27

583 33 0
                                    

Louis miró el techo en silencio. Hacía cerca de tres horas Bonnie se había dormido en su cama mientras Harry le tarareaba canciones. El cuarto permanecía en penumbra y la luz que se colaba por la ventana iluminaba ese pedazo de vida en que el hombre clavaba la mirada.
Se pasó a la cama de Bonnie y cubrió mejor su cuerpo antes de rodearla con el brazo y besarle la frente. No quería perderla. No estaba listo para dejar de ser su papá, para abandonarlo todo. No estaba listo para una vida sin Bonnie, pero las amenazas eran cada vez mayores y los padres biológicos estaban usando las palabras correctas.
-Papá.-musitó ella y él sonrió antes de descubrir que ella estaba dormida.
No estaba listo para pasar a ser un sueño, un recuerdo reproducido por su mente una y otra vez de modo incesante.

-Va bien.-dijo Gemma y se apoyó contra el marco de la puerta.- La matemática le fascina. Creo que puede avanzar muchísimo.
-Necesito hablarte de...-suspiró y se frotó el cuello una y otra vez.-Gemma, necesito tu ayuda con Bonnie.
-Decime.
-Tu hermano no puede enterarse.
- La están perdiendo.-dijo ella y suspiró.-¿Qué puedo hacer?
-No lo sé. Yo necesito... Gemma.
La chica lo abrazó y guardó silencio largos minutos.
-Tranquilo. Voy a estar donde necesites y cuando lo necesites.
-Gracias.
-Papá.-llamó Bonnie y pronto entró en la cocina.-Papá, llegaste.
-Hola, princesa.-dijo él, alzándola y llenándola de besos.-¿Cómo te fue hoy?
-Estuvo bien.-dijo ella y se bajó.
Abrió la heladera y tomó una manzana y luego otra y otra antes de volver hacia ellos y ofrecerles. Lucía tranquila, en su mundo todavía no se habían derrumbado las paredes, pero el de Louis estaba en llamas. Volvió a alzarla y tomó la manzana, igual que Gemma.
-Recargando energías para una tarde con tu papá, ¿no?-preguntó Gemma y ella asintió riendo.- Eso está muy bien. Tengo que irme.-besó su mejilla y abrazó a Louis.-Cuídense.
Louis la abrazó con fuerza y dejó la manzana antes de comenzar a mecerla como cuando tenía apenas unos meses. Ella lo miró y se acurrucó en su pecho, delineando los tatuajes con cuidado.
-Bonnie, hay un viaje mañana.
-¿Vas a irte?
-Vamos a ir todos.
-¿De verdad?-preguntó emocionada.
-Si. Pero nadie lo sabe todavía. Tenes que guardar el secreto.
-¿Por eso estás triste?-él negó.-¿Entonces por qué?
-Porque me gustaría poder pasar el resto de mi vida con vos y con tu papi, sin tener que trabajar o viajar. Te extraño mucho cuando no estás conmigo.
-Estoy con vos ahora.-dijo ella y lo abrazó antes de darle de su manzana.-No estés triste, papá.
-Sólo quiero quedarme con vos.-dijo él y subió a la casita.-Llueve mucho hoy y va a haber truenos. A vos te asustan los truenos.-dejó el teléfono en el piso y se acostó en la hamaca paraguaya con ella encima.-Podemos quedarmos acá, juntos.-le apartó el cabello del rostro y sonrió de lado.-Podemos ver cómo los relámpagos iluminan todo de un segundo a otro y le dan brillo a las estrellas.
-Papá, ¿algo malo va a pasar?-preguntó ella acostándose sobre él.
Louis no respondió y, tras el primer trueno, apareció Harry. Se sentó junto a ellos y dejó unos papeles sobre el pecho de Louis antes de tomar la mano de Bonnie. No tardó en reconocer todo.
-¿Amor? Tenemos que hablar los tres. ¿Podemos ahora?
-¿Por qué todos están tristes?-preguntó ella.
-Porque la señora que estaba el otro día en la puerta y el señor con el que cenamos hace tiempo quieren alejarte de nosotros.-murmuró Harry.-Amor, hay algo que tenes que saber.
-Hazz...
-Cuando vos naciste te dejaron en un lugar con muchos nenes. Tus papás se fueron, pero no te dejaron sólo a vos. Tenías dos hermanos. Tu hermana no está con nosotros y tu hermano es James.
-¿James?-preguntó ella sentándose junto a Louis, quien la miraba atentamente.
-Sí, James. Un día yo fui a ese lugar y me enamoré de vos apenas te vi. Así que te traje a casa. Yo no sabía que tenías hermanos, amor, y sólo te traje a vos. Ahí empecé a ser tu papi, y después llegó Louis y nos casamos. Formamos nuestra familia. Todo estaba muy bien. Éramos felices.-ella se llevó los dedos a la boca y Harry se los sacó con suavidad.-Pero ahora, esas dos personas que te dejaron quieren volver a tenerte con ellos.-los ojos se le llenaron de lágrimas y se le quebró la voz.
-Estamos peleando muy duro para que eso no pase, princesa.-dijo Louis tomando la mano de Harry.-Pero tenemos mucho miedo de que algo malo pase.
-No voy a irme.-dijo ella y se la escaparon las lágrimas.-No. Son mis papis, no pueden dejarlos.
-Voy a hacer todo lo posible para que no pase.-dijo Harry.-Y si algo pasa, tenes que estar segura de que no voy a subirme a un avión sin vos. No voy a volver sin vos, Bonnie.
Un trueno resonó y ella se volvió pequeña entre ambos. Harry la sentó en sus piernas y se apresuró a rodearla con sus brazos. Louis abrazó a ambos y los tres lloraron en silencio, porque eran una familia y se suponía que iban a permanecer siempre unidos.
No bajaron a almorzar ni atendieron sus teléfonos. La tormenta se tragó los juegos de esa tarde en una casita que podía verlos juntos por última vez. Ahora Bonnie sabía que James era su hermano y que podía perderlos a todos. Pero Louis y Harry sabían una cosa por sobre todo lo demás, a Bonnie no le importaba que hubiese alguien más, no reconocía a otros padres. Ella los quería a ellos dos más que a nadie en el mundo y harían todo lo necesario para no perderla nunca.

HomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora