Invierno.

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Nuestro amor se fue congelando 
con la llegada del invierno. 
Igual de frió se volvió lo nuestro. 

Nuestro café para calentarnos 
era tener sexo desenfrenado, 
nos calentaba por momentos, claro, 
pero luego volvíamos 
a enfriarnos. 

Las bufandas eran nuestros brazos 
enredados al rededor de nuestros 
cuellos tocándonos el cabello. 

El otoño había terminado,
y ya no sentíamos 
la mirada de las hojas, 
si no que sentíamos 
las caricias de el viento frío
en nuestro cuerpos desnudos.  

Nos besamos
hasta que nuestros
labios se congelaron.

Cuando eso paso,
pude ver que mis brazos
no estaban en tu cuello
tocando tu cabello
y este no estaba mas suelto,
si no que recogido.

Y a tu cuello lo adornaba
una bufanda de lana blanca.
Ya no estabas desnuda, 
estabas vestida..
Ya no te tenia, 
ya no te besaba, 
ya no te sentía,
ya no me amabas,
ya no eras mía. 

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