Como olvidar nuestra infancia, llena de risas y juegos aquí y allá. Sonreír todo el tiempo, bailar, cantar y una que otra vez llorar o hacer una que otra pataleta.
Como olvidar cuando mamá me leía cuentos antes de dormir, o cuando papá me llevaba a dar un paseo en su camioneta, cuando le ayudaba a mi madre a hacer galletas, cuando mi padre me llevaba en su espalda, y cuando ellos se enojaban conmigo; mi padre me solía llevar al parque a hablar de lo sucedido y mi madre usaba su frase "esto me duela más a mí que a ti"
Pero de un momento a otro todo eso desapareció. Las risas cambiaron por gritos, los abrazos por peleas y la compañía por soledad. Mi padre iba y venía, pocas veces se aparecía en la casa y cuando lo hacía mentía "todo está bien" decía, tenía 8 años pero sabía perfectamente que no lo estaba. Hasta que un día dejo de ir, porque sabía que su mentira no podría volverse realidad. Mamá para entonces contrato una niñera, Lu era una persona increíble y yo la pasaba muy bien, pero mi "felicidad" tenía un límite. A las 6 de la tarde Lu se tenía que ir y yo quedaba sola esperando a mi madre. A veces se quedaba un rato extra para que no me sintiera sola pero ella tenía que volver a casa a cuidar a sus hijos. Mamá llegaba del trabajo cuando el cielo se había tornado completamente oscuro y mis ojos ardían, yo iba corriendo a abrazarla. Llegaba siempre con sus tacones en la mano y su boca olía siempre acido, a veces llegaba con compañeros de trabajo. Ahí fue cuando su frase "esto me duele más a mí que a ti" se convirtió en su legado y posiblemente sea cierto pero si seguía así no conseguiría arreglar nada. Yo crecí y lo comprendí todo, Lu tuvo que renunciar y el silencio se a dueño de la casa. Me acostumbre y pude dominarlo, me adentre en el sin darme cuenta que me alejaba del mundo. Mi madre seguía igual y yo disfrutaba los momentos sin ella, y mi padre se volvió el innombrable. Pocas veces al llegar de la escuela me acompañaba mi amiga porque mi madre se le olvidaba recogerme, así que con mis ahorros me compre una bici. Salía a dar paseos en ella y dejar la cueva. Ahora esta era mi vida y digamos que me había acoplado, nunca me enfrente a mi madre, ella tenía que ver su realidad y cambiar. La tristeza y el enojo se volvieron casi como hermanos y no sabía el daño que me estaban haciendo porque como dice uno de mis cantantes favoritos; "Todos somos producto de nuestra infancia"
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FROM OVERNIGHT
Novela JuvenilNo se como lo hice. Fue tan repentino, el me daba toda la confianza y seguridad que yo no tenia, su sonrisa; al principio estresante e incomoda, pero ahora, cálida y sincera. No sabia lo que me esperaría una vez fuera, y ahora que lo se no volveré a...