Me despierto como un resorte con una extraña felicidad en el cuerpo y lleno de energía, cosa muy pero que muy extraña en mi y miro directamente el móvil, no tengo ningún mensaje suyo, no se habrá despertado aun que poca gente madruga como nosotros y decido darle los buenos días que seguro que le hace ilusión y le alegro un poco la mañana.
-Buenos días princesa.
Me voy a formar y a trabajar pero estoy distraído, como en el limbo y todo el tiempo mirando el móvil, deseando que llegue el mensaje que tanto ansío que llegue.
Tengo el móvil en silencio para que no se mosqueen los jefes porque con la arcaica disciplina militar del Medievo que aun se estila por estos lares no mola nada que se oigan los móviles en el trabajo pero luego si te llaman ellos por cualquier cosa bien que te la lían si no se lo coges y como aquí ellos tienen el poder, nosotros a agachar la cabeza y “a la orden” siempre o a la mas mínima te arrestan.
Noto una leve vibración en mi bolsillo y rápidamente como instintivamente abro la cremallera del bolsillo y saco el móvil y según miro la pantalla lo veo, al fin ha llegado ese mensaje que tanto estaba desean con un simple –Buenos días- que me acaba de sacudir el alma y me arranca una sonrisa que desde hacía años y sin ser exageración no me brotaba por nada.
No sé qué escribirle y para colmo mis compañeros notan que algo raro está pasando, ¿yo con el móvil en horas de trabajo? ¿Yo con esa sonrisa y esa felicidad?
No tardan en iniciar el correspondiente interrogatorio y como soy bastante hermético con mi vida personal me empiezan a agobiar y termino por mandarles a la mierda a todos a grito pelado pero de buen rollo.
Me salgo del hangar con el corazón a mil, respiro hondo, pienso…, pienso y pienso y con algo más de serenidad tecleo en el móvil.
-¿Qué tal has descansado?
-Bien, gracias ¿y tú?
-Muy bien- Miento como un bellaco, apenas he conseguido dormir pensando en ella.
-Da gusto despertarse y que te den así los buenos días jajaja.
-Pues para mí es un verdadero placer dártelos jeje.
Seguimos hablando y hablando todo el día sin parar hasta la noche de nuevo, contándonos cosas de nosotros y haciéndonos preguntas y más preguntas para conocernos mejor como dos tortolitos de colegio.
Se me pasan las horas volando y no dejo de sonreír, no quiero apartarme del móvil ni un segundo y cada vez que me dice que ahora vuelve o dame unos minutos por lo que sea me acelero y me vuelvo intranquilo deseando que vuelva ya.
Jamás me ha pasado esto con nadie y noto que empiezan a aflorar en mí unos sentimientos bastante fuertes y hasta ahora desconocidos para mí hacia ella.
Es todo muy extraño, parece un sueño y a veces hasta me pellizco para darme cuenta de que estoy despierto, me parece como un cuento de hadas o una película de Disney.
Me encanta hablar con ella horas y horas sin parar, nos hacemos reír y sonreír y no sé como lo hace pero hace que me olvide de todas las penas y los problemas y me llena de felicidad y alegría de una manera que pensaba que jamás sucedería.
Además no sé porque pero con ella siento tanta confianza que no me importa contarle mi vida a pesar de que por lo pésima que ha sido mi vida no me gusta hablar de ella con nadie y me cuesta mucho a abrirme a las personas aunque tampoco le profundizo en los detalles por miedo a asustarla y ya habrá tiempo de conocernos más en profundidad.
Me siento el tío más feliz del mundo.
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¿Qué pasaría si de repente tu vida cambia en un segundo?
Novela JuvenilCuenta cómo cambia la vida de Alex en un segundo sin darse cuenta, y de esa manera conoce a Miriam. Pero se encuentran con una barrera que es la diferencia de edad. Esta es la misma historia pero desde la cara de la historia vivida por Alex.