Capitulo 3

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Ya estoy en la base, nos vamos al gimnasio a machacarnos y castigarnos un poco el cuerpo y así de paso evadimos un poco la mente.

Empezamos a entrenar, hoy toca pecho y bíceps, el cabrón de Víctor que es el entrenador es muy duro y exigente con los ejercicios y me machaca pero bien, estamos haciendo el tercer ejercicio, pres de banca inclinado cuando a mitad de la segunda serie, que ya me quiero hasta morir, me llega un mensaje al móvil.

Termino la serie agotado y durante el tiempo de reposo miro el móvil con curiosidad porque cuando estoy con Víctor es raro que reciba mensajes de nadie.

Es un mensaje de ella, de Miriam –hola.

Dios se me acelera el corazón de repente y no es por el ejercicio, me quedo sin saber que responderle y al final atino a escribirle un –hola guapa, ¿Qué tal?

-Bien ¿y tú?

-Bien, pensando en ti.

Joder, no me puedo creer lo directo que acabo de ser, me va a mandar a la mierda, pero no.

-¿en serio?

-Si, en serio ¿Por qué no lo iba a ser?

-Porque es raro. La verdad es que yo también estaba pensando en ti.

No me lo puedo creer, estaba pensando en mi…no sé ni que pensar, un torrente de sensaciones extrañas desbordan todo mi ser, mi cara es poema y Víctor me mira extrañado –tu, pedazo de vago, tira que te toca otra serie.

-espera un momento tío.

-Vamos que te enfrías y deja ya el móvil que te has quedado tonto en un momento.

-voy, voy, cansino.

Rápida y apresuradamente atino a retomar la conversación en el móvil y le escribo.

-Pensaba que no me ibas a escribir…

-Al principio me lo pensé, pero al final me decidí por hablarte.

Terminamos el entrenamiento y nos vamos a la residencia, me ducho como una bala y seguimos hablando entretenidos varias horas por el móvil, Dios que delicia de chica, me lo paso genial y disfruto muchísimo hablando con ella y cada vez que se mas de ella me gusta más, tenemos muchas cosas en común y además le encantan muchos deportes que yo también practico.

Nos dan las 10 de la noche y se va a cenar, no, no te vayas, sigue hablando conmigo me dan ganas de decirle.

Mientras empiezo a hablar con Víctor del tema.

-Ni te imaginas quien me ha escrito.

-Miriam, como no- se ríe a carcajadas. –No hay más que verte la cara y esa sonrisa.

-Que dices tío.

-Te ha gustado mucho cabronazo, reconócelo y me alegro por ti pero ten cuidado.

-La verdad es que si que me ha encantado, es preciosa y maravillosa.

-Ya, pero ten cuidado “cabesa” que luego vienen los disgustos…

Joder que manía tiene con llamarme “cabesa” pero con ese acento gaditano suyo me parto de la risa cada vez que me lo dice, aunque hay veces que necesitaría un traductor de gaditano al castellano para entenderle.

Víctor y yo nos conocemos de poco tiempo pero somos bastante parecidos y además hemos tenido una vida difícil los dos y por eso nos entendemos y nos llevamos tan bien, los dos estamos separados, yo además dos veces ya y han sido separaciones muy duras y complicadas y los dos tenemos hijos, el un niño de 8 años y yo una niña de 10 y un niño de 3, y de madres diferentes lo que lo hace más difícil si cabe.

Mi vida es ya de por sí bastante complicada y es bastante difícil de rehacer la vida en esas condiciones y soy muy consciente de ello ya que en varias ocasiones por ese motivo se me ha torcido el inicio de una nueva relación y al final se ha quedado en un si te veo ni me acuerdo y no precisamente por mi parte.

Me tomo mi medicación y ceno algo rápido pegado al móvil, deseando que llegue su mensaje y al final pensando que ya ni se acordara de mi le mando un mensaje.

-Bueno guapa, mañana hablamos.

Al rato me responde.

-Vale hasta mañana.

Nos ponemos a ver la tele como todas las noches tirados ya en la cama, en estas habitaciones la verdad es que no tenemos apenas mobiliario, solo lo imprescindible, una cama dura e incomoda a la que no te acostumbras ni con el tiempo, una mesita de noche, un armario que solamente con todo el equipo y la ropa del trabajo ya se queda que parece que va a explotar, una mesa de estudio enana que parece que es para escolares con una silla que muele las espaldas como te sientes algo de tiempo y una estantería sobre la mesa que con cuatro libros la llenas, todo eso por duplicado lógicamente en un espacio de 15 metros cuadrados.

Como siempre estamos callados cada uno a lo suyo, cruzando algún comentario o alguna coña de vez en cuando y pensando en a ver a qué hora nos conseguiremos dormir esa noche.

No sé qué me pasa que no me la consigo quitar de la cabeza ni un solo segundo y por un lado me gusta esa sensación pero por otro me agobia porque aunque tengo 31 años y he tenido dos relaciones serias y algunas más pasajeras jamás he tenido estas sensaciones que noto ahora con Miriam.

Miriam, Miriam, Miriam, ¿Qué me has hecho? ¿Acaso me has hechizado con esos ojos verdes y esa dulce sonrisa? Qué raro pero a la vez maravilloso me parece todo.

Al final caigo dormido y no sé ni qué hora será, Víctor ya lleva un buen rato roncando desde las 2 y algo que empezó a torturarme los oídos con esos ruidos que se me antojan a los gruñidos de un jabalí cuando esta herido pero a los que ya estoy inmunizado a fuerza de la costumbre.

¿Qué pasaría si de repente tu vida cambia en un segundo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora