Capítulos Únicos - Pareja Tekila

Ajedrez de amor

¡Uno nuevo! Espero que sea de su agrado. Sé que tengo pendientes algunos que me pidieron y los estoy trabajando. Este lo hice hace tiempo y lo edité para subirlo.

DISFRÚTENLO...

–Quien nos hubiera oído podría haber pensado que hablábamos de otra cosa y no de una partida de ajedrez –le sonreía coqueta.

–¿Tú cómo puedes saber que no me refería a otra cosa? –Soltó una risa sexy. –Acepté tu reto, vamos a jugar esta partida y vamos a apostar algo importante, tal y como lo mencionaste.

–Dijiste que lo pensarías –jugando con su copa.

–Ya lo pensé –le sonrió seductor.

–¿Qué vas a apostar? –En el mismo tono.

–Si gano... quiero una noche contigo.

María se sorprendió con la propuesta. De momento no supo cómo reaccionar pero continuó con el juego de seducción y le siguió la corriente, ¿qué más daba?

–¿Y si pierdes?

–Lo que tú me pidas

–¿De verdad –Curiosa. Él asintió.

Esteban le indicó que se sentaran para comenzar el juego, María rodeó la silla con sensualidad y se acomodó en la mesa. Esteban se sentó después de ella y le pidió que moviera la primera pieza.

–El juego acaba de comenzar –le sonrió –, es mi turno.

Continuaron moviendo piezas entre miradas de seducción y copas de vino hasta que... –Jaque... –Moviendo la pieza. –Creo que estoy a punto de ganarte –sonrió seductor –, ¿sigues dispuesta a cumplir con lo apostado, verdad?

Ella lo miró desafiante y seductora. –El juego no ha terminado, Esteban, todo puede ocurrir.

Sus miradas estaban cargadas de fuego y pasión contenida, estaban en un peligroso ambiente de coqueteo y seducción por parte de ambos. Cada movimiento corporal parecía tener un doble significado, una invitación a seguir adelante y llegar a algo más.

De pronto... –Jaque –moviendo la pieza.

Esteban respiró profundamente, necesitaba ser muy astuto para que en un movimiento más saliera triunfador de la partida pues había visto que en el juego de María con una pieza más que moviera le ganaría. No quería perder la oportunidad de tenerla en sus brazos así que lo meditó muy cuidadosamente observando todo el tablero.

Movió la última pieza. –Jaque mate –sonrió seductoramente.

María se quedó estupefacta, ¡le había ganado!, pero ¿cómo había sido tan estúpida para arriesgarse de esa manera? Sólo lo miró sin saber qué responderle, ahora tenía que pagar la apuesta, ¡una noche con él!

–¿Estás dispuesta a seguir adelante con lo apostado?

Se puso nerviosa. –¿Lo... lo apostado?

–Sí, lo apostado –calmo.

–Esteban yo... pues... realmente yo no me imaginé que me fueras a ganar y... –Agachó la cabeza –, honestamente, no lo sé.

Suspiró. –No te voy a obligar a nada, María, está bien que deseo como no tienes una idea volver a tenerte entre mis brazos pero no a la fuerza, tampoco por cumplir una apuesta, quiero que si algún día nos volvemos a entregar sea por amor, un amor puro y sincero como el que nos tuvimos al casarnos y como el que yo te sigo teniendo –un poco nostálgico. –Buenas noches.