirada brillante hizo un esfuerzo en recordar su viaje y su vida, sabía que tenía preguntas que debía hacer, aunque no quisiera escuchar la respuesta de algunas.
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Existe un lugar
Short StoryEl camino a la verdad no es sencillo, no es corto ni fácil de recorrer, más bien es complicado, largo y agotador. Pocos deciden empezar a caminar en dirección a su verdad, casi nadie consigue encontrarla. Es fácil que tu espíritu y tu cuerpo perezca...