Universo Alterno/ Serena sabía que tener una hija en común por accidente con su mejor amigo de toda la vida, Darien, ya de por sí era complicado, y más si tomaban la resolución de vivir juntos a pesar de no ser pareja. Aunque lo confuso no era eso...
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Se miraron de frente. Como debía ser a esa edad, adultos, responsables e independientes. Él se mantuvo expectante, sin bajar la mirada, esperando porque ella se decidiera por articular la primera palabra, pero no tuvo en cuenta que ella ya se había cansado de ser la que siempre comenzará las charlas.
—Habla Serena —pidió ya cansado de esperar, con las manos tensas sobre la falda.
El café en las dos tazas ya se había enfriado, perdiendo la fuerza y sabor, como parecía ser que estuviera pasando en ese encuentro a solas. Después de todo se debían una conversación, luego de que en plena plaza le echara como un balde de cemento ese notición.
¡Ah, qué lindo Serena!, ¡serás madre!, ¿acaso tendría que haber reaccionado así?, ¿cómo un cornudo consiente pero feliz?
¡Ja!
Darien había sido muy listo al desmayarse, porque sino lo hubiese matado en ese mismo instante. De todas formas no quería dejar huérfano de padre al futuro hijo de su ex o novia, dependiendo su estado civil de sus ciclotímicos cambios de humor.
—Seiya tú y yo ya habíamos terminado antes de que sucediera esto —se excusó, con la quijada en alto y apartando la mirada.
Seiya entrecerró los ojos y apretó los labios en una fina línea.
—A ver, déjame entender esto —dijo con tiento, con la voz ronca y suave—, dos o tres horas después de que termináramos nuestro noviazgo por teléfono, ¿tú ya te estabas acostando con Darien?
Serena abrió los ojos como platos y los labios le titubearon. Bueno, literalmente sí había sido así, pero debía jurar demencia, como si la historia no hubiera ocurrido de aquella manera. ¡No!, ¡no podía ni debía admitirlo!
—¡No, no fue así!
—Ah, entonces me estabas engañando con Darien desde antes de esa llamada…
—¡No, tampoco!
—¡Dime la verdad Serena!
—Fue un accidente…
Seiya respiró hondo y sus dedos tantearon sobre sus labios como si estuviera contemplando una idea en su cabeza. De la nada, el pecho se le infló, los ojos se le retornaron cristalinos y exhaló fuerte mirando hacia cualquier punto al azar. Serena dejó de lado su postura a la defensiva, cuando vio que poco a poco la figura de su ex novio se fue derrumbando sobre el sillón. Las facciones del rostro masculino se crisparon.
