CAPÍTULO III: Buenas Nuevas

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Los primeros rayos del sol se traslucieron por la cortina chocando en su adormecido rostro. Intentó abrir los ojos pero se sentía arruinada, como si le hubieran pegado en la cabeza con un yunque. Se tocó la frente y abrió los ojos media grogui y analizó los alrededores porque se hallaba tan desorientada que ni siquiera estaba segura de si vivía todavía en el planeta tierra.

Tiempo: Temprano la mañana.

Lugar físico: su habitación.

Detalles a tener en cuenta: Encima de su cama, tapada hasta los hombros con una sabana blanca. Darien estaba a su lado durmiendo, con los cabellos desparramados sobre la almohada.

Sonrió.

No había nada fuera de lugar...

Se reacomodó debajo de las sabanas más cerca de la desnudez de su mejor amigo y pasaron unos segundos en completa tranquilidad hasta que las ideas poco a poco comenzaron a formar conjeturas dentro de su mente, como un rompecabezas a punto de resolverse.

Darien.

Mejor amigo.

Desnudo.

Cama.

Ella y él.

Había algo que no estaba bien en esa ecuación.

Abrió los ojos y se sentó de golpe sobre el colchón y lo miró.

¡Diablos! Había tenido sexo con Darien.

La sangre subió hasta sus mejillas y sintió galopar su corazón adentro del pecho. El hombre se removió un poco y abrió levemente los ojos, mirándola con sus bellos ojos zafiros llenos de inconsciencia e ingenuidad.

—Serena... todavía es temprano, duérmete... —pidió con la voz aterciopelada, para luego colocar su brazo sobre la cintura femenina. Cayó dormido otra vez como si se hubiese tomado un cóctel de somníferos.

Serena entonces lo observó como nunca antes lo había observado, dormido y desalineado, con los negros cabellos sobre la frente y las mejillas sonrosadas. La pasividad del rostro masculino le recordó a cuando era tan sólo un ingenuo niño. Sonrió con ternura, aunque no se permitió analizar mucho más la situación porque la cabeza se le partía al medio...

Suspiró con fuerza cuando él se acercó un poco más allá, sintiendo el roce de su caliente piel contra la suya. De repente se sintió acalorada al observar el perfecto torso desnudo y un fugaz recuerdo de la noche anterior la trastornó. Seguramente los vecinos también estuvieron toda la noche sin dormir por los fuertes gemidos provenientes de adentro de la casa.

Alejó el brazo del hombre y este abrió los ojos por inercia.

Se miraron directo a los ojos.

Darien le miró los senos desnudos.

Serena se cubrió con rapidez.

Darien abrió los ojos como platos y miró hacía su entrepierna. Se notaba debajo de las sabanas algo abultado. La sangre le hirvió y se sentó de golpe en el colchón.

—¿Qué haces desnuda en mi cama?... —cuestionó como un tonto buscando desesperadamente con la mirada su ropa descartada, que al parecer no estaba en el suelo, ¡y en ninguna parte!

—Es mi cama y ambos estamos desnudos...

Y así fue como la suma de uno mas uno daba igual a tres, y un test de embarazo sacaría a relucir esta situación unas tres semanas después...

Érase una vez, nosotros ♡ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora