—Mila.
Estoy absorta observando la banca de la esquina, cuyos lugares son ahora ocupados por André Hemmings y Hunter Wells.
Me detengo a analizar sus movimientos, la manera en la que juegan con sus teléfonos detrás del estuche de lápices, su claro agotamiento por las clases de mediodía.
—Mila —repite la voz, logrando que me dé la vuelta y le dirija mi atención.
—Lo siento —digo soltando un suspiro mientras me acomodo en el asiento y me obligo a mirar al pizarrón.
—¿Todo en orden? —pregunta Anna a mi lado, dedicándome una tierna y cálida sonrisa que alcanzo a mirar de reojo.
—Sí —confirmo rascándome la nuca y buscando la mejor manera de devolverle la sonrisa—. Solo estaba recordando algunas cosas.
—Es el salón de mate —afirma en un suspiro, logrando que la voltee a ver. Sus ojos grises me miran con dulzura, compasión y sinceridad—. Lo entiendo.
Vuelvo a mirar al pizarrón cuando el maestro comienza a explicar algo.
Y digo comienza porque más bien soy yo quien está dispuesta a empezar a escuchar su parloteo.«El salón de mate»
Ambas sabemos el tipo de memorias que me trae este salón.
Podrá todo haber cambiado, serán las paredes ahora blancas, la barata colonia del profesor Raymond inundará esta vez la habitación... pero sigue siendo el mismo lugar.
Y después de tantos años yo sigo aquí. Sentada en otra mesa, percibiendo lo único que es imposible modificar: los recuerdos.«Es increíble pensar que él estuvo aquí también alguna vez»
—¿Has sabido algo más? —pregunto en voz baja sin poder evitarlo.
Ella sabe a lo que me refiero.
—Van a revisar su computadora —asiente susurrando—. Dicen que podría haber algo allí.
Todavía me encuentro analizando el color de la pared.
—Sí —afirmo un poco perdida.
—Mila. —Siento su mano posarse sobre mi antebrazo cuidadosamente, obligándome a mirarla a los ojos—. Lo van a encontrar.
Sus palabras consiguen formar un nudo en mi garganta.
Trago saliva al ver la empatía en su rostro.—Ya lo sé —resoplo rodando los ojos haciendo mi mejor esfuerzo por aligerar la situación—. Es Kai.
Anna me sonríe y niega con la cabeza como si supiera que hay un sentimiento oculto en mis palabras.
—Como tú digas.
—No estoy preocupada, Anna —la miro firmemente a los ojos.
Ella tan solo me muestra el hoyuelo izquierdo que se forma en su tersa mejilla.
—Estar preocupada no significa que sigas enamorada de él —afirma y frunce los labios.
(...)
ESTÁS LEYENDO
Por estar contigo © [PAUSADA]
RomanceEl día en que Kai Storn desaparece sin dejar rastro, los recuerdos inundan como una torrente incontrolable la vida de Mila Harper. Todo el esfuerzo dedicado a aceptar que ambos vivieron vidas paralelas donde ella lo amaba desde las sombras y él era...