Capítulo 2

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Cuando nuestros caminos se cruzaron por primera vez, me cautivaste de una manera que nunca antes había experimentado, era como una mariposa que viaja directo al néctar de las rosas. Me pareciste un hombre excepcional, alguien cuya presencia prometía ser mi salvación de un entorno que había comenzado a sentir como un verdadero infierno. Creí sinceramente que tú serías mi ancla en medio de las tormentas, el faro que me guiaría hacia aguas más tranquilas y seguras.

Durante esos primeros encuentros, vislumbré en ti la promesa de un refugio emocional, un lugar donde finalmente podría encontrar paz y estabilidad. Con el peso de mis propias luchas y heridas, me aferré a la esperanza de que tu amor y cuidado serían el bálsamo que sanaría mis cicatrices más profundas.

Sin embargo, si en aquel entonces hubiera tenido la perspicacia para vislumbrar el camino tortuoso que nos esperaba, un sendero plagado de dolor y desilusión, seguramente habría rechazado ese destino con todas mis fuerzas. Nunca habría imaginado que aquel que consideraba mi salvador terminaría convirtiéndose en el arquitecto de un infierno aún más angustiante.

El paso del tiempo me ha enseñado que las apariencias pueden ser engañosas y que las personas a menudo guardan sus verdaderas naturalezas detrás de máscaras cuidadosamente construidas. Descubrir las facetas más oscuras de tu ser fue un golpe devastador para mi corazón.

Renacer de entre Penumbras y AgoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora